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lunes, 23 de octubre de 2017

El ala del cisne negro por @garciasim


Por Simón García


Nuestra lucha es para reconquistar la democracia, entendida como relaciones abiertas entre ciudadanos y de éstos con los partidos, el mercado y el Estado. Supone disfrutar una libertad al día, irreductible a secundaria promesa a futuro. Un bien humano que se debe preservar y ejercer, sobre todo en condiciones adversas y ante regímenes que la anulan.

Rendir un derecho, esencia de la abstención, es legitimar al poder. En el fondo materializa un consentimiento, como lo evidencia la derrota en Miranda. Detrás de este tipo de pérdidas aparecen, hasta hoy, dos factores principales. Uno, el fraude estructural que destruye o merma, antes del día de la elección, las condiciones de equidad entre los competidores. El otro, la ausencia de personas que votaron el 2015 y que ahora no se movieron.

Está por desentrañar si hubo un fraude coyuntural, el propio día de las elecciones, que resuelva el misterio de que todas las encuestas y los exitpol indicaron un resultado casi exactamente inverso al que finalmente presentó la Secretaria Electoral del régimen. La auditoría exigida por la MUD podría determinar si hubo o no otros factores que alteraran las tendencias y predicciones existentes hasta media tarde, cuando comenzó a aparecer el ala de un cisne negro.

Llamar a los ciudadanos a renunciar al derecho al voto es abandonar la posibilidad de generar democracia. Su éxito supone un fracaso cívico. Su fuerza proviene de parasitar errores de los demócratas para incurrir en uno mayor.


Negarse a ir a una elección no promueve la vigencia de la democracia, especialmente cundo la forma viable de vencer al ventajismo y las trampas del poder es con la votación masiva. Ni el golpe, ni la insurrección son opciones para desplazar al gobierno por medios pacíficos, democráticos y constitucionales. ¿Vamos a cambiar estos medios?

La abstención es nociva para el país. Para vencerla hay que combatir desde ahora el pensamiento extremista que la fundamenta. No podemos condenarnos, por una falsa visión unitaria, a entregarle al régimen Alcaldes, concejales, legisladores y hasta la presidencia de la República. Ese es el camino más corto para perpetuar en el poder a la maraña de privilegios y negociados que está destruyendo el país que todavía sobrevive.

La culpa no es de los ciudadanos. Ellos derrotaron con votos a la dictadura y al abstencionismo en cinco Estados. Los números oficiales muestran que la abstención fue derrotada, pero el gobierno pudo aumentarla en los electores de la oposición y reducirla en sus partidarios. ¿Bastará el control burocrático y el ventajismo para explicar este raro fenómeno?

La abstención oxigenó al régimen. Y no vamos a debilitarlo sin saldar cuentas con el pensamiento extremista que ya sueña con una salida 3 y pretende introducir división levantando el espejismo de que con la abstención si se tumba una dictadura. Tampoco si la MUD no asume sus errores, abandona la soberbia dirigente y se empeña en enfrentar con eficacia a un régimen que está estrangulando a la sociedad.

22-10-17




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