Por Fernando
Facchin B., 26/06/2015
El silencio oficial
se traduce en violencia pasiva. Es una modalidad sibilina de manipulación, son
prácticas de quienes no se atreven a manifestar su opinión frente a un hecho
concreto y apelan a los subterfugios del silencio cómplice o violencia pasiva.
La inacción e
indiferencia es violencia pasiva, silencio cómplice; es ignorar a “El
Carabobeño” y desoír al clamor ciudadano, es fingir que no existe, que sus más
de 80 años son una falacia.
A Carabobo, contra
el silencio oficial, le acompaña, su historia, su cultura, sus costumbres y su
dignidad, valores a los cuales pertenece “El Carabobeño”, aún en contra de sus
detractores de la Plaza Sucre.
Las manifestaciones
en favor de “El Carabobeño” son un gran clamor popular frente a las inmensas
injusticias del régimen. El silencio cómplice atenta contra la dignidad del
pueblo carabobeño. ¿Cuál es el gentilicio del inquilino del Capitolio? Le
exigimos se manifieste sobre si ama y respeta su región natal o la desprecia,
esto último parece ser su bandera, ante su silencio.
El régimen es
consciente de que la libertad de prensa significa el fin de su existencia.
Cuando se han permitido dentro de los medios de comunicación pequeños
resquicios de pluralidad, la receptividad de la población al mensaje
transformador de cambio ha sido enorme. Ya las amenazas no asustan. La crisis
arrincona, pero la sociedad dispone. “El Carabobeño” resiste y doblega al
silencio cómplice.
Publicado el 26/06/20156 por:
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