Por Iván Fernández,
21/06/2015
A finales del mes
de Mayo, aproximadamente a las 8 Pm, mientras me encontraba en compañía de
Rafael Gallegos en un conocido restaurant chino de La Trinidad, sufrimos un
atraco colectivo cuyos detalles han sido desde ese momento una terrible
pesadilla. Sin embargo, es importante destacar que según informaciones, fueron
mas de diez los asaltantes aunque yo, sólo vi al primero que entró antes de
reaccionar como lo hice, y que a pesar de sonar por lo menos un disparo, no
funcionó el famoso “patrullaje inteligente” ni tampoco brilló mucho la
solidaridad, excepto la de Rafael Gallegos a quien le debo la vida. Lo cierto
es que resulté herido de un disparo, a quemarropa, a menos de un metro de
distancia, a la cabeza.
Mientras me dejaba
caer porque nunca perdí la conciencia, tuve durante segundos que parecieron
minutos y estos horas, la oportunidad para rezar un Padre Nuestro y varios Ave
María, de despedirme de mi esposa Thais, de mis hijos Mariana, Iván y Luis, de
mis nietos Alex, Nachito y Miranda y de mis hermanos. También le supliqué a mis
padres Dumbo y Trina, a Charora, a la vieja Chicha, a Chucho, a William a Momo
y a todos mis muertos que me llevaran para no convertirme en un cuadripléjico o
una carga para mi familia.
Al mismo tiempo,
lamenté no conocer a Miranda ni al próximo nietecito que nace en Octubre.
Aunque algunos no lo crean, todo ello sucedió en escasos segundos. A todas
estas, me sorprendía de la oportunidad que me daba Dios de despedirme así, a
pesar de tener lo que estaba convencido, era un tiro en el ojo.
Durante largos
minutos, mientras estaba en el piso, ensangrentado y haciéndome el muerto, como
en cámara lenta escuchaba los insistentes llamados de Rafael Gallegos, para que
no me desmayara, para que no me durmiera, para que no me fuera.. Mientras
tanto, los delincuentes con toda parsimonia, con toda impunidad, iban de mesa
en mesa, despojando a la gente de dinero y objetos de valor. Uno de ellos,
posiblemente el mismo que me dio el tiro, me despojó de mi koala y de mi reloj
mientras decía “este está listo”.
Algunos se
preguntarán ¿qué hacía yo en ese sitio a esa hora (8 Pm). ¿Es que acaso
ignoraba yo que estamos presos en nuestro país y en nuestras casas? Las
respuestas son varias pero baste decir que no acostumbro salir, que no voy a fiestas
y que mi situación no me permite acudir a restaurantes y que sólo una cadena de
circunstancias me llevaron a ese sitio para coincidir con esos asesinos, hijos
sin duda del odio de clases, de la robolución y del resentimiento social que
les ha convertido en bestias.
Una vez que los
hijos de bernal y chávez se fueron, me paré por mis propios medios y me dejé
llevar por Rafael a la clínica más cercana que enseguida se llenó de familiares
y amigos. Mientras caminaba hacia emergencias reflexionaba mientras rezaba. No
podía tener un tiro en la cara porque entonces habría perdido la conciencia y
hasta la vida. El diagnóstico de los médicos confirmó el milagro, la bala rozó,
posiblemente por un movimiento reflejo de mi cabeza, pegó entre los lentes y se
desvió quien sabe hasta adonde. A pesar del milagro, me cortó la cornea y me
causó pérdida parcial del iris y en consecuencia de la visión del ojo derecho.
Mientras esto
escribo, la emoción me embarga porque solo un milagro puede explicar lo
sucedido y por ello, a pesar de mi tristeza, me siento bendecido. Creo que Dios
me tiene reservada alguna tarea especial que con mucha fe y devoción me
apresurare en cumplir. Lamento haber expuesto la vida de mis semejantes y
aclaro especialmente a cierto amigo con quien me unen inquebrantables lazos de
afecto que aunque fui imprudente, no fui valiente fue mi adrenalina porque
siempre pensé que iban por mí.
Mientras tanto,
estoy de reposo, fuera de circulación, discapacitado pero nunca quebrado. Se
necesitarían muchas balas para quebrarme y ahora que Dios me lo demostró, no
creo que unos cobardes mequetrefes, unos que nos gobiernan y otros que nos
atracan y secuestran puedan quebrarme. Acá les espero y tan pronto pueda,
volveré a mi lucha. Podremos derrotar a maduro y sus ladrones pero tendremos
que pensar ¿qué hacer con la porquería que nos dejan en las calles?
No quiero finalizar
esta crónica sin antes agradecer a Dios, a Rafael Gallegos, a mi esposa siempre
abnegada, a mis hijos siempre pendientes, a mis nietos que alegran mis días y
especialmente a mi Gente del Petróleo que desde los más remotos lugares me han
llamado, han orado por mi salud y me han reconfortado en hora triste y
menguada. Vayan para todos mis amigos, familiares y vecinos mi agradecimiento
eterno.
Quiero igualmente
antes que ellos me lo prohíban mencionar el gesto de Víctor Guédez que tan
pronto pudo, reemplazó los relojitos de Rafael y mío que los asesinos nos
robaron. Otra persona a quien debo mencionar es a Don Pablo Mosco cuyo gesto
indescriptible me arrancó lágrimas del corazón. Igual para el Padre Molina, de
mi parroquia que supo entenderme y reconfortarme en fecha reciente. Todos ellos
me demuestran que aún queda Venezuela para rato.
En mis oraciones
pido para que mis conciudadanos abran los ojos y se atrevan a votar
masivamente, sin miedo y con convicción para dar a estos terroristas ladrones,
corruptos y malparidos la más grande derrota que permita el renacimiento de
Venezuela, la libertad de los presos políticos, la cárcel para los corruptos y
el regreso de nuestros exiliados que buena falta nos harán.
¿Qué pasará con mi
visión? Bueno la parte física reacciona muy bien pero posiblemente se requiera
un trasplante de córnea y si en un país no hay papel sanitario ¿será posible
conseguir una córnea?
A todos muchas
gracias. ¡Los milagros existen! ¡Yo soy uno de ellos!
Si Dios conmigo
¡Quién contra mí!
Iván Fernández.
El Buhonero de la
Resistencia.
Chicho2512@hotmail.com
http://elrepublicanoliberal.blogspot.com/2015/06/ivan-fernandez-los-milagros-existen.html
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