Rafael Gallegos 20 de junio de 2017
La MUD
unificó la oposición y nos condujo hacia un gran triunfo en las
parlamentarias. Los asambleístas están dando una gran batalla, casi el 20 % de
ellos ha sufrido accidentes en “ejercicio de su mandato”. Además presenciamos
una profunda rebelión popular que ha registrado lamentablemente
demasiados muertos, heridos y detenidos. En este momento se precisan
acciones que aceleren la definición de esta lucha. Una escalada estratégica.
Para ello se habla por ejemplo, de huelga general o de aplicación del 350.
También
es fundamental, la conformación de un Frente Unitario por la Democracia. Y eso
va más allá de la MUD, de los opositores alejados de la MUD, implica la
unidad monolítica de todos los ciudadanos decididos a enfrentar a estos
sepultureros de la democracia.
Es la
hora de sentar en una mesa a la MUD, con los líderes fundamentales como
Capriles, Ramos Allup, Manuel Rosales, Falcón, María Corina y representantes de Leopoldo y de
Ledezma. Incorporar al MAS, al GAN y a otras organizaciones. También es
imperativo contar con Eduardo Fernández, Álvarez Paz, Claudio Fermín, Enrique
Mendoza, Américo Martín y otros líderes de significación nacional. Y es
imprescindible que en la mesa se siente la gente de Marea Socialista y sus alrededores,
y en general los dirigentes, vengan de donde vengan, que hayan tomado
conciencia de que hay que salirle al paso a este intento de fotocopia del
totalitarismo cubano.
A
estas alturas del artículo, algunos habrán imitado
inconscientemente a Rómulo Betancourt y sacado el pañuelo para
colocárselo en la nariz.
- - Yo no me
sentaré con los pro imperialistas de la cuarta república…
- - Ni yo con
los que destruyeron al país con el chavismo…
- - Yo no quiero
ni ver a los golpistas del 2002…
- - Ni yo a los
facinerosos de 1992…
Y de
lado y lado sacarán sus pedigrís, sus certificados de limpieza de origen
político tal como en la colonia intentaban hacerlo con su pureza de raza.
Acusarán a la Fiscal de haber condenado a Leopoldo, a Ledezma de haber sido
jefe de campaña de Alfaro Ucero, a Ismael García de ser espía de los chavistas.
Los chavistas nunca cambian - gritarán algunos. Otros dirán que no
quieren nada con los sifrinos derechistas de Primero Justicia y sus símiles.
Otros
acusarán a Teodoro de comunista, a Américo Martín de guerrillero, hasta a
Negro Primero de espía de Boves… y paremos de contar.
Pero
el que esté libre de pecado… que tire la primera piedra.
¿Qué
somos diferentes?, sí. ¿Y mucho?, claro. Si fuéramos iguales estaríamos en el
mismo partido. La unidad se propone en medio de las diferencias y como una
necesidad para lograr un objetivo común: salvar la democracia, ese toro mareado
al que un banderillero espera para darle la estocada final con una inconstituyente.
Hay
que fijar estrategias unitarias respecto a la inconstituyente, el 350, la
huelga, las elecciones regionales.
Nada
nuevo bajo el sol. Los mismos compañeros de ruta que surgen a la hora de la
verdad. Surgió en España donde el comunista Carrillo y el franquista
Suárez se pusieron de acuerdo para implantar la democracia. En Suráfrica,
cuando Mandela y Leclerk conferenciaban en secreto. En Chile, donde los
socialistas derrocados, los democristianos que habían apoyado el golpe y los
pinochetistas disidentes, se pusieron de acuerdo para acabar con la dictadura.
En Venezuela donde demócratas perseguidos por la dictadura acordaron con
militares hasta esa hora perejimenistas, el glorioso 23 de Enero.
Eran
diferentes. Claro, y mucho. Pero tenían un objetivo común: acabar con la
dictadura. Grupos TOCODI, inevitables si se quiere superar el autoritarismo.
LO
OTRO…
… imitar
a los Montesco y los Capuleto, hasta la muerte de Romeo y de Julieta.
PACTOS
DE GOBERNABILIDAD
Sería
la siguiente etapa. Como Punto Fijo en Venezuela o La Moncloa en España. O en
Chile, donde por varios períodos se alternaron los otrora archienemigos
socialistas y democratacristianos. O en Colombia, donde los Conservadores y
Liberales, luego de la rivalidad en el terrible bogotazo (originado por el
asesinato del casi candidato liberal, en un gobierno conservador) y la
dictadura de Rojas Pinilla, acordaron alternarse por doce años en el poder.
Y
claro, un pacto requiere un programa mínimo. El sólo respeto en democracia,
separación de poderes, elecciones limpias, libertades económicas, liberación de
presos políticos, respeto a la Asamblea, retorno de exiliados… sólo eso, sería
un programazo democrático.
O nos
unimos en un frente contra los sepultureros, o mañana estaremos llorando
en los funerales de la democracia.
PD: “Los
funerales de la democracia” es el título de un libro inédito de mi padre,
Rafael Gallegos Ortiz, inolvidable y más en estos días cercanos al día del
padre.
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