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jueves, 18 de junio de 2015

¿Qué espera y que hará el gobierno?, por @angeloropeza182

Ángel Oropeza 17 de junio de 2015
@angeloropeza182

Todavía alguna gente desinformada, poco observadora o refractaria a la realidad, sigue afirmando que en Venezuela nada está pasando. Al gobierno le encantaría que eso fuese verdad. Pero, afortunadamente para el país aunque angustiante para nuestros explotadores de turno, pasa y mucho.

El gobierno siente ya el insoportable peso del sol a sus espaldas. El malestar en la calle no hace sino crecer, alimentado por el insulto a la dignidad que significan las colas para conseguir alimentos, la frustración porque la plata no alcanza, y el azote permanente de la delincuencia. A lo interno del oficialismo, las fracturas son cada vez más inocultables. La corrupción se ha disparado ante la anticipación de muchos que la fiesta está pronto a acabarse. Las encuestas arrojan una ventaja notoria de la oposición en cuanto a intención de voto, y el deslave de lealtades en el mundo oficialista corre a paso de vencedores. Para colmo, los indecisos de hace 3 meses en las encuestas se están yendo a la oposición en una proporción de 5 a 1, lo que sigue ampliando la brecha a favor de ésta última.

Frente a este cuadro, y buscando desesperadamente aferrarse al poder, el gobierno adelanta una agenda que contiene algunas cosas que esperan que pase y otras que planea hacer. Comencemos con la primera, y esas cosas que el gobierno espera se refieren fundamentalmente a equivocaciones de la oposición, como por ejemplo:

1.    Arriesgarse a ir divididos a las elecciones. Ello simplemente evapora cualquier posibilidad de triunfo.

2.    Que se imponga la matriz de opinión que no vale la pena votar porque “todo está arreglado” y no existen “condiciones democráticas”.

3.    Que se caiga en el juego de la polarización política entre “oficialistas” y “opositores”, y se abandone la estrategia de repolarización en torno a lo social que ha adelantado la oposición.

4.    Que se pise el peine de la provocación y reaparezca la impaciencia radical, esa que “no puede esperar”.

5.    Que las candidaturas de “oposición anti-MUD” logren dividir en algunos circuitos la votación contraria al gobierno, y permitan que éste triunfe en algunas circunscripciones claves.

6.    Que se imponga en la oposición un ambiente de triunfalismo, que haga creer que el “mandado ya está hecho” y que es inevitable (no importa lo que pase, y así no se haga el trabajo), que el gobierno pierda la AN.

Mientras tanto, y a la espera de estas equivocaciones, el gobierno también tiene su agenda se acciones para las próximas semanas, que es bueno darlas a conocer de antemano para que no generen ni sorpresa ni desesperanza. Entre ellas están:

1.    Aumentar la represión y la confrontación. El gobierno sabe que es la única herramienta de control social que le queda, y a ella va a apostar.

2.    Intentar hacer creíble la tesis de la “guerra económica”, haciendo aparecer nombres de “responsables” empresariales y políticos, y así evitar que la población le cargue la factura de las colas, la escasez y la inflación.

3.    Tratar de centrar la agenda nacional en una discusión politiquera sobre la defensa de la patria soberana amenazada por la agresión imperial y sus “cómplices internos”.

4.    Buscar por todos los medios desestimular el voto opositor extremando las irregularidades, los desequilibrios y la corrupción electorales.

Si las estrategias anteriores no dan el resultado deseado, lo cual es muy temprano de averiguar, y el gobierno percibe que camina rumbo a una derrota “cantada”, pues intentará otras salidas más riesgosas y extremas, como “hacer aparecer” una excusa para postergar las elecciones. El problema es que tal jugada sería no sólo una clara muestra de debilidad a los ojos de la opinión pública, sino que abriría un escenario riesgoso, que es el de alguien débil intentando mantenerse en el poder huyendo del veredicto popular.

Ese costo es tan alto y peligroso que haría pensable esa decisión sólo en caso de extrema necesidad. Por ello espera y confía que, antes de eso, funcione su estrategia de pobre poderoso desesperado.


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