Rodrigo Agudo 25
de junio de 2015
Venezuela es el único país de
Latinoamérica que no registró crecimiento en sus exportaciones entre 2000 y
2010; la dieta de los ciudadanos de este país ha perdido calidad y variedad
debido a la escasez de alimentos; 11% de los venezolanos come dos veces o menos
al día.
Estas son solo algunas de las
conclusiones del foro “La Crisis Agroalimentaria, su impacto sobre la gente”,
efectuado en Caracas, bajo la organización del Instituto de Estudios
Parlamentarios Fermín Toro, en alianza con la Universidad Católica Andrés
Bello. El grave panorama denota, entre otras ideas, que el modelo político
actual refleja que la “economía roja”, típica de regímenes con profundos
controles económicos, deriva en “mercado negro”.
La manera como se ha visto afectada la
producción nacional, debido al modelo político del Gobierno y la alteración en
la mesa y salud del ciudadano, fueron algunos de los platos fuertes de la
actividad, en la cual participaron como ponentes el ingeniero químico Rodrigo
Agudo, la médico cirujano Martiza Landaeta, la médico nutrólogo Marianella
Herrera Cuenca y Alfredo Padilla, director general de la Asociación de
Trabajadores Emprendedores y Microempresarios (ATRAEM).
El
campo deprimido por políticas intervencionistas
Agudo, especialista en Planificación y
Gerencia, indicó que durante la administración del extinto presidente Hugo
Chávez no se dio apoyo al fomento de la agricultura y solo se colocó el énfasis
en cambiar las relaciones de propiedad de la tierra. “Eso se hizo basado en el
falso paradigma, que hoy tristemente sufrimos, de que el país era rico,
petrolero, que generaría siempre las divisas que pudieran permitirnos cubrir
los déficits alimentarios que se generaban en ese proceso de cambio de la
estructura de propiedad en Venezuela”, señaló.
Destacó el experto en el área
agroalimentaria la oportunidad que se perdió para sembrar el petróleo:
“Perdimos la década de oro para el desarrollo agrícola, que fue la primera
década del milenio. Entre el 2000 y el 2010, todos los países de Latinoamérica,
con una sola excepción, crecieron en sus exportaciones, desde el Mercosur, que
es un consorcio regional con alta eficiencia en la producción de materias
primas agrícolas, pasando por Perú, a través de infinita variedad de productos,
con lo que hoy es la segunda economía basada en exportaciones agrícolas más
dinámica de Latinoamérica, después de Chile. Todos crecieron menos uno: Venezuela”.
Agudo desglosó el performance del agro
venezolano, mostrando desconfianza en uno de los rubros que habrían mejorado en
el país, de acuerdo al sector oficial: “En el 2014, por primera vez, el
Gobierno reconoce a través de las primeras estimaciones que hay un
decrecimiento y de 13 productos básicos, que significan casi 95% del producto
interno bruto agrícola. En ocho hubo decrecimiento y en los tres que
presentaron crecimiento hay ciertamente dos que son musáceas, hortalizas y
raíces y tubérculos que son productos que se comercializan en términos frescos.
Pero hay un tercero, que llama mucho la atención, que es ovinos. No hay carne,
pero crecimos, según el Ejecutivo. El sector privado ha hecho allí algunas
investigaciones y resulta que no coinciden las cifras que reporta el Ministerio
de Exportación de Brasil, de animales vivos para matanza, con las que reporta
el INE venezolano y aparentemente mucho de esos animales, como son semovientes,
como lo dice su nombre ‘se mueven’, se bajaron del barco pero pasaron por un
matadero y lo reportaron como matanza criolla”.
Para el experto, tenemos 5 años
consecutivos de caída en el agro: “Cuando comparamos cifras de 2014 con las de
2012, tenemos una caída del 13%, y cuando la comparamos con el 2010, la caída
es el 18%. A partir de 2010, la agricultura venezolana viene en franco
retroceso por los efectos de esas políticas de intervención”.
Agudo observa que debido a la baja
producción, el alimento del venezolano, así como la producción misma de
insumos, depende exclusivamente de las importaciones y éstas, de la
adjudicación de divisas que hace el Gobierno: “El alimento depende de las
importaciones y esa es la tragedia que estamos viviendo. Si no les damos
dólares, no hay pollo. Si no les damos dólares, no hay alimentos para la
industria del cerdo, que es la base de la cadena de embutidos, entonces, ésta
empieza a peligrar. En el caso del ciclo corto, en 1999, teníamos un déficit de
19%, hoy eso se ha elevado al 30 por ciento. Exportábamos arroz, ahora no
exportamos arroz. Antes nos autoabastecíamos de maíz blanco, hoy estamos
importando maíz blanco. Cuando vamos a cereales de consumo animal, como maíz
amarillo o el sorgo, nosotros teníamos un déficit de 44%. Hoy esa dependencia
está sobre el 85% en términos de importaciones”.
2015:
el peor de los últimos 70 años en cuanto a producción agrícola
“Yo creo que hay que preguntarse qué
está pasando en el 2015. Estamos a las puertas del peor año agrícola en 70
años. En café la producción cayó 30 por ciento, el 70 por ciento lo importamos
desde Nicaragua. A estas alturas debería haber estado sembrado todo el maíz que
significa la arepa del venezolano para el año que viene. Se ha sembrado solo el
15 % y no hay insumos. Eso, en términos de siembra. Pero no hay los insumos,
agroquímicos, fertilizantes y abono que garantice la productividad y la
eficiencia. Por lo tanto, ese 15% que puede llegar a 30% significaría la mitad
de la productividad que pudo tener el año pasado. Ese es el futuro de la arepa
venezolana. En cuanto al arroz, no se han terminado de pagar los estímulos del
año pasado, por lo tanto la siembra de arroz ha caído en 50 por ciento”,
vaticinó Agudo, también experto en Planificación y Gerencia.
“Me atrevo a decir que la escasez llegó
para quedarse. El Estado está concentrando todo el monopolio de las
exportaciones”, sentenció.
Enfermedades
del modelo rojo
Maritza Landaeta de Jiménez, Miembro del
Consejo Directivo Fundación Bengoa para la Alimentación y Nutrición, señaló que
para 2010, la primera causa de muerte en el país son las enfermedades del
corazón, seguida por cáncer y enfermedades cerebrovasculares. Destacó que, en
el caso de las mujeres, la diabetes es la cuarta causa de muerte.
“Todas estas enfermedades están
relacionadas con la alimentación. Tratar la alimentación en el país es hacer
prevención y disminuir los costos de salud. La naturaleza de lo que estamos
comiendo produce desnutrición calórica y de nutrientes, sobrepeso y obesidad
con hambre oculta. La principal deficiencia de micronutrientes en Venezuela es
la deficiencia de hierro”, señaló la médico cirujano.
“Venezuela tiene 30,4 % de personas
obesas. Ha perdido calidad y variedad la dieta del venezolano. La fuente
proteica está muy escasa en la mesa. La escasez, inflación y desabastecimiento
condiciona la compra de alimentos calóricamente más densos. Para mí hay un
círculo del hambre que es la alta inflación, el deterioro acelerado del poder
adquisitivo, la escasez, el desabastecimiento, la insalubridad, que hacen que
grupos de venezolanos sobrevivan a limitadas posibilidades para presentar un
desarrollo humano digno”, indicó Landaeta.
Por su parte, la médico nutrólogo
Marianella Herrera, destacó la existencia de una correlación entre lo que es la
producción de alimentos y las enfermedades que pueden manifestarse en un país y
que pueden constituir inclusive sus principales causas de muerte.
“Nosotros en Venezuela, en este momento,
nos enfrentamos a escasez de alimentos, incumplimiento de programas como el
PAE, el programa de alimentación escolar. Hay un repunte de malnutrición por
déficit –desnutrición-. Aunque no tengamos las cifras más actualizadas de esto,
es evidente. En días pasados me tocó arbitrar un estudio científico que era por
desnutrición severa, con muerte incluso de un paciente reportado en Venezuela”,
indicó Herrera, también investigadora del CENDES-UCV.
“Tenemos angustia para adquirir
alimentos. Tenemos falta de ingresos económicos que permiten una alimentación
adecuada, tenemos una disminución alarmante de la producción de alimentos”,
destacó.
Bachaqueo:
el mercado negro venezolano que replica efectos de experiencias socialista
Para Alfredo Padilla, “economía roja es
igual a mercado negro”. Señala que el “bachaqueo” es consecuencia del exceso de
controles, propio de regímenes socialistas: “El Gobierno controla las
importaciones, la asignación de divisas, la distribución de alimentos, la
distribución en general de los productos. Todo está sometido a un sistema de
distribución controlado que además tiene su fundamento en un conjunto de leyes
que generan múltiples trámites. Esto no puede sino generar un ecosistema de
economía negra, de mercado negro”.
“Para quien alguna vez ha visitado los
países socialistas, el mercado negro comenzaba en la entrada del Metro de Moscú
y terminaba en las casas de prostitución clandestina, en las casas de familia.
Pero los comunistas decían que en la Unión Soviética se acabó la prostitución…
No fue así, pasó del mercado de la carne de ese tipo, al mercado negro. Es
decir, oculto. Este tema ha sido así también en Cuba”.
Destaca que en el país, ocurre el
“bachaqueo” con una estructura que denomina de costos ocultos: “El bodeguero
tiene relación con el buhonero; el buhonero sabe que debe pagarle más al
bodeguero; el bodeguero sabe que tiene que pagarle al policía porque le
decomisa la mercancía y tiene que pagarle al malandro para que no lo roben. De
manera que de manera que todos esos costos ocultos existen, absolutamente. Y
eso empeora las circunstancias del consumidor”.
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