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domingo, 21 de junio de 2015

Asumamos prioridades sino queremos llorar mañana, Mercedes Pulido


Por Mercedes Pulido, 20/06/2015

Tenemos información de lo poco sustentable que fue el Informe Venezuela en la evaluación del cumplimiento de los compromisos sociales y económicos en la ONU, y pronto llegarán las conclusiones de los expertos. 

Provea presentó su informe anual en donde se anticipa el deterioro social que pudiera alcanzar a 12 millones de personas. 

La Universidad de los Andes adelantó un concienzudo análisis de la situación agroalimentaria en el país, el cual se refuerza con el Informe Alternativo de Alimentación presentado por la Fundación Bengoa en la ONU, en los cuales se describen los cambios en la dieta del venezolano y las consecuencias de comer menos y con fallas proteínicas. 

El INE reporta un aumento de 6,1% en las cifras de pobreza para el 2013 y la Universidad Central (UCV), la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) y la Universidad Simón Bolívar (USB) conjuntamente elaboraron el estudio Condiciones de vida de la población venezolana 2014 . 

A pesar de la dificultad para el seguimiento de las cifras oficiales, es necesario reconocer la alerta realizada por las organizaciones sociales y académicas sobre los principales deterioros de nuestra cotidianidad. 

La pobreza aumenta como resultado del incremento de los precios en bienes y servicios, en donde el salario pierde la capacidad de compra en especial de los productos de la canasta básica. 

Para nadie es un misterio que con el sueldo mínimo de Bs.5.623,47 no se puede cubrir la canasta alimentaria que en enero de 2015 se estimaba en Bs.18.342,96, y por abril y mayo superó ampliamente los Bs.22.000.oo, entendiendo que en las familias pobres se invierte el 60% en alimentos. Por lo que el matar tigritos se ha convertido, para un 13%, en una profesión que identificamos como bachaqueo viviendo un presente.

Pero, detrás de esta realidad hay otro drama con consecuencias impredecibles: la situación de la formación y empleo de los jóvenes, y la ausencia de protección en adolescentes y niños. Los datos fríos nos revelan que, aproximadamente, dos de cada cuatro jóvenes entre 15 y 24 años no tiene éxito en la búsqueda de trabajo pero, más grave aún, en este grupo el 65% abandona los estudios a los 15 años o menos. Esto anticipa serias limitaciones no solo de capacitación formal, sino de experiencias de relación grupal, establecimiento de metas y disciplina laboral para incorporarse y perseverar en proyectos de superación en la reconstrucción de la productividad en el país.

Es previsible que el Estado tenga un reto importante, pero más aun, las empresas y empresarios tendrán que asumir el papel de la resocialización de hábitos y actitudes en procesos de formación permanente. Sin mano de obra convencida de su propio progreso, no hay desarrollo posible.

En estas semanas se aprobó sorpresivamente la reforma de la Lopnna, que deja grandes vacíos en una población altamente golpeada por el deterioro social. El descenso en la matrícula de educación primaria como lo señala el investigador, Luis Bravo Jáuregui es un buen campanazo de las consecuencias de desorganización social. Cecodap alerta la ausencia de un eje rector de la protección de adolescentes, si bien la reforma establece la no privación de libertad para menores de 14 años, queda en el aire ¿qué hacer con ellos?, ¿cuál es el acompañamiento que se requiere y cuales los programas de inserción necesarios? Se propone a la ligera que los consejos comunales definirán el tipo de delito y los programas necesarios,

El correr la arruga ante esta realidad social significa desconocer que: el relevo de las nuevas generaciones es indispensable si queremos tener un mañana.

Mercedes Pulido
mercedes.pulido@gmail.com

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