Por Luis Manuel
Aguana, 20/06/2015
"No hay viento
favorable para el barco que no sabe adónde va", afirmaba Séneca (4 a.
C. - 65 d. C.) en una de las sentencias precursoras del pensamiento
estratégico. No es posible que establezcas que algo es bueno para conseguir tu
objetivo si no sabes cuál es ese objetivo, ni para donde te diriges.
Mucho de eso es lo
que hemos encontrado en este largo camino constituyente. Hay variadas opiniones
en relación a cual es el verdadero objetivo de lo que queremos alcanzar. Y como
ha sido ciertamente difícil explicar que es lo que buscamos, entonces tal vez
sea más fácil explicar que es lo que NO buscamos con eso:
a) No buscamos
"salir" del abominable gobierno de Nicolás Maduro, aunque esto
parezca contradictorio. La salida de este desgobierno es una consecuencia del
proceso constituyente pero no lo consideramos el objetivo "per se",
entre otras razones porque uno no convoca al constituyente para cambiar un
gobierno (para eso son las elecciones) por malo que este sea. Lo convoca
cuando, según palabras de Donnedieu de Vabres, en su obra L’Etat (1994): “se
llega a una total ingobernabilidad e inseguridad jurídica y no hay reglas de
juego claras. Cuando se desborda el enfrentamiento político, el
odio, y la división prevalece entre los ciudadanos. Cuando un
gobierno dilapida los mayores recursos que ha tenido el país en toda su
historia y no hay manera legal de controlarlo. Cuando la corrupción,
la incapacidad, la inseguridad y la impunidad incrementan la situación de
crisis. Cuando todas las realidades anteriores nos puedan conducir al abismo de
una guerra civil”. Nadie puede dudar ni discutirme que ese no sea el país que
tenemos ahora y la situación actual de Venezuela.
b) No buscamos un
regreso al “status quo” político de 1998.Venezuela venía desde hacía muchos años
siendo víctima de un desmantelamiento institucional producto del dislocamiento
político de los partidos, que abandonaron su función de ser los intermediarios
legítimos de las necesidades de la población a ser un objeto en sí mismos.
Los partidos políticos
competían, y todavía pretenden competir, por administrar la renta petrolera.
Sus ofertas se basan en convencer al electorado en quien maneja mejor la
chequera petrolera de un país que no produce lo que necesita para vivir. Eso
los hacía ricos en poder y dinero, y lo que "chorreaba" -el repele-,
era lo que le quedaba a la población. Lamentablemente para ellos -y
afortunadamente para nosotros- ese dejó de ser el paradigma de la Venezuela del
futuro.
c) No buscamos
satanizar a los partidos políticos, ni hacemos “anti política” como algunos han
querido acusarnos. Los partidos son necesarios para el funcionamiento de la
democracia, pero deben cambiar y realinearse de acuerdo a las nuevas
realidades. No hemos visto que eso haya pasado. Todavía quieren administrar la
chequera basados en un paradigma que se extinguió. Después de esta tragedia lo
que hay es trabajo y muy poca paga, en un proceso de reconstrucción que nos
debe involucrar a todos. Deben entender que la riqueza hay que crearla primero
para poderla repartir. Los partidos que tenemos aun se pelean como borrachos
por una botella vacía. No hay planteamientos serios y solo oímos consignas y
"programas de gobierno". Es por eso que requieren de sangre nueva de
la sociedad civil no partidista, abriéndose al país, democratizando sus cuadros
de dirigencia. Se necesitan con urgencia nuevos partidos con nuevas propuestas
y nuevos esquemas. Todos, absolutamente todos los partidos que tenemos ahora
responden al liderazgo de una sola persona, que cuando no está, el partido
desaparece o pierde el rumbo. No se han dado cuenta que llegamos al Siglo XXI
d) No buscamos
presentarnos como una opción de poder ni de gobierno porque eso NO ES lo que
está en juego ahora, SINO EL PAIS. El Movimiento Constituyente que presenta el
Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/)
insiste en aglutinar a los factores que entiendan que primero hay que construir
un pacto político que funcione y que todos los actores políticos depongan
TEMPORALMENTE su natural carrera por el poder para sentarnos A DEBATIR
VENEZUELA primero, y eso no se puede hacer sino convocando al Constituyente, en
elecciones justas y transparentes de delegados constituyentes que representen
genuinamente todas las tendencias y pensamiento de Venezuela, construyendo un
acuerdo PARA CONVIVIR EN PAZ. Eso es lo que nosotros llamamos RECONCILIACION,
pero con justicia y reparación.
Los partidos tienen
la idea equivocada que si "salimos" de este desgobierno es suficiente
para recuperar al país. Están absolutamente equivocados. Es condición necesaria
pero no suficiente salir del desgobierno de Maduro para lograr estabilizar
política y económicamente al país. El caso venezolano no es ya de un
"quítate tu para ponerme yo", porque “nosotros” lo haremos mejor. Tal
vez lo fue en los primeros años del gobierno de Chávez. Hoy se requiere de
muchísimo más que eso. Hoy se requiere del concurso de TODO EL MUNDO, rojitos
incluidos-pero no los rojos delincuentes- para reconstruir el país y eso no se
puede lograr sin acordar las bases mínimas de un pacto político que haga al
país estable por muchísimos años. Y eso no se logra sin una Constituyente.
Entonces la
Asamblea Nacional Constituyente, vista como un punto de encuentro de voluntades
representativas de los diferentes sectores del país, lo que se da en llamar el
País Nacional, deberá establecer las bases de una nueva Venezuela, comenzando
por acordar esa transición política que requiere a gritos el país.
Nosotros
plantearemos en el seno de esa Asamblea Nacional Constituyente la necesidad de
reconstruir el país desde la perspectiva de la Rebelión de las Regiones. Esto
es, que visto que el país necesita producir riqueza porque ya no podemos
sustentar desarrollo solo con petróleo, es indispensable darle la autonomía
política, financiera y administrativa a las regiones para salir adelante de
esta crisis. Federalizar al país, con un Congreso a dos cámaras que controle de
verdad al Poder Ejecutivo mas allá de lo que se ha hecho hasta ahora, teniendo
a un Presidente como un coordinador, no como un Rey que se gasta nuestro dinero
como si fuera suyo.
Ese es el país al
que quiero llegar, teniendo claro cómo hacerlo. Cualquier viento que me lleve
allá será favorable porque entonces el barco donde navegamos ya sabe adónde
va...
Twitter: @laguana
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