Por René Núñez, 17/04/2015
No me cabe duda que las relaciones internacionales del mundo de hoy se
rigen por un dinamismo diferente al del pasado (al de la guerra fría). Los
logros concretos en materia de desarrollo humano han hecho diferente el
proceder de los pueblos; aunque algunos como los latinos no terminan de
entenderlo y asimilarlo para armar ese anhelado espacio integral que nos
permita fortalecer nuestras capacidades y oportunidades para competir con otros
similares en mejores condiciones.
La OEA nace el 30 de abril de 1948 en Bogotá, Colombia, con un sentido
histórico-geográfico, hoy sobrevive bajo un sentido geográfico político
ideológico. No hay otro continente que une a los dos polos. Con cierta
homogeneidad cultural (latinoamericana, norteamericana y anglosajona del
caribe). Donde la mayoría habla el mismo idioma, el español, con una casi
historia común. Sin embargo, el desarrollo humano nos ha sido esquivo en casi
todo el continente por las contradicciones, complejos y prejuicios ideológicos
de sus líderes desde el poder.
En diciembre de 1994, en la Cumbre de las Américas de Miami, se
iniciaron los esfuerzos de establecer en la región un acuerdo común de libre
comercio; comprometiéndose los jefes de las distintas naciones -de ese
entonces- a lograr para el año 2000 un avance sustancial hacia el ALCA (Área de
Libre Comercio de las Américas), por un lado, y la conclusiones de las
negociaciones para el 2005, por otro. Los objetivos centrales eran:
Preservar y fortalecer la comunidad de las democracias, promover la prosperidad
a través de la integración económica y el libre comercio, erradicar la pobreza
y la discriminación, garantizar el desarrollo sostenible y conservar el medio
ambiente para las generaciones futuras.
En la IV Cumbre de las Américas, realizada el 5 de noviembre de 2005 en
Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina) los paladines
revolucionarios Néstor Kirchner (Argentina), Lula Da Silva (Brasil) y Hugo
Chávez alegando desigualdades y colonialismo hicieron fracasar esta iniciativa
regional, la cual hasta ahora sigue pendiente y más atomizada como nunca. Los
últimos años los gobiernos latino americanos se han dedicado a crear organismos
subregionales subestimando la importancia estratégica de unión que representan dos
potencias económicas e industriales del mundo como lo son Estados Unidos y
Canadá.
Este fin de semana en Panamá se hizo otra cumbre, con presencia del
presidente de los Estados Unidos; donde de nuevo, por segunda vez consecutiva,
la última fue la de Colombia, los mensajeros representantes de los pueblos, los
jefes de Estados, no se pusieron de acuerdo en la declaración final. Otra
cumbre de exceso de discursos sin compartir evaluaciones y resultados concretos
de avance en materias tan importantes como la de la pobreza, violaciones de
derechos humanos y derechos democráticos, entre otros. La mayoría invocaron el
diálogo pero no fueron capaces de aplicarlo. Prevaleció de nuevo el “antigringuismo”
por parte de los voceros del ALBA; aunque en esta oportunidad uno de ellos, más
vivo e inteligente, como el de Cuba, logró ser el más productivo y el de la
gran noticia por acercarse y reunirse durante una hora con el presidente Barack
Obama de los EU. No hablaron de ideologías pero si de economía y comercio, para
avanzar en ese proceso de normalización de sus relaciones diplomáticas. Para
tristeza, aunque no nos sorprende, el nuestro que hasta un doble se llevó,
ocupó el tiempo de su intervención en repetir el mismo guion anti
imperialista a que se ceñía Fidel Castro en los encuentros internacionales en
el siglo pasado.
La mentalidad imperialista ya no causa en estos tiempos por lo menos a
los venezolanos tanto temor como la mentalidad colonialista nacional. Los
venezolanos estamos siendo sometidos a ella, ejemplo es como hemos venido
perdiendo progresivamente el disfrute de las libertades, el ejercicio de
nuestros derechos políticos, económicos, sociales y culturales. Apenas el
presidente Maduro pisó tierra criolla al regresó de Panamá después de estar
varias horas hablando con los Castros en Cuba, nos vuelve a ofrecer “más
radicalización de la revolución”, agregando otra amenaza como la de conminar a
irse del país a quienes no pueden sostener una actividad económica como si
Venezuela fuera de su propiedad. ¿Cómo se llama esto?
René Núñez
Presidente del Ifedec, capítulo Estado Bolívar
@renenunez51
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