Omar Jesús Villalba 22 de junio de 2017
Venezuela
se encuentra en una encrucijada, eso lo sabemos desde hace tiempo; pero a
medida que el mes de junio fenece, y julio se acerca a gran velocidad, el
dilema que plantea esta confluencia se hace cada vez más patente.
Las
manifestaciones y acciones de calle no van a menguar, aunque no se puede negar
que hay cierto desgaste, pero a la par ha ocurrido un giro interesante en la
táctica. Esto último, pone en evidencia la capacidad de ajuste que tiene el
venezolano a la hora de hacer frente a sus problemas.
Pero,
a la vez que la acción de calle se mantiene, ya en estos dos meses y medios, la
actitud del gobierno no se ve alterada. Enceguecidos como el proverbial
Emperador del cuento, o como una terca mula, insisten en llevar adelante su
Asamblea Nacional Constituyente Estamental. Persisten en la represión y en la
brutalidad, a pesar de que todos los entes, personajes y organizaciones, tanto
nacionales como extranjeras, le han acotado que van por mal camino.
El
comportamiento del Gobierno, me hace recordar una cita, del nefastamente
celebre Adolfo Hitler, quien en uno de los tantos mítines que realizó dijo: “Sigo
el camino que me marca la Providencia con la precisión y seguridad de un
sonámbulo”. Este siniestro personaje, con ese pensamiento, llevó a Europa
al borde de la destrucción y acabó con la vida de millones de personas. A la
par, que alteró el rostro del mundo para siempre. De la misma forma, los Rojos
rojitos, siguen una senda —que dudo se la haya marcado la Divinidad— con
la certeza del caminante nocturno. Y, como el Fuhrer se condenaran a la
destrucción y nos arrastraran a todos.
Viéndolo
desde ese ángulo el escenario es poco alentador y por ello cabe preguntarse ¿Qué
debemos hacer? La respuesta parece sencilla: Seguir en la
lucha. Muy bien, pero ¿Hasta cuándo debemos luchar? ¿Debemos seguir
con la acción de calle? ¿Cuánta sangre debe correr para que esto se resuelva? A
pesar, de que hemos ajustado las tácticas, no se puede negar que la lucha en la
calle, por sí sola no resolverá nuestros problemas. Este conflicto, y la forma
de resolverlo, han agudizado la crisis política, económica y social. Y, lo que
es peor, promete con intensificarse aun más.
Entonces ¿nos
rendimos? No. Porque si bien, distamos de tener a este gobierno
contras las cuerdas, no se puede negar, que si lo hemos arrinconado. Pero, lo
que sí es cierto, es que gastar todas nuestras fuerzas en la lucha de calle no
resolverá nada. Salir de Maduro, o de la élite corrupta, no evitará que
caigamos en el abismo. Solo hace falta echar un ojo a los principios del los
noventas, y darse cuenta que la Salida del Presidente Carlos Andrés
Pérez del poder no solucionó los problemas que aquejaban a la
Venezuela de aquel entonces.
De
nuevo me pregunto ¿Qué debemos hacer? ¿Nos dedicamos a luchar por la
vía jurídica?Esta lucha la está llevando a cabo la Fiscal General
de la República, pero los resultados han sido infructuosos, desde el punto
de vista eminentemente legal. Desde un ángulo político, ha generado mucho ruido
dentro y fuera del chavismo, y a ella se le han sumado más actores rojo,
quienes movidos por principios morales han dado su apoyo. Impulso, que ha sido
visto con buenos ojos en el extranjero y nos ha granjeado algo de respaldo. Se
evidencia en la lucha que mantiene la OEA y las declaraciones del Presidente de
Estados Unidos, quien ha decidido luchar por una Cuba verdaderamente libre y
por una Venezuela en las mismas condiciones.
¡Excelente!
La solución viene por la vía política e internacional. Abandonemos las calles….
¡Momento! ¡Momento! La cosa no es así. La salida a este dilema viene por algo
sumamente complejo, pero no por ello menos interesante. Debemos persistir en la
acción de calle, al margen del riesgo y costo que esta trae consigo, ha sido
efectiva; por lo tanto no se debe abandonar. Pero, a la par, debemos tomar ese
ímpetu y sumarlo a la lucha que está llevando la Fiscal General de la
República, sin importar lo que haya dicho o hecho en el pasado, hay que
respaldarla. La coyuntura—, además que es un elemento inherente a la política
práctica— nos obliga a ser pragmáticos antes que todo. Por eso debemos
acompañarla en esta gesta. A ella, y a los “disidentes” que
tarden piaron, pero al menos piaron y es nuestro deber, para con las
generaciones futuras, hacerle coro a estos trinos.
Debemos,
por lo tanto, darle fuerza y empuje político a esos actos jurídicos y volverlos
políticos. Demostrarle al gobierno, demostrarle a los leguleyos que se
encuentra en el TSJ que la mayoría del pueblo no está con este proceso. Que la
paz del país está en juego y viene por el hecho de que ellos retomen la senda
de la ética y la jurisprudencia, que regresen a la sombra de la Justicia o que
abandonen sus cargos de una vez por todas.
Otra
forma de seguir luchando, es trabajando por este país. Estamos frente a una
situación económica grave, y ambiental también. Por eso, como ciudadanos
tenemos el deber continuar con nuestras vidas al margen de esta situación,
seguir trabajando. Laborar por un mejor país, y persistir arduamente para meter
a la república en el redil de la democracia.
Estamos
ante Un Nuevo Tiempo, Ante un tiempo de cambio y retos, que están exigiendo
mucho de nosotros, por eso debemos estar a la altura del reto. Ser mejores
ciudadanos, ser más demócratas en resumen: ser los abanderados de la nueva
Venezuela con la que soñamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico