Por Froilán Barrios
Desde el primero de mayo
pasado se han publicado toneladas de papel, programas de radio y TV
relacionados con argumentos jurídicos en pro y en contra de la convocatoria
presidencial a la asamblea nacional constituyente. En ellos se ha ocupado la
mente del atribulado ciudadano, en medio de un caos en el que no atina a
descubrir cómo será su subsistencia cada amanecer y si acaso regresará vivo,
herido o cadáver ante la macabra represión gubernamental.
El lapso transcurrido desde
aquel mitin de la avenida Bolívar, que por la frecuencia y densidad de los
eventos ocurridos hasta hoy pareciera haber sido hace un año, se ha encargado
de apurar el desenlace de la aventura desatada por una camarilla gobernante que
sufre el desengaño del televidente que descubre en los primeros capítulos la
trama final de la telenovela.
En pocas palabras, el régimen
percibe que la vida se le va como el agua entre los dedos cuando una mayoría de
la población cercana ya a 90% rechaza el fraude de la constituyente comunal, se
soltó el moño en la protesta nacional, no se tragó el anzuelo de oferta de
empleos, misiones y alimentos con la nueva Constitución, y le perdió el miedo a
la cruenta ofensiva policial y militar al participar en las masivas
manifestaciones expresadas en trancas, marchas y pintas de todo género.
Descubiertas han quedado ante
todo el país y la comunidad internacional las verdaderas intenciones de la
improbable constituyente comunal, que está centrada en dos objetivos: uno,
protegerse como pandilla de las querellas en tribunales internacionales, en los
que confronta la jauría gubernamental un rollizo prontuario por tráfico de
drogas, apropiación indebida de los bienes nacionales registrada en cuentas
bancarias millonarias en dólares y adquisición ilícita de bienes; y dos, el más
atrevido, instaurar el Estado policial comunal como medio para establecer una
prisión de pueblos y mantenerse eternamente en el poder.
Esto explica su comportamiento
y conducta criminal en innumerables casos. Los 75 asesinatos de estudiantes en
las protestas, los jóvenes detenidos junto a delincuentes comunes en la colonia
penal El Dorado para desmoralizarlos y quebrar su dignidad humana, así
como también la violación de mujeres detenidas. Todo eso es producto de
una mente asesina y enferma que no merece permanecer en el poder.
Efectivamente, presenciamos el
modus operandi del pranato que gobierna, en el que priva el resentimiento y el
rencor; justificar toda acción, desde el fusilamiento hasta el saqueo y quema
de sus propias instalaciones, como parte de la complicidad de la pandilla,
quien debe protegerse en la lealtad de la caverna gobernante.
Debían lograr un subterfugio
como coartada para continuar a toda costa el saqueo del país, por eso
manipularon el menú constitucional con la ayuda de mercenarios del derecho a
quienes todos conocemos y procedieron a montar la farsa de la constituyente
comunal con la finalidad de salvar su pellejo, subestimando a un pueblo
dispuesto a defender con su sangre la preciada conquista de vivir en libertad y
democracia.
Nota. Felicitaciones a todos
aquellos a quienes debemos, gracias a su profesionalismo, la oportunidad de
publicar nuestras ideas e informar la verdad. A todos los periodistas los
felicito en su día.
28-06-17
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