Por Simón García
El 16 es el día más preciso
para demostrar la soberanía del pueblo. Allí se comprobará que la norma
constitucional, pateada por Maduro, deriva de un hecho real: la energía que
sostiene a la sociedad, la que la mueve y la transforma, es la acción del
pueblo. Ni el Estado ni el poder pueden subsistir sin él.
Maduro echó al cesto de sus
destrucciones la democracia en cualquiera de sus versiones, incluida la
protagónica. No podía hacerlo sin colocarse contra la Constitución, por lo que
inventó sustituir la del 99 con una destinada a liquidar todos los obstáculos a
la perpetuación en el poder de él y su pequeña cúpula militar civil. Después,
si le dan la sartén, irá contra los disidentes y su propia gente sospechosa de
hacerle sombra.
El 16 el país hará lo que
Maduro no puede hacer: aplicar el requisito constitucional que establece que
una Asamblea Constituyente tiene que ser aprobada por un referendo en el cual
el soberano ejerza la potestad intransferible de convocarla. El 16 los
venezolanos le dirán al mundo, con su entusiasta y pacífica asistencia a los
puntos soberanos, que el pueblo tiene los votos que la dictadura perdió.
Esta será la primera de las
victorias, estar del lado de la Constitución y expresar lo que más del 70% de
la población a través de un sí con el mismo poder simbólico del 19 de abril de
1810, donde no hubo CNE, ni plan república o máquinas de votación.
La segunda victoria consistirá
en la realización del mayor acto cívico de desconocimiento y desobediencias del
pueblo a un régimen que se niega a tomar en cuenta su voluntad y pretende
colocar su poder por encima de cualquier validación electoral democrática.
La tercera victoria estribará
en traducir el tamaño de la movilización en descentralización de la lucha, en
multiplicación de los puntos desde los cuales irradiar relaciones democráticas
y en la implantación de una red de Comités de Defensa de la Constitución y la
democracia capaz de tomar en sus manos nuevas formas de lucha que se combinen
con el uso central de la calle.
Después del 16 el régimen
decidirá si mantiene su involución totalitaria o si vira hacia el
funcionamiento autónomo de las instituciones públicas, la realización de
elecciones, la libertad de los presos políticos y la disposición a encontrar
fórmulas para atenuar las calamidades sociales. Si adopta medidas concretas que
indiquen lo segundo, entonces favorecerá una negociación que evitará costos y
pérdidas infinitas.
También el gobierno puede
persistir en instalar una Asamblea Constituyente fraudulenta y sierva de un
Estado reducido a mantenerse con las bayonetas y el crimen. Un camino que
incrementará las contradicciones y grietas en el campo oficialista y en el que
la cúpula de la violencia terminará por descubrir que tampoco tiene las balas.
El domingo 16, con toda
nuestra fuerza y buena voluntad, lograremos una victoria de Unidad y de futuro.
16-07-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico