Por Julett Pineda
Llevan la misma indumentaria:
ropa deportiva y una franela que cubre el rostro. Están en la línea de fuego,
prestos al combate y a resistir el ardor de las bombas
lacrimógenas en la garganta y en los ojos, pero no son iguales a los demás
manifestantes. Algunos no calzan zapatos, otros comen gracias a la solidaridad
de quienes asisten a la marcha. Son pequeños de estatura y de edad y viven en
la calle.
Desde el inicio en
las movilizaciones, el pasado mes de abril, niños, niñas y
adolescentes en situación de calle se han sumado a las protestas.
Las manifestacionestomaron los espacios que ellos habían adoptado como
hogar y su situación se visibilizó aún más, especialmente a los ojos
de quienes transitan por los puntos de partida de las marchas. Sin
embargo, ¿por qué protestan estos niños en situación de calle?
Se incrementa vulnerabilidad
El Centro Comunitario de
Aprendizaje (Cecodap) intentó dar una respuesta a la inquietud en un foro
sostenido con distintos especialistas este jueves, 22 de junio. Son muchas las
variables, pero el coordinador de Cecodap, Carlos Trapani, indicó que una
de ellas es que los niños “consiguen en la calle la comida y
el reconocimiento social que en sus casas y en sus comunidades no
tienen”.
La docente e investigadora
Gloria Perdomo destacó una cifra revelada por la Encuesta Condiciones de
Vida 2015 (Encovi) sobre la deserción escolar: 874 mil niños, niñas y
adolescentes quedaron excluidos del derecho a la educación producto de la
violencia, la falta de recursos, las pocas escuelas y la mala calidad del
sistema educativo.
La situación en los salones ha
volcado muchos menores de edad a la calle, pero el quiebre de las
familias también. Así lo explicó Ilvania Martins, asesora de protección
infantil en Aldeas Infantiles SOS Venezuela. Sin programas ni servicios de
apoyo por parte del Estado para los grupos familiares, se ha
incrementado la vulnerabilidad de los pequeños y jóvenes de quedar en
situación de calle.
Leonardo Rodríguez, director
de la red de Casas Don Bosco, ha sido testigo de cómo hay cada vez más
niños en esta condición. “Entre 2013 y 2014 recibíamos seis chamos diarios en
el patio de la casa. Ahora son entre 12 y 16 niños al día”, explicó. También
han disminuido las edades. Anteriormente el promedio de edad de
los menores en situación de calle que recibían era de 15 años;
mientras que ahora se redujo a 11. Incluso hay pequeños de 6 y 7 años de edad
que asisten a la casa hogar para asearse y comer.
Fuera del hogar, las amenazas
para la niñez y la adolescencia son gigantescas. No solo por
la violencia y la explotación a las que están expuestos,
sino también por la represión desmedida en las manifestaciones. En
casi tres meses de protestas, nueve adolescentes han muerto: el menor tenía 14
y el mayor estaba a solo días de cumplir los 18 años.
Para los defensores de
la niñez y la adolescencia, la solución está en
garantizar seguridad y alimentación en casa para que los
pequeños no tengan que recurrir a las calles para satisfacer estas necesidades.
Un derecho para todos
El tamaño no quita los
derechos. Y como cualquier otro derecho humano, los niños también
tienen derecho a protestar. “Todos los niños, niñas y adolescentes
son sujetos de derecho; en consecuencia, gozan de todos los derechos y
garantías consagrados en favor de las personas en el ordenamiento jurídico,
especialmente aquellos consagrados en la Convención sobre los Derechos del
Niño”, señala el artículo 10 de la Ley Orgánica para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes (Lopnna).
Luis Zambrano, consejero y
defensor de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, insistió en que
la protesta es un derecho cívico que no debería ser sinónimo de
riesgo y que se activa cuando hay una violación de otros derechos, como a la
vida o a la alimentación.
“No podemos pensar que los
chamos no pueden manifestar porque es peligroso. Lo que se debería
garantizar es que lo hagan en un ambiente donde se corran menores riesgos”,
dijo. También expresó que las autoridades deberían apegarse a la ley, en la
cual se establece que se deben extremar medidas cuando haya presencia de
mujeres embarazadas y niños.
Más vulnerables que la mayor
parte de la población, los especialistas aseguran que los niños en
situación de calle tienen suficientes razones para protestar y exigir sus
derechos, pues carecen del derecho a la salud, a la alimentación, a
la familia y a la seguridad. También advierten que el
desbordamiento de la situación actual es responsabilidad
del Estado por no contar con la infraestructura ni la
planificación para atender la creciente presencia de los más pequeños en las
calles.
Lo que más preocupa a los
defensores de los derechos de los niños, niñas y adolescentes es que esta
población tan vulnerable vuelve a ser invisible una vez finalizan
las protestas y que para ese momento ya no haya ni Estado ni sociedad
que vean hacia donde ellos están.
“Se visibilizan cuando usan la
indumentaria del guerrero (franelas en la cara, gorras, máscaras de
gas), pero ¿qué pasará después? ¿Habrán conquistado la ciudadanía? No
deleguemos en ellos lo que nosotros no somos capaces de hacer”, expresó Oscar
Misle, director de Cecodap.
22-06-17
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