Por Emilio Nouel
A la altura del Parque del
Este, me aposté un rato para ver pasar la marcha que había sido convocada por
la MUD y muchas organizaciones de la sociedad civil. Me interesaba,
además de calibrar la respuesta a la convocatoria, ver a la gente, a qué
sectores sociales podrían pertenecer, su procedencia.
Así transcurrieron casi 3
horas, miles, decenas de miles desfilaron, justicieros, adecos e
independientes, caraquistas, guairistas y magallaneros, jóvenes, adultos y
viejos, clases medias, pobres y ricos, maestros, obreros y profesionales, amas
de casa y motorizados, del centro, occidente y oriente del territorio nacional.
Toda una enorme expresión de la variopinta sociedad venezolana estaba allí,
manifestándose pacíficamente, harta como está de un gobierno incompetente y
hambreador, antidemocrático, perverso y corrompido.
De nada valieron las
triquiñuelas y maldades del gobierno, para impedir el arribo de los
manifestantes que se trasladaron desde el interior. Caracas salió masivamente a
la calle, y la provincia buscó la manera de llegar.
Todo un éxito, sin duda, fue
el evento. El gobierno quedó patitieso. Los rostros contrariados de sus líderes
en la concentración modesta que realizaron en la Avenida Bolivar, denotaban el
golpe recibido por la monumental marcha opositora.
La mayoría que se expresó en
diciembre pasado en las elecciones, una vez más, demostró que está viva, activa
y resuelta a exigir sus derechos constitucionales en paz pero con firmeza.
La organización fue
impecable. Tal y como se había planificado por la dirigencia política opositora
con la participación fundamental de la sociedad civil, así se ejecutó. No hubo
mayores incidentes que lamentar, a excepción del de una docena de desadaptados
al final del evento, que mas bien parecen manejados por el gobierno, pero que
no lograron empañar el logro alcanzado.
La política seria y
responsable se impuso. No se cayó en las provocaciones que un gobierno
siniestro puso en el camino.
El objetivo era pedir la
realización del revocatorio presidencial este año y así se hizo. No otra cosa
se aspiraba. Se equivocan quienes piensan que el resultado de la marcha era
tumbar al gobierno, y que por tanto nada se obtuvo con tal demostración de
fuerza.
Mucho fue lo que se alcanzó
el 1S. Ha sido un éxito político claro y contundente. El mundo entero
pudo constatar cuáles son las intenciones legítimas y las aspiraciones
democráticas de la oposición venezolana, su deseo de prosperidad, de
gobernabilidad y de paz. Su grito de angustia recorrió el planeta, si nos
atenemos a como fue recogida la manifestación en la prensa.
El gobierno dictatorial
militar-cívico de Maduro quedó, otra vez, al desnudo. Sus acciones y amenazas
inconstitucionales son conocidas urbi et orbe. Nadie se engaña al respecto. La
comunidad internacional sigue atenta a los acontecimientos críticos de nuestro
país. Y cada día que pasa estamos más acompañados por más demócratas en el
mundo.
Debemos congratularnos los
que perseguimos sin descanso y con tanto sacrificio la recuperación de la
libertad en Venezuela. Hemos subido otro peldaño, uno muy crucial, en
esta ardua lucha. En lo organizativo, en lo político y en lo moral se ha
avanzado. Aun nos queda otro trecho, difícil sí, pero con el entusiasmo, la
dignidad y el coraje que vimos el 1S, estamos seguros que lo superaremos.
02-09-16
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