DANIEL FERMÍN 23 de junio de 2015
Una mujer encarga un sicariato a un
grupo de extranjeros que ofrece diversos paquetes. Un colombiano, un uruguayo,
un mexicano, un español, un peruano, un ruso, un polaco. Varios crímenes en
escena contados en tono de humor negro. Emilio Lovera (Caracas, 1951)
interpreta a la figura del narrador que intenta explicarle la historia a los
espectadores. Paquete # 3, el primer largometraje en solitario que dirige
Alfredo Hueck, es una comedia que refleja la violencia que existe en la
Venezuela de hoy: las muertes, la escasez, los apagones, el control de cambio.
–El sarcasmo es una forma de humor que
puede hacer palpable muchos de los problemas. Se recurre a la ironía para hacer
una denuncia no convencional. El humor, en tiempos de crisis duras, critica,
reflexiona. La película muestra el deterioro de nuestro día a día
adornado por la irreverencia cinematográfica de Alfredo Hueck. Quizás por eso Paquete #
3 va a ser despreciada o desdeñada por la gente del oficialismo. Hay que
hacerle entender al pueblo que el arte salva.
Emilio Lovera se interesó en el proyecto
al leer el guión. La cinta, que se estrena el viernes 26 en las salas
nacionales, llega a la cartelera cinco años después del
rodaje en Mérida. Lovera, que ya en 2013 tuvo una breve presencia en Papita,
maní, tostón (Luis Carlos Hueck), decidió sumarse a toda propuesta cómica en la
que se le requiera para la gran pantalla. Porque, según el actor, a
la filmografía local le hace falta menos dramas y más humor.
–Pienso que Venezuela debe tener una
mejor historia cinematografica que la que ha desarrollado hasta el momento. Los
viejos directores nos tenían acostumbrados al género del cerro, la
marginalidad, el barrio. El público demostró lo obstinado que estaba de eso
cuando decidió ir a ver películas humorísticas de bajo presupuesto o, incluso,
de muy poca calidad. En Venezuela siempre hemos tardado mucho en reconocer la
importancia del humor.
Emilio Lovera da vida a un mesero del
bar de mafiosos. A veces, en el filme, interrumpe el relato para aclarar dudas.
Las idas y vueltas en el tiempo, las animaciones, las reglas de juego que
existe entre asesinos. Venezuela, según el comediante, también
necesitaría de una figura que trate de explicarnos el país que tenemos hoy, que
intente analizar hechos cotidianos cercanos al absurdo.
–Tal como el personaje, sería bueno que
existiera un narrador que nos explicara al país. que se base en las
estadísticas. Un narrador que nos lleve a una política o a un lineamiento.
Estos son los hechos, estas son sus causas y sus consecuencias. Uno, por
ejemplo, tiene demasiado tiempo tratando de entender cómo es Cadivi (Comisión
de Administración de Divisas, hoy Centro Nacional de Comercio Exterior, o
Cencoex) y por qué. Uno trata de explicárselo a cualquier persona que venga de
otro lugar en el que pueda cambiar su dinero libremente y no lo puede
comprender. Ni siquiera un economista.
La salida del aire de Misión Emilio dejó
al humorista sin un espacio en la televisión local. La mayoría de sus colegas
recurren a presentaciones en los teatros y sitios nocturnos para no quedarse
desempleados. El cine también es otra opción. “Er Conde del Guácharo” ya tiene
tres largometrajes dirigidos, Luis Chataing estrenó el año pasado su propio
documental. Medios alternativos para tratar de recuperar lo perdido.
–Ya casi no hay programas de comedia en
la pantalla. Al gobierno le molesta el humor. Imagino que Tves sacará alguno en
cualquier momento. Si hay algo lamentable son los humoristas que están a favor
de una tendencia política oficial. Los medios masivos están bastante
reducidos para nosotros. Queda Internet, que todavía no es un medio
económicamente viable para sobrevivir. Los lugares administrados por el Estado también
se nos cierran. No nos lo prohiben, sólo nos dicen que están ocupados
hasta 2070. Menos mal que salen invitaciones para ir al exterior.
Benjamín Rausseo ya intentó ser
presidente de Venezuela, Luis Chataing tampoco oculta futuras aspiraciones
políticas. Emilio Lovera no piensa saltar la talanquera. Lo suyo es hacer humor
al interpretar personajes que reflejan al venezolano. Chepina Viloria, Palomino
Vergara, Perolito, el Waperó, el Chunior. Figuras de la idiosincracia nacional
que tuvieron éxito en el pasado y que se convirtieron en clásicos.
–Yo no me siento capacitado para
incursionar en política. Para eso hay que estar educado. Suelo decir en mis
shows que uno de los grandes deterioros que hemos tenido es la calidad del
candidato presidencial. Le digo al público que le explique a sus hijos que aquí
intentaron gobernar Luis Beltrán Prieto Figueroa, Rómulo Gallegos, Arturo Úslar
Pietri y Renny Ottolina, entre otros. Si haces una comparación, el deterioro ha
sido inmenso. En Venezuela hoy cualquier bolsa puede ser estar en el poder. La
política, para mí, ni siquiera es la base para hacer mi humor. Lo que pasa es
que la gente confunde actualidad con política. Si uno refleja lo que sucede en
la calle empiezan a decir que estoy una campaña en contra de… Yo involucro la
denuncia porque no me divorcio de la realidad ni me hago el loco.
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