Por Adolfo
Taylhardat, 20/06/2015
El hábito no hace
al monje. Desempeñar un puesto en la Cancillería no convierte al funcionario en
diplomático y mucho menos lo hace un experto en relaciones internacionales. Un
buen diplomático no se improvisa. Para muestra un botón: la pasantía del ilegítimo
por la Cancillería no le sirvió para entender qué significa política exterior.
Lo mismo puede decirse de la señora Delcy Rodríguez.
El chavismo nunca
ha tenido una política internacional. Lo que ha habido es una improvisación
permanente, resultado de las inspiraciones momentáneas de quien ejerce la
presidencia. Así fue durante el chavismo y ahora, todavía peor bajo el
madurismo. En estos últimos días hemos sido testigos de un rosario de traspiés,
por no decir metidas de pata, en el manejo de las relaciones internacionales:
el tratamiento dado a los expresidentes Pastrana y Quiroga, lo ocurrido con la
visita Felipe Gonzàlez, la cancelación de la audiencia con el Papa, la
acusación de que Colombia exporta miseria hacia Venezuela, la excusa de una
otitis para la cancelación del viaje a Italia, la ausencia en la Cumbre UE –
CELAC.
Hablar en este
artículo de cada uno de esos traspié requeriría muchas páginas. Por eso me voy
a limitar al que tiene que ver con el decreto 1787 mediante el cual se crean y
activan las “ZODIMAIN” (parece el nombre de un personaje de película de
aventura): Zonas Operativas de Defensa Integral Marítima e Insular.
Pero antes de
seguir adelante considero necesario hacer un breve paréntesis histórico para
que no se me califique de traidor a la patria, cómplice de Guyana o vendido al
enemigo por lo que digo en este articulo.
En diciembre de
1961, siendo yo representante de Venezuela en la 4ª. Comisión de la Asamblea
General de las Naciones Unidas (Asuntos Coloniales) se presentó como
peticionario el entonces Primer Ministro de la Guayana Inglesa, Cheddy Jagan,
para exigir la independencia de esa colonia. A raíz de eso presenté al entonces
Canciller Marcos Falcón Briceño un “punto de Cuenta” en el cual señalé que,
antes de que le fuera concedida la independencia a la Guayan Inglesa, Venezuela
debía formular ante la Naciones Unisdas un planteamiento enérgico reivindicando
su derecho sobre el territorio que le fue despojado por el Laudo Arbiral de
1899. En ese mismo punto de cuenta recomendé una serie de iniciativas y
acciones destinadas a divulgar y consolidar los alegatos venezolanos. Mis
planteamientos fueron elevados a la consideración del Presidente Rómulo
Betancourt y ulteriormente en el Gabinete y se aprobaron mis recomendaciones.
Resultaría pesado narrar en detalle el proceso que se inició a partir de
entonces, pero destaco algunos hechos importantes: El entonces Embajador
Representante de Venezuela ante las Naciones Unidas, Carlos Sosa Rodríguez
formuló en la Asamblea General de las Naciones Unidas una primera declaración
sobre el tema para ese momento desconocido u olvidado por el tiempo que había
transcurrido sin que Venezuela reivindicara sus derechos. Posteriormente el
Canciller Marcos Falcón Briceño hizo una firme y categórica intervención en la
cual expuso en detalle los fundamentos del reclamo venezolano y proclamó nulo e
írrito el Laudo Arbitral del 1899. La intervención del Canciller Falcón Briceño
condujo al establecimiento de un mecanismo de reuniones de los ministros de
Relaciones Exteriores de Venezuela y el Reino Unido. Tuve el honor de acompañar
al Canciller venezolano a las reuniones de Ministros que tuvieron lugar en
Londres. De estas reuniones emanó la decisión de Convocar a una nueva reunión
en Ginebra con la participación del entonces Primer Ministro de la Guayana
Británica Forbes Burnham para considerar el “diferendo” sobre el territorio
Esequibo. En esa reunión, en la cual tuve también el privilegio de participar
como integrante de la Delegación venezolana, fue aprobado el Acuerdo de Ginebra
que regiría el desarrollo de la reivindicación venezolana. Sin pecar de
presumido debo decir que junto con Germán Nava Carrillo (ambos teníamos para el
momento el rango de Ministros Consejeros en el Servicio Exterior Venezolano)
jugamos un papel determinante en la redacción de las normas del Acuerdo que
establecieron el procedimiento que se seguiría en el desarrollo de la
reclamación.
Seguí conectado al
tema durante algún tiempo más hasta que en 1966 me tocó pasar a la rama externa
del Servicio Exterior. Además no estaba muy de acuerdo con la manera como se
estaba adelantando la reclamación a partir del Acuerdo de Ginebra. Más
información en: http://www.adolfotaylhardat.net/miparticipacionenlareclamaciondelterritorioesequibo.htm
Han transcurrido 49
largos años desde la firma del Acuerdo de Ginebra y no se ha avanzado nada en
el proceso de reivindicación del territorio esequibo. Sobre todo en los últimos
17 años la política de “guante de seda” que aplicó el fallecido fürer,
continuada por el ilegítimo, para asegurarse la simpatía de los países
caribeños, ha jugado en contra de nuestra reclamación. De pronto, reaccionando
ante las críticas de la opinión nacional por la pasividad del régimen y como
para dar una demostración de machismo, el ilegitimo promulgó el pasado 27 de
junio el decreto 1787 mediante el cual se crea la “Zodimain Atlántica”.
Resulta a todas
luces incongruente, por decir lo menos, que este gobierno, que se auto-proclama
anti-imperialista y anti-colonialista, haya dictado una medida de corte
netamente imperialista y colonialista similar a las que imponían las potencias
coloniales durante el apogeo del colonialismo. El Decreto, de manera unilateral
y arbitraria traza una línea que, partiendo de la desembocadura del rio
Esequibo se proyecta hacia el atlántico e incorpora al espacio marítimo
venezolana toda el área de mar situado frente al territorio esequibo con lo
cual transforma la llamada “fachada atlántica” venezolana en la ZODIMAIN
Atlántica.
Como para que no
quede duda del propósito del gobierno venezolano al establecer esa zona, una
nota publicada el 3 de junio en el sitio web del Ministerio para la Información
y la Comunicación (MINCI), titulada “Venezuela dejó a Guyana sin salida al
Atlántico” dice, entre otras cosas, lo siguiente: “Venezuela reitera sus
derechos de soberanía en el Esequibo. “Finalmente, el Gobierno (de Venezuela)
respondió a los múltiples abusos cometidos por la República Cooperativa de
Guyana” … “Ahora los guyaneses, que han venido pretendiendo bloquear la salida
por el Atlántico a Venezuela; ahora, son ellos quienes se verán sometidos bajo
la ZODIMAIN Atlántica y sin salida directa al Atlántico, tomando en cuenta el
Laudo Arbitral entre Guyana y Suriname del 17 SEP 2007 (donde Surinam le
cerraría la salida al Atlántico por el Este a Guyana). La nota publicada por el
MINCI concluye diciendo: “Corresponderá en lo adelante al Ministerio del Poder
Popular para la Defensa, la ejecución y garantías de este Decreto presidencial,
en cuanto a la nueva Fachada Atlántica asumida por parte de Venezuela.
Esto que dice la
nota difundida por el MINCI delata el trasfondo agresivo y alevoso de ese
decreto. Además, en alguna parte leí que el Decreto 1787 había sido concebido y
redactado en el Ministerio de la Defensa, lo cual demuestra la condición de
grafiti pintado en la pared que juega la cancillería.
Guyana ha
reaccionado declarando que “Ese decreto no tiene fundamento y es un vergonzoso
intento de usurpar el territorio de Guyana y busca también denegar a Guyana su
derecho legítimo de continuar sus iniciativas de desarrollo.
Lo cierto es que en
fin de cuentas, en lugar de favorecer a nuestro país ese decreto puso la pelota
en manos de Guyana cuyo gobierno se proclama víctima de una medida
absolutamente contraria al derecho internacional. En mi opinión el Decreto está
reñido con las normas más elementales del derecho internacional y del derecho
del mar y ha estimulado la solidaridad internacional a favor de Guyana que se
presenta como el pequeño país víctima de la prepotencia de su vecino poderoso.
El gobierno de Guyana ha anunciado que elevará el caso a las instancias
internacionales, concretamente las Naciones Unidas y expondrá la situación en
la próxima reunión de CARICOM donde con toda seguridad recibirá el apoyo de
toda la comunidad de países caribeños. De hecho, ya el Gobierno de Guyana le ha
pedido al Secretario General de las Naciones Unidas que “acelere la búsqueda de
una solución legal al diferendo”
Por culpa de ese
traspié del ilegitimo Guyana se ha visto fortalecida a los ojos de la comunidad
internacional y ha quedado en condiciones de poder manejar la evolución futura
del caso. Manteniéndose dentro del marco del Acuerdo de Ginebra Guyana puede
escoger cuál de los medios de solución pacífica contemplados en el Artículo 33
de la Carta de las Naciones Unidas se aplicará ahora. La negociación fracasó,
la investigación y la conciliación están superadas, los buenos oficios, como ha
quedado demostrado, no han conducido a nada y el arbitraje está totalmente
descartado porque nuestro país, después de la experiencia de 1899, no se
sometería a un nuevo arbitraje. Quedan en píe la mediación que, conociendo la
soberbia con la cual el ilegítimo ha reaccionado ante los ofrecimientos de
mediación que se han hecho en relación con la situación interna del país, creo
que está igualmente descartada. Por último está el recurso a la justicia. Si
Guyana decidiera acudir a la Corte Internacional de Justicia pondría a
Venezuela en un auténtico aprieto. Como Estado Miembro de las Naciones Unidas,
Venezuela está obligada a aceptar la jurisdicción de la CIJ y a acatar sus
decisiones. Son numerosos los casos de controversias entre países de nuestra
región que han sido resueltos por la CIJ (Colombia – Perú, Chile – Bolivia,
Chile – Argentina, Colombia – Nicaragua, Argentina – Uruguay, entre otros).
Vale destacar que Por su parte, la cancillería guyanesa ha manifestado que “un
proceso legal es el mejor, si no el único camino abierto entre nosotros”,
después de los fracasados intentos anteriores para resolver la controversia.
Después de haber
promulgado el decreto y de haberlo presentado como una lección que se le estaba
dando a Guyana, ante los efectos negativos y las reacciones negativas que se
han registrado, la cancillería venezolana ha tratado de dorar la píldora
asegurando que no hay ninguna intención malvada detrás del decreto. En un
comunicado oficial calificó de positiva la declaración del Canciller Guyanes en
el sentido de que la resolución de la controversia debe buscarse dentro del
marco del acuerdo de Ginebra y afirmó que Venezuela “apuesta por el diálogo
para la resolución de este diferendo histórico”. Pero al mismo tiempo acusó
nuevamente a la petrolera estadounidense Exxon Mobil de “manipulaciones e
intrigas” para “entorpecer las buenas relaciones entre países vecinos”.
Guyana, por su
parte considera que Venezuela trata de “enmascarar la ilegalidad de sus
acciones” hablando de su voluntad de resolver pacíficamente la controversia y
reiteró su posición en relación con el conflicto.
Inevitablemente
Venezuela sufrirá una vez más las consecuencias de la improvisación, la
precipitación, la ignorancia y la ineptitud de quienes manejan nuestras
relaciones exteriores. Les salió el tiro por la culata.
Adolfo R.
Taylhardat
adolfotaylhardat@gmail.com
@taylhardat
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