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martes, 16 de junio de 2015

Desempleo con deflación encubierta: antinomia venezolana, @jesusalexis2020


Por Jesús Alexis González, 15/06/2015

Iniciemos con una identificación conceptual: desempleo—situación económica donde parte de los recursos productivos globales se encuentran sin utilizar--; deflación—caída de los precios, en al menos 2 trimestres, ante una excesiva oferta con relación a la demanda--; deflación encubierta—condición económica venezolana caracterizada por un descenso relativo de los precios, como reacción a la política gubernamental de fijación de precios por tiempo indefinido (congelamiento), en un marco inflacionario persistente que tiene efecto evidente sobre los costos de producción hasta propiciar una distorsión de los resultados empresariales (pérdidas) al generarse una brecha entre costos crecientes y unos precios naturales (reales) que no pueden equilibrarse; situación que induce irreversiblemente hacia una paralización de la reinversión que atenta contra la expansión del aparato productivo nacional a la par de estimular el desempleo; antinomia económica—desempeño distorsionado de la actividad económica en razón a una discrepancia con las leyes que la rigen, habida cuenta de una contradicción entre los principios racionales.(Fin del mapa conceptual).

El bienestar general, depende de la riqueza nacional generada por los ciudadanos ocupados en distintas actividades que en simultáneo les propicia una elevación de sus ingresos y calidad de vida, al tiempo de hacer posible el crecimiento económico que impulsa una elevación del PIB (valor monetario de los bienes y servicios finales producidos en una economía durante un año). Dicho crecimiento, es requisito para alcanzar el desarrollo económico (proceso autosostenido) y  está condicionado tanto por la forma de organización y funcionamiento de los factores productivos como el capital físico (edificios, maquinarias, equipos), capital humano (la educación como “energía” incorporada al individuo para reforzar su potencialidad, tecnología (saber hacer las cosas combinando conocimiento y maquina), y por el entorno institucional (eficiencia gubernamental en la instauración de un marco jurídico adecuado); como por la inversión, el nivel de consumo, las políticas económicas gubernamentales y el ahorro nacional.

A tenor de lo expresado, se desprende que la variable fundamental que mueve la actividad económica es la demanda global (DG) la cual está conformada por la demanda de bienes de consumo (la familia), la demanda de bienes de inversión (las empresas), la demanda del sector público(gasto público), y por la demanda del mercado internacional (exportaciones). Siendo así, y apoyados en la ortodoxia económica que señala que sus problemas medulares son el desempleo y la inflación, puede sostenerse que el desempleo es generado por una insuficiencia de la DG, y por ello “simplemente” se debe aumentar dicha DG estimulando el consumo para lo cual se hace necesario bajar los impuestos—liberar recursos a la familia para consumir--, bajar los tipos de interés—disminuir el costo del dinero para estimular la inversión--, aumentar la eficiencia del gasto público—orientando la inversión social hacia la construcción y funcionamiento de escuelas, hospitales, vialidad, transporte, etc, y disminuir el tipo de cambio—para fomentar las exportaciones--; mientras que para combatir la inflación inducida por una demanda excesiva (los precios suben porque sube la demanda) se debe sencillamente bajar la DGdisminuyendo el consumo por medio de la elevación de los impuestos, la disminución de la inversión, subida de los tipos de interés, disciplinando el gasto público con presupuestos restrictivos y con una elevación del tipo de cambio. Queda entonces, suficientemente claro, que en el desenvolvimiento de una sana economía ¡¡el desempleo y la inflación no coexisten!!

Bajo ese manto de armonía, funcionó mundialmente la economía moderna durante unos ¡30 años! (1943-1973) hasta que en 1973 y ante la denominada “crisis del petróleo” (los precios se movieron desde US$ 2/b hasta US$ 35/b) se indujo la coexistencia del desempleo con inflación, con la salvedad que tal inflación no era de demanda sino de costos (los precios subían porque subían los costos de la energía) con el agravante que a pesar de la recesión los precios seguían subiendo. Esa situación propició, que en los siguientes 35 años (1973-2008) se aplicara la denominada política de oferta haciendo énfasis en la microeconomía a la luz de combatir a nivel de las empresas los costos de producción por intermedio de mejoras en la innovación, la productividad, la competitividad, etc dando apertura a una economía de intangibles (economía productiva a nivel de cada empresa); siendo que esa política funcionó hasta la aparición en 2008 del desempleo con deflación—paro económico con baja de los precios—lo cual se está enfrentando desde entonces con la receta básica ya referenciada, y sin la generación de deuda pública y déficit fiscal.

¿En el caso venezolano que estamos presenciando? Nuestro país, ha venido aplicando en los últimos 12 años (2003-2015) una política expansiva de “tendencia infinita” con basamento fiscal (aumento del gasto público), monetario (generación de déficit fiscal y deuda pública) y cambiario (tipo de cambio sobrevaluado); todo ello dentro de, por una parte, un escenario caracterizado por un despilfarro de los ingresos (¡¡múltiples razones!!), por una continua emisión de dinero inorgánico, por una creación de deuda pública y por una presencia permanente de déficit fiscal; y por otra parte un presupuesto nacional dependiente del sector interno de la economía--fundamentalmente el IVA—cuyo monto recaudado se incrementa con la inflación de precios, configurando la perversa realidad de ¡convertir la inflación en una aliada del presupuesto de ingresos!; al tiempo de convertirnos en una economía de desempleo con deflación encubierta.

A manera de reflexión final. Venezuela requiere de un Estado donde el Gobierno deje de ser el agente económico de una economía rentista y se convierta en propiciador del bienestar general, a la luz de un sistema de libertad natural que facilite al sector privado jerarquizar la acumulación de capital y la división del trabajo sin violar las leyes de justicia en aras de hacer expansivo el crecimiento económico, en armonía con un sector público dedicado a los fines que le son propios; ¡¡ese es nuestro nudo gordiano!! Si se logra desatar, el país podrá al corto plazo presentar en una próxima Cumbre de los Pueblos logros más trascendentes y estructurales que las canaimitas, Mercal, Pdval y las misiones; a la par de devolvernos a los venezolanos la esperanza de un futuro promisor.


Economista Jesús Alexis González
@jesusalexis2020

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