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miércoles, 28 de junio de 2017

VENEZUELA Y LOS PIRATAS DEL CARIBE, por Fernando Gonzalo



Fernando Gonzalo 27 de junio de 2017

La ironía, del griego “eironeía” (ignorancia fingida) se suele utilizar burlonamente y cuando se convierte en insulto es un sarcasmo.  Un episodio con esas características es lo que se ha estado escenificando, en las reuniones de la OEA, en estos días de Junio, en Cancún.

Para hablar del comportamiento de quienes son los actores de ese episodio, vale la pena hacer una referencia histórica que contrasta fuertemente con la realidad de hoy.  Corría el año de 1806 cuando Haití se convirtió en centro de asilo de venezolanos. Se encontraban refugiados allí los patriotas que luego fueron principales protagonistas de la gesta de independencia: Santiago Mariño, Bartolomé Salom, Luis Brion, Carlos Soublette, Manuel Piar, Francisco Bermúdez y muchos otros de menor rango militar. 

En suelo de Haiti se había realizado (entre 1791 y 1804) el primer movimiento revolucionario en América Latina y la primera y única rebelión de esclavos exitosa de la historia.  Ese país que nació de una rebelión de esclavos,  bajo la presidencia de Alejandro Petión, volcó su apoyo decididamente a la causa de la libertad.  De allí partió la llamada "expedición de los Cayos" que fue preludio de la campana de liberación de Guayana de 1817. Para esa expedición Petión había recibido a Simón Bolívar en Enero de 1816 y le había facilitado 6.000 fusiles, municiones, el flete de varias goletas, una importante suma de dinero y lo que Petión consideró su principal aporte a la causa de la independencia: "una imprenta completa".  Según Petión la difusión de las ideas de libertad eran el arma principal de la independencia.

Aquellos hombres, descendientes de esclavos procedentes de África, se habían inspirado en los filósofos de la ilustración.  Los que habían sufrido la mayor deportación de la historia, que fue el comercio trasatlántico de esclavos (siglos XVI y hasta el XIX) tenían como norte "la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano". La ambientación de esa inspiración haitiana y caribeña está estupendamente relatada en la novela "El Siglo de las Luces" de Alejo Carpentier: "la historia de la Revolución Francesa está harto atareada en describir los acontecimientos ocurridos en Europa, como para desviar la mirada hacia el Caribe"….donde se respiraba muchas ansias de libertad y donde, según Carpentier "también funcionó la guillotina en la plaza pública".  Allí la idea de que "los hombres tienen un derecho inalienable a la vida, la libertad y la propiedad y que cuando eso es violado el pueblo está legítimamente autorizado para destituir al monarca", era ya propiedad popular de mucha gente.

Resulta una ironía que, con esa noble tradición histórica, los pueblos caribeños hayan dado la espalda a la trágica violación de los  derechos humanos en  la Venezuela de hoy.  Sus representantes ante la OEA han dicho que lo que ocurre en Venezuela es un tema interno y llaman a "SUAVIZAR POSICIONES" y alegan la no injerencia.  Se entiende que en la diplomacia debe haber un equilibrio entre pragmatismo y principios, pero sin renunciar a que la dignidad y la hermandad de los hombres es el primer principio.  Se dice (el paso de lo sublime a lo ridículo) que hay que resolver el “conflicto” pero se da a entender que “para mi” otras cosas son más importantes.  Por ello, en este caso, la ironía se convierte en un insulto, es decir en un sarcasmo de dimensión histórica.

A pesar de semejante deslealtad coyuntural de los gobiernos del Caribe, estamos confiados en el inevitable flujo de la historia en favor de la Libertad y la Democracia.

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