Luis Manuel Esculpí 22 de junio de 2015
Alguna vez en la época de la revolución
cultural, después de haber estado en el gran país asiático leí algo sobre el
origen de estas tarjetas, lo que me motivó a indagar un poco más para escribir
este artículo, asumo que me fue de suma utilidad las facilidades que ofrece
internet.
Al igual que el papel, la pólvora y
hasta los espaguetis pareciera que su invención proviene de China. Por ser el
papel originario del país asiático se deduce que las primeras tarjetas se
usaron alrededor del siglo XV y eran empleadas como tarjetas de visitas, por
miembros seguramente enchufados a las dinastías, para dejar constancia de haber
concurrido a un lugar y no haber encontrado a la persona que se visitaría. En
esa época la imprenta apenas se había inventado y estaba en un proceso muy
incipiente, por lo que es de suponer que eran elaborados a mano, con la
delicada caligrafía de los caracteres chinos.
Se cree que en el siguiente siglo (XVI)
se extendió entre la nobleza europea ( y sus enchufados) el ritual de esas
tarjetas. Pero deducen que fue en el siglo XIX cuando verdaderamente se
popularizó y se transformó en "tarjeta de presentación", sin duda la
expansión de los medios de impresión debe haber contribuido a ese proceso.
La modernidad le dio uso comercial y más
recientemente sencillos programas de computación permiten diseñar e imprimir
variedad de estas tarjetas. Ahora es muy frecuente oír entre los usuarios de la
telefonía inteligente la frase: "pásame tu tarjeta". Con los actuales
costos de impresión y la desaparición de las pequeñas tipografías, los avances
de la electrónica han resuelto ese detalle tan de uso cotidiano.
Otra cosa es en el fútbol cuando el
árbitro presenta la tarjeta, todavía se recuerda cuando le sacaron la roja a
Fernando Amorebieta en el juego de la vinotinto contra Perú, nuestra selección
a pesar de ser eliminada en esta edición de la Copa América, demostró en todo
su desempeño , incluyendo el juego contra Brasil, que dejó de ser la cenicienta
de estos torneos. Me sumo así a la frase que ha comenzado a ser un lugar común.
La verdad es que este preámbulo me ha
servido de base para abordar el tema de una tarjeta que ha sido motivo de
intenso debate en el campo opositor, planteándose el dilema de la participación
con tarjeta única o la concurrencia de cada organización política con su propia
tarjeta. Diversos amigos y amigas con los que suelo coincidir rompieron lanzas
contra la tarjeta única. Por mi parte nunca he abrigado la menor duda en cuanto
en que la actual coyuntura esa representa la mejor opción. Las opiniones más
equilibradas sostienen el criterio que esa participación tiene -como casi toda
decisión- ventajas y desventajas. Por mi parte, solo percibo los beneficios que
con ella se pueden obtener.
Hay quienes argumentan que los partidos
podían quedar suspendidos en caso de no participar con sus propias tarjetas.
Existen diversos estudios jurídicos que concluyen contrariando esa afirmación,
además proponen formas para solventar esa eventualidad, si ella se presentará.
En todo caso, si fuese realidad tal señalamiento una victoria contundente en
las parlamentarias, garantizaría el éxito rotundo de una eventual recolección
de firmas.
También se aduce que los partidos, sobre
todo aquellos de menor presencia evaden así contarse, para no demostrar
debilidad. La verdad es que TODAS las organizaciones participantes de la MUD
quizás solo con la excepción -por ahora-de Voluntad Popular han manifestado su
decisión de unificarse en torno a una tarjeta.
Se señala que optando por esa opción los
partidos no desplegarán todo el esfuerzo requerido y utilizando la muletilla de
moda " se refugiarían en su zona de confort"; tal razonamiento. no
resiste el menor análisis. ¿Puede pensarse que las organizaciones que llevan a
sus principales figuras en listas y circuitos, no desplegarán toda la
iniciativa y acciones con la presteza debida a la tarjeta de la UNIDAD para
garantizar la presencia de sus dirigentes en la próxima Asamblea Nacional?. La
respuesta a esa pregunta no admite dudas.
Como he afirmado en otras oportunidades
considero que la Unidad tiene un plus, que va más allá de la suma de sus
partes. Participar con candidatos, comandos, campañas, programas y tarjeta
únicos o unitarios favorecería aún más tal potencialidad.
La tarjeta única dificultaría los planes
adversarios de estimular la inscripción de candidaturas al margen de la MUD
empleando diversas tarjetas dirigidas a confundir al elector y propiciar así la
dispersión de votos en circunscripciones que pueden ser decisivas para lograr
una mayoría sólida en la AN.
Esta opción la proponemos en el marco de
la situación política actual, no pretendemos que ella sea una conducta
permanente para todo proceso electoral, en el futuro puede ser lo más
conveniente y necesario que cada quien participe con sus emblemas y símbolos.
El que las organizaciones políticas hoy den señales de desprendimiento,
valorando la significación de lo que verdaderamente está en juego, de lo
decisivo para el porvenir que pueden ser estos resultados, demostrando así su
capacidad de colocar los intereses generales por encima de los propios, puede
ser un mensaje estimulante de la participación e incluso para mejorar la
percepción que densos sectores del país tienen sobre los partidos.
Si faltaran razones puedo adicionar una
de índole estrictamente de mecánica electoral, esa fórmula facilita la
identificación y la emisión del sufragio al elector. No es esa, precisamente,
una fluslería.
El esfuerzo desplegado en todo el
proceso de elaboración de las candidaturas unitarias, bien podría
complementarse conformando una alianza perfecta que incluya los contenidos de
campaña, la designación de los comandos, la plataforma programática y la
tarjeta única. Esa sería indiscutiblemente la mejor tarjeta de presentación!
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