Por Mercedes
Pulido, 20/06/2015
Tenemos información
de lo poco sustentable que fue el Informe Venezuela en la evaluación del
cumplimiento de los compromisos sociales y económicos en la ONU, y pronto
llegarán las conclusiones de los expertos.
Provea presentó su
informe anual en donde se anticipa el deterioro social que pudiera alcanzar a
12 millones de personas.
La Universidad de
los Andes adelantó un concienzudo análisis de la situación agroalimentaria en
el país, el cual se refuerza con el Informe Alternativo de Alimentación presentado
por la Fundación Bengoa en la ONU, en los cuales se describen los cambios en la
dieta del venezolano y las consecuencias de comer menos y con fallas
proteínicas.
El INE reporta un
aumento de 6,1% en las cifras de pobreza para el 2013 y la Universidad Central
(UCV), la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) y la Universidad Simón
Bolívar (USB) conjuntamente elaboraron el estudio Condiciones de vida de la
población venezolana 2014 .
A pesar de la
dificultad para el seguimiento de las cifras oficiales, es necesario reconocer
la alerta realizada por las organizaciones sociales y académicas sobre los
principales deterioros de nuestra cotidianidad.
La pobreza aumenta
como resultado del incremento de los precios en bienes y servicios, en donde el
salario pierde la capacidad de compra en especial de los productos de la
canasta básica.
Para nadie es un misterio que con el sueldo mínimo de
Bs.5.623,47 no se puede cubrir la canasta alimentaria que en enero de 2015 se
estimaba en Bs.18.342,96, y por abril y mayo superó ampliamente los
Bs.22.000.oo, entendiendo que en las familias pobres se invierte el 60% en
alimentos. Por lo que el matar tigritos se ha convertido, para un 13%, en una
profesión que identificamos como bachaqueo viviendo un presente.
Pero, detrás de
esta realidad hay otro drama con consecuencias impredecibles: la situación de
la formación y empleo de los jóvenes, y la ausencia de protección en
adolescentes y niños. Los datos fríos nos revelan que, aproximadamente, dos de
cada cuatro jóvenes entre 15 y 24 años no tiene éxito en la búsqueda de trabajo
pero, más grave aún, en este grupo el 65% abandona los estudios a los 15 años o
menos. Esto anticipa serias limitaciones no solo de capacitación formal, sino
de experiencias de relación grupal, establecimiento de metas y disciplina
laboral para incorporarse y perseverar en proyectos de superación en la
reconstrucción de la productividad en el país.
Es previsible que
el Estado tenga un reto importante, pero más aun, las empresas y empresarios
tendrán que asumir el papel de la resocialización de hábitos y actitudes en
procesos de formación permanente. Sin mano de obra convencida de su propio
progreso, no hay desarrollo posible.
En estas semanas se aprobó sorpresivamente la reforma
de la Lopnna, que deja grandes vacíos en una población altamente golpeada por
el deterioro social. El descenso en la matrícula de educación primaria como lo
señala el investigador, Luis Bravo Jáuregui es un buen campanazo de las
consecuencias de desorganización social. Cecodap alerta la ausencia de un eje
rector de la protección de adolescentes, si bien la reforma establece la no
privación de libertad para menores de 14 años, queda en el aire ¿qué hacer con
ellos?, ¿cuál es el acompañamiento que se requiere y cuales los programas de
inserción necesarios? Se propone a la ligera que los consejos comunales
definirán el tipo de delito y los programas necesarios,
El correr la arruga
ante esta realidad social significa desconocer que: el relevo de las nuevas
generaciones es indispensable si queremos tener un mañana.
Mercedes Pulido
mercedes.pulido@gmail.com
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