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domingo, 20 de diciembre de 2015

¿Amnistía o reconciliación?, por @felixpalazzi



FÉLIX PALAZZI sábado 19 de diciembre de 2015

El Gobierno se niega a dejar atrás la antigua forma de hacer política que le ha dado tan escasos dividendos. Absurdamente insiste en seguir jugando a la polarización haciendo uso de un lenguaje descalificativo y conflictivo, incluso contra los que alguna vez fueron seguidores de su causa. La oposición, por su parte, trata de concertar ciertas estrategias a implementar desde la nueva Asamblea Nacional, reconociendo su responsabilidad política en el actual momento histórico y así favorecer a una salida a la crisis que atravesamos.

La oposición tiene el reto de priorizar un lenguaje civil capaz de incluir y expresar a la pluralidad de la sociedad venezolana. Entre los objetivos que se ha trazado se encuentra la Ley de Amnistía. La amnistía, sin duda alguna, es un paso importante y necesario. Es necesario buscar la libertad de todos los que se encuentran privados de libertad por motivos políticos o procesos "viciados". Pero la Ley de Amnistía es solo un paso dentro de un gran y complejo proceso de reconciliación. La reconciliación no se decreta o se impone, ésta se construye con la participación de todos los factores que hacen vida en la sociedad.

Reconciliar a toda una nación es más que el simple deseo expresado en medio de una euforia pasajera. No se reconcilia a un país desde las buenas intenciones o deseos. Apostar por reconstruir a una sociedad cansada de tanta división y polarización necesita de un gran esfuerzo por inspirar ideas y valores que rescaten el sentido del bien común. La reconciliación, en tal sentido, debe ser el norte que encauce a un proyecto político plural. Un proyecto que, como tal, busque el bien común no puede practicar la exclusión o el abuso del poder.

Históricamente podemos decir que no existe peor exclusión que aquella que es ejercida por los que aseguran haber sido sistemáticamente excluidos. Por ello, si nuestro proyecto como país es la inclusión, debemos construirla reconociendo y respetando la riqueza de la pluralidad de opciones.

El Gobierno ha mostrado su escasa voluntad de leer los signos de cambio ocurridos en nuestra realidad sociopolítica. No quiere convertirse en instancia de encuentro y concertación plural y democrática. Ante esta actitud, el proyecto alternativo no puede ser otro que el de reconciliar al país desde la Asamblea Nacional. Para lograrlo necesitamos actuar libres de todo interés partidista y encontrarnos con la transparencia de la verdad.

Por años hemos vivido de lecturas parcializadas y profundamente ideologizadas de nuestra realidad sociopolítica. En muchas ocasiones se ha deformado la interpretación y la enseñanza de acontecimientos que han formado parte de nuestra historia más reciente. Necesitamos de instancias plurales, independientes y libres de partidismos que busquen la verdad sin ideologías que la filtren. En este sentido la nueva asamblea debe convocar a las distintas instancias del país, y principalmente a las universidades, para hacer una seria reflexión de lo ocurrido en las últimas décadas.

Solo desde el entendimiento de nuestra realidad histórica surgirá la posibilidad real de reclamar la justicia. Pero no una justicia que sea entendida como venganza, sino aquella que garantice que nunca más se volverán a repetir las condiciones que causaron dolor y separación en nuestra nación. Esto exige la rectificación de todas las decisiones y relaciones económicas, políticas y sociales que crearon tanto desequilibro en el pasado, porque hablar de reconciliación sin procurar la verdad política y la justicia social será solo un buen deseo sin ningún asidero viable en nuestra historia actual.

Félix Palazzi

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