Por #MonitorProDaVinci
Discurso de orden en la Sesión
Solemne de la Asamblea Nacional
por el 206 aniversario de la Declaración de la Independencia
5 de Julio del 2017
Dra. Inés Quintero
Historiadora
Directora de la Academia Nacional de la Historia
“Buenos días:
Quiero agradecer muy
especialmente a Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional, a la Junta
Directiva y a los diputados del poder legislativo por el enorme privilegio de
invitarme a dictar el discurso de orden en el acto conmemorativo de un hecho
tan significativo para la Historia de los venezolanos como fue el 5 de julio de
1811, en un momento tan crucial para el presente y el futuro de la República.
También quiero expresar mi agradecimiento a Rogelio, mi esposo por su compañía
y por su inmenso apoyo ahorita y siempre, a mis familiares, a mis alumnos, mis
amigos, y a todos aquellos que me han manifestado su afecto y confianza en una
circunstancia tan exigente y comprometedora como la que nos reúne en esta
ocasión. Pero también quiero exteriorizar mi reconocimiento más absoluto y
sincero a todos los venezolanos que por su indoblegable vocación y convicción
republicanas, por su constancia y compromiso ciudadano han contribuido y han
hecho posible que hoy, 5 de julio del 2017, 206 años después de que se declaró
la Independencia de Venezuela, estemos aquí, en el hemiciclo protocolar del
Palacio Legislativo, en el espacio en donde reside la voluntad popular, en el
poder público que reúne la representación del soberano: 14 millones 385 mil 349
venezolanos así lo decidieron el 15 de diciembre del 2015.
El 5 de julio de 1811, como
sabemos, se declaró la Independencia de Venezuela, esa es la razón por la cual
nos encontramos en este lugar tan especial con el propósito de conmemorar la
resolución tomada por los representantes del pueblo de Venezuela quienes, con
esa decisión, transformaron para siempre nuestra Historia.
El significado de este acto de
soberanía está claramente establecido en el Acta de la Independencia que
acabamos de escuchar. Allí, en uno de sus párrafos, dice lo siguiente: “Con la
voluntad y autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos
solemnemente al mundo que sus Provincias Unidas son, y deben ser desde hoy, de
hecho y de derecho, Estados libres, soberanos e independientes y que están
absueltos de toda sumisión y dependencia de la Corona de España o de los que se
dicen o dijeren sus apoderados o representantes, y que como tal Estado
libre e independiente tiene un pleno poder para darse la forma de gobierno que
sea conforme a la voluntad general de sus pueblos”.
La declaración de la
Independencia, además de convertirnos en un Estado libre, soberano e
independiente de la Corona Española, tuvo una implicación y una trascendencia
que va más allá de lo que significó en aquel momento romper el vínculo de
sumisión y dependencia con el gobierno de la monarquía. Como el mismo texto lo
señala, a partir de esa resolución, quedaba ese Estado en libertad de darse el
gobierno que fuese conforme a la voluntad de los pueblos, por tanto, desde ese
mismo instante, quedó explícitamente establecido que la base de la legitimidad
estaba en el pueblo. Comenzó así, con esa declaración y esa determinación
sustentada en el principio de la representación, el largo y sostenido proceso
de construcción de la República que nos ha acompañado desde entonces y que hoy,
206 años después, su conservación su protección y su defensa constituyen un
compromiso ineludible e insoslayable para la totalidad de los venezolanos, sin
distinciones.
Un aspecto fundamental que es
importante destacar tiene que ver con el hecho de que al quedar abolido el
vínculo que nos unía a la corona española, la soberanía dejó de residir en el
monarca y quedó traspasada en todo derecho al ciudadano, único depositario de
la soberanía. Romper con la monarquía representó la más contundente y
trascendente revolución que haya ocurrido entre nosotros: no fuimos más súbditos
del rey sino ciudadanos libres para decidir la forma de gobierno que nos
resultara más conveniente. Fue así como el Congreso General de Venezuela, en
nombre y por la autoridad del pueblo a quien representaba, dejó consagrada esta
perdurable transformación en la Constitución Federal para los Estados de
Venezuela, sancionada el 21 de diciembre de 1811. Allí quedaron establecidos
los fundamentos de la República Federal: la división de los poderes públicos;
la alternancia en el poder; el sistema representativo, la abolición de los
fueros y privilegios, los deberes y derechos de los ciudadanos, la consagración
del principio de la igualdad y los límites y atribuciones de cada uno de los
poderes públicos.
Quienes pusieron su firma al
pie de la declaración de la Independencia y refrendaron también con sus firmas
esta primera Constitución de Venezuela, lo hicieron investidos de la legítima
autoridad que les otorgó haber sido elegidos para ello como representantes de
cada una de las provincias que participaron en las primeras elecciones que se
realizaron en Venezuela. Estas elecciones estuvieron sujetas a lo establecido
en el Reglamento Electoral redactado por Juan Germán Roscio y aprobado por la
Junta Suprema de Caracas, en junio de 1810. Fue pues ésta la primera
experiencia representativa de nuestra historia y también el momento en el cual
se fijó un principio esencial de la vida republicana: aquel según el cual sólo
es legítimo el poder que emana del pueblo, porque es en el pueblo donde reside
la soberanía.
En los años posteriores a la
declaración de la Independencia, se le otorgó más relevancia al alcance
político que tuvo la ruptura con España que a su significación como referente
de nuestra iniciación republicana. Las conmemoraciones que se hicieron durante
los años de la guerra e incluso las fiestas cívicas que se llevaron a cabo
mientras Venezuela formó parte de la República de Colombia hasta 1830,
estuvieron referidas exclusivamente a la importancia del 5 de julio de 1811
como el día en el cual se declaró la Independencia absoluta de España.
En 1834, el Congreso de
Venezuela decretó por primera vez el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de
1811, como los grandes días nacionales, en los dos casos ambas fechas quedaron
asociadas a lo que el historiador Rogelio Altez, ha calificado como el mito
genésico de la Nación, el propósito fue perpetuarlas como hitos gloriosos de la
épica independentista, punto de partida de la Nación, despojándolas de sus
contenidos específicos y sin establecer diferencias entre una y otra.
Sólo fue en el siglo XX, en
ocasión de la conmemoración del primer centenario de la declaración de la
independencia, en 1911, cuando se fijó un ceremonial que, sin hacer valer la
condición de iniciación republicana que tiene el 5 de julio de 1811, vinculó a
los poderes ejecutivo y legislativo en los espacios de la conmemoración. Según
explica el historiador Sócrates Ramírez, investigador de nuestra Asamblea
Nacional, en esa esa fecha centenaria se acordó que el Arca que contiene el
original de las Actas del Congreso se mantuviese en el Salón Elíptico del
Palacio Federal Legislativo, y que el presidente tuviese la llave y abriera el
arca ese día para que quedase expuesta a la vista de los ciudadanos. Concluido
este acto, se retiraba del palacio legislativo para dirigirse al Panteón
Nacional. Así se hizo desde entonces como parte del ritual que conmemoraba la
festividad del 5 de julio por parte del poder ejecutivo.
La sesión solemne del Poder
Legislativo, como la de hoy, se comenzó a celebrar en 1936. En esta oportunidad
el presidente Eleazar López Contreras, luego de concluir la ceremonia del Salón
Elíptico, no salió a la calle sino que esperó hasta que se instalaran las
Cámaras momento en el cual se incorporó como invitado a la Sesión Solemne del
Congreso; se trataba pues de una ceremonia distinta y separada de la del
Ejecutivo. El acto es relevante porque aun cuando constituye un procedimiento
protocolar, tal como puntualiza Sócrates Ramírez, simbólicamente representa el
reconocimiento por el poder ejecutivo de la autoridad del Congreso como órgano
de representación de la soberanía popular y como poder contralor del gobierno y
del resto del Estado. Lo cual nos remite a la división y equilibrio de los
poderes que debe existir en un sistema republicano y representativo.
Este ritual se vio
interrumpido en varias oportunidades desde su instauración en 1936,
particularmente en los años de la dictadura militar, período en el cual se
introdujo una novedad importante. En 1949, la Junta Militar que derrocó al
presidente Rómulo Gallegos, decretó que el 5 de julio fuese celebrado por las
Fuerzas Armadas en homenaje a la Independencia, de esta manera se incorporó un
desfile militar a la celebración de un hecho histórico cuya significación es
esencialmente cívica y republicana. Este añadido al ritual conmemorativo de la
Independencia, no se vio modificado a partir de 1959 y todavía en la actualidad
se mantiene. Ya va siendo tiempo de eliminar la presencia de las Fuerzas
Armadas en la conmemoración de este hecho memorable de nuestra historia y de
nuestra vida republicana y comenzar a pensar en la posibilidad de convertir el
5 de julio en una gran fiesta ciudadana. Ojalá que el próximo año lo estemos
celebrando festivamente sin desfile militar y con la asistencia masiva de los
ciudadanos.
Volviendo a la conmemoración
de la Sesión Solemne del Congreso, ésta se retomó en 1959, tal como se había hecho desde
1936, con los mismos rituales simbólicos establecidos en aquella ocasión y se
mantuvo sin modificaciones hasta el año pasado, cuando desde su investidura de
presidente de la república, Nicolás Maduro, sencillamente no asistió a la
Sesión Solemne del Congreso del 5 de julio del 2016, de la misma manera que
tampoco presentó su mensaje anual del año 2016 ante la Asamblea Nacional sino
que violentando expresamente lo dispuesto por la Constitución Nacional y
apoyado en una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia la presentación del
Mensaje Anual se hizo en la Sala Constitucional partiendo del argumento de que
la Asamblea Nacional se encontraba en desacato.
Los rituales conmemorativos
constituyen pieza esencial de los procesos de construcción de memoria y también
tienen un lugar fundamental en la conformación de las prácticas simbólicas que
han acompañado el proceso de creación y edificación de la República, de allí la
importancia de conocerlos y de estar atentos a sus alcances y significados y
también a los intentos de violentarlo y a las consecuencias que conlleva su
desconocimiento.
Pero, junto a los rituales y a
las ceremonias que le han dado forma y contenido a la vida republicana, también
ocupan un lugar relevante, las diferentes maneras en que los ciudadanos han
sido parte activa en la defensa, protección y ampliación de las prácticas y
principios republicanos ya que ello no solamente ha determinado y garantizado
la continuidad histórica de la República sino que ha sido clave en su
transformación y adecuación a los requerimientos y solicitaciones de cada
momento histórico.
Desde que se dio la ruptura
con la monarquía y empezamos a transitar el largo camino que representó
construir un sistema republicano, representativo, con separación y equilibrio
de poderes, respetuoso de la alternancia en el poder, de los deberes y derechos
de los ciudadanos, hubo, sin duda, numerosos obstáculos, tropiezos, abusos de
poder, arbitrariedades, fraudes a la representación popular, expresiones de
autoritarismo e irrespeto a la división de los poderes públicos; empezando por
el mismo Simón Bolívar con su proyecto de senado hereditario, su presidencia
vitalicia y la declaración de la dictadura el 27 de agosto de 1828; por citar
algunos de los más visibles y sin detenernos en la larga nómina de mandones que
usurparon y violentaron a la República desconociendo sus fundamentos, sus
prácticas y sus principios en estos dos largos siglos.
Sin embargo, también durante
estos 206 años han sido muchísimos los venezolanos que han sostenido de manera
continua e indoblegable sus convicciones republicanas y que se han comprometido
indefectiblemente con la defensa, la construcción, y el enriquecimiento de la
vida republicana.
Juan Germán Roscio, por
ejemplo, quien no solamente fue el redactor de los principales documentos que
le dieron fundamento a la República, sino que además, en 1817 -se están
cumpliendo justamente 200 años- redactó y publicó en Filadelfia su
libro El triunfo de la Libertad sobre el Despotismo en el cual dejó
claramente demostrado que no había nada en las Sagradas Escrituras que
justificara el poder divino de los reyes y que por el contrario, en todos los
libros santos, estaba contemplada la soberanía del pueblo y protegidos los
derechos del hombre en sociedad. No había, por tanto, contradicción alguna
entre los principios y las prácticas republicanas y la palabra de Dios.
José María Vargas, es un referente
insoslayable de nuestra historia republicana que bien merece recordarse,
especialmente en los momentos que vivimos cuando los hombres de uniforme
violentan y ultrajan a los ciudadanos impunemente sin importar su condición, ni
investidura. Vargas se enfrentó a los autores del golpe militar que irrumpió
contra su mandato en 1835, y en el mismo acto hizo valer la legitimidad de su
gobierno. Mantendré la potestad constitucional, mientras deba hacerlo,
mientras una fuerza que no pueda superar me prive de ella, fueron sus palabras
a los golpistas.
Fermín Toro no tuvo ningún
tipo de dudas cuando José Tadeo Monagas, después de propiciar el asalto al
Congreso de la República en enero de 1848, exigió a los diputados a punta de
bayonetas que asistieran al Congreso para impedir la interrupción del hilo
constitucional. Díganle a Monagas que Fermín Toro no se prostituye, respondió
Toro a los emisarios del presidente. No volvió al Congreso mientras los Monagas
estuvieron gobernando.
En 1888, después de 18 años
durante los cuales el general Antonio Guzmán Blanco controló de manera
autocrática y personalista el poder, los venezolanos hartos de su egolatría y
cansados de sus desmanes autoritarios, derribaron a El Manganzón y a El
Saludante, nombre con el que eran conocidas las estatuas que se erigieron para
rendirle honores. No volvió a pisar territorio venezolano, murió en Paris y los
restos de sus estatuas quedaron como piezas de museo.
Los caraqueños también
reaccionaron de manera contundente y decisiva en 1936, inmediatamente después
de la muerte de Juan Vicente Gómez cuando salieron a las calles a expresar su
determinación de impedir la perpetuación de la dictadura gomecista. La jornada
del 14 de febrero dejó ver con claridad la resolución de todos estos ciudadanos
que estuvieron dispuestos a exigir en las calles su derecho a vivir en
democracia.
Las mujeres venezolanas
contribuyeron decisivamente en el enriquecimiento de la vida republicana
cuando de manera organizada y colectiva al luchar por sus
derechos civiles y políticos, modificaron la idea según la cual el lugar idóneo
de las mujeres era del lado adentro de sus casas. y ampliaron los espacios de
actuación civil y política de la mitad de la población Al concluir el siglo XX,
la presencia femenina en los más diversos ámbitos de la sociedad venezolana es
expresión elocuente del impacto que tuvo en nuestra sociedad la lucha sostenida
de las mujeres por transformar los lugares de su actuación pública y
profesional.
Los estudiantes han sido una
presencia constante en la defensa de la vida republicana: Así lo expresaron en
distintos momentos de nuestra historia: contra Guzmán Blanco, frente a Cipriano
Castro, durante las célebres y conocidas jornadas de 1928 para denunciar y
rechazar la dictadura de Juan Vicente Gómez y exigir democracia y libertad;
también en tiempos de la dictadura de Pérez Jiménez la huelga de los
estudiantes fue hito clave en la caída del régimen militar. Los estudiantes
igualmente estuvieron presentes en los años de la democracia dispuestos a
defender la autonomía universitaria, el derecho a disentir y a exigir atención
a sus demandas, con la finalidad de fortalecer y enriquecer los espacios y los
ámbitos del ejercicio ciudadano. Este mismo compromiso estuvo vivo y presente
durante los gobiernos de Hugo Chávez Frías como expresión de la determinación
que los ha acompañado históricamente en sus luchas por un pensamiento libre,
independiente, crítico y plural. Como lo siguen siendo en el presente.
Podríamos seguir enumerando
las presencias y acciones individuales y colectivas que dan cuenta de este
sostenido esfuerzo que han mantenido los venezolanos durante más de dos siglos
con el único propósito de defender, proteger y fortalecer la vida republicana.
Todos ellos y muchos más son importantes referentes en este difícil y crucial
momento en el cual se encuentra la República.
Y es que la crítica situación
en la cual nos encontramos no es reciente ni accidental. Desde hace varios años
hemos asistido a una constante, perniciosa y flagrante violación de los
fundamentos republicanos. La alternancia en el poder fue eliminada y sustituida
por la reelección indefinida, una práctica que contradice en lo más profundo la
esencia de la vida republicana; la desaparición del equilibrio y la división de
los poderes públicos se ha instalado como una rutina cotidiana sin el menor
pudor ni consideración a los principios fundamentales que sostienen a la
República las expresiones son múltiples y cada una más vergonzosa que la
otra, basta mencionar la escena de los magistrados con sus togas cantando
vítores a Chávez o la declaración de la entonces presidenta del TSJ, cuando en
diciembre del 2009 afirmó que la división de poderes debilita al Estado. Esta
afirmación de la magistrada está muy lejos de ser una herejía jurídica; por el
contrario se ha instalado como norma de funcionamiento de forma tal que en la
actualidad el TSJ es un apéndice del poder ejecutivo y un brazo político del
partido de gobierno: las numerosas sentencias contra la Asamblea Nacional al
punto de desconocer su legitimidad son la más elocuente demostración del
irrespeto total a la división y equilibrio de los poderes públicos, a lo cual
se suma la más reciente actuación contra la actual Fiscal, y su manifiesta
intención de destituirla sin tener las atribuciones constitucionales para ello.
Ha sido igualmente flagrante y
violatoria de la vida republicana la manera en que se ha cercenado e impedido
el derecho de los ciudadanos a expresarse a través del voto. Las autoridades
que deben regir los procesos electorales no solamente han sido designadas sin
atender lo establecido en la Constitución sino que además, han dado
demostraciones visibles y elocuentes de su compromiso político con el partido
de gobierno, a lo cual se añade lo que fue la actuación del cuerpo comicial al
obstaculizar por todos los medios la realización del Referendo revocatorio
previsto en la Constitución, la postergación de las elecciones que se
encuentran vencidas y la aceptación sin cortapisas de la convocatoria a una
Asamblea Nacional Constituyente sin realizar el referendo consultivo que exige
la Constitución y aceptando unas bases comiciales que desconocen el voto
universal y directo, establecido en Venezuela desde 1946.
A todas estas acciones que
atentan contra las bases de la República se suman muchísimas otras
manifestaciones que encierran una profunda indiferencia frente a las espantosas
condiciones materiales en las que viven la inmensa mayoría de los venezolanos:
los terribles problemas de abastecimiento, la falta de medicinas, la situación
deplorable de los hospitales y de los servicios de salud, el aumento de la
pobreza, la inflación, la inseguridad y la violencia desbordadas; para ninguna
de ellas hay respuestas ni soluciones por parte del gobierno.
Tampoco hay el menor respeto
hacia los derechos más elementales de los ciudadanos: el derecho a la vida, a
la libertad de expresión, el derecho a manifestar pacíficamente, el derecho a
la propiedad, los derechos humanos, son violentados cotidiana e impunemente.
Frente a este terrible cuadro
político, social, económico y jurídico que socava las bases de la existencia de
la República, la sociedad venezolana ha respondido con una enorme fortaleza y
una extraordinaria musculatura republicana: se ha mantenido en las calles por
más de noventa días, exigiendo el respeto a la constitución y la defensa de sus
derechos ciudadanos. Son variadas las instituciones y las voces que se han
manifestado fijando posición y exigiendo el respeto a la Constitución, a la
autonomía de la Asamblea Nacional, así como la liberación de los presos
políticos. Las Universidades, Las Academias Nacionales, la Conferencia
Episcopal Venezolana y muchas otras así lo han hecho con absoluta
responsabilidad y compromiso con las instituciones republicanas
Durante estos tres meses, han
sido contundentes las movilizaciones en todo el país por parte de los más
diversos sectores de la sociedad, del mismo modo hemos podido presenciar todo
tipo de expresiones creativas y artísticas las cuales han tenido como objeto
trasmitir con diferentes recursos y lenguajes el sentido y alcance de la
protesta, no ha habido un momento de descanso. La sociedad se ha organizado
constituyendo un gran Frente Nacional en Defensa de la Constitución y la
Democracia que se ha ido ramificando por todo el país, en municipios y
parroquias con la participación de maestros, artistas, políticos, estudiantes,
juristas, sindicatos, trabajadores, deportistas, científicos, gremios,
asociaciones profesionales, universidades, instituciones académicas. Su único
objetivo es sumar voluntades para proteger a la República del asedio al cual se
encuentra sometida.
La respuesta frente a la
movilización y organización de la sociedad ha sido la más violenta represión
por parte de la guardia nacional bolivariana y de la policía nacional
bolivariana frente a las multitudes desarmadas de ciudadanos. Las muertes de
jóvenes venezolanos ya sobrepasa el centenar, detenciones arbitrarias,
allanamientos ilegales, el sometimiento de civiles a la jurisdicción militar,
abusos y excesos cometidos por los cuerpos de seguridad del estado y por
cuerpos armados irregulares que actúan bajo su amparo; un lenguaje intimidador
y amenazante cuyo único fin es amedrentar, atemorizar, espantar al ciudadano de
a pie frente a un Estado secuestrado por quienes detentan el poder y han puesto
al servicio de su proyecto político los recursos e instituciones públicas; un
atentado más contra la institucionalidad republicana como lo constituye la
propuesta de convocar una Asamblea Nacional Constituyente que desconoce por
completo el principio fundador de nuestra historia republicana consagrado en el
acta de la declaración de la Independencia y sostenido a través del tiempo como
la base más sólida y perdurable de la legitimidad política: darse la forma
de gobierno que sea conforme a la voluntad general de sus pueblos.
Es la voluntad general la que
tiene la última palabra, es en el pueblo y solamente en el pueblo donde reside
la soberanía. Y por esta razón estamos hoy aquí, en la sede del poder público
que reúne la representación del soberano, para recordar, reconocer y valorar el
compromiso histórico de todos los venezolanos que nos han precedido y que con
sus acciones, con su coraje, con su determinación y convicción ciudadanas
hicieron posible el sostenimiento de la República porque fueron capaces de
superar sus diferencias, de solventar los obstáculos y de atender las
exigencias de su tiempo para conseguir las respuestas adecuadas y ejecutar las
acciones convenientes que permitieron darle continuidad a la República.
Hoy nos corresponde a
nosotros, a los venezolanos del presente, a todos, sin distinciones de ningún
tipo, comprometernos con el sostenimiento de la República, de la misma manera
que lo hicieron los venezolanos en el pasado, con la misma constancia, con el
mismo coraje, con las mismas convicciones y con la misma determinación de
vencer las diferencias y de encontrar las fórmulas de entendimiento y encuentro
que garanticen la convivencia ciudadana en el marco de los principios y las
prácticas republicanas, sólo así podremos conservar la República, el más sólido
y perdurable referente histórico que tenemos como venezolanos. La Historia nos
compromete, antes como ahora, con su defensa. Depende de cada uno de nosotros,
especialmente en estos momentos de vejación y atropello inclemente a la
República, que no solamente se mantenga, sino que salga victoriosa y
fortalecida, en nuestro presente y en los años por venir.
Muchas gracias”.
06-07-17
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