Por Ascensión Reyes
Un objetivo
pragmático fue el punto de unión de los tan disímiles partidos,
organizaciones y movimientos que integran la Mesa De la Unidad Democrática:
el cambio de Gobierno.
Esta aspiración tejió los
vasos comunicantes entre ellas y la cohabitación fue posible durante
aproximadamente nueve años. Fue clave en la consolidación de la MUD, que
gradualmente se fue fortaleciendo y permitió que figuras de partidos y de la
sociedad civil se vincularan a ella.
Hoy en la MUD los cimientos se
estremecen cuando afronta la peor crisis de su historia y ahora, está
punto de un cisma.
Llamada “saco de
gatos” –por lo variopinta de su composición- ha perdido cuatro de sus
vidas, pero las otras tres no es seguro que las puedan salvar. Por ahora, las
posiciones parecen irreconciliables.
El secretario general de
AD, Henry Ramos Allup, admitió – entrevista en Unión Radio- que la crisis
venía creciendo en las filas de la MUD por “la forma en cómo se tomaban las
decisiones, por la forma en cómo algunas organizaciones anunciaban desde afuera
agendas que no conocíamos los demás (…) o cómo se forzó la salida de Jesús
“Chúo” Torrealba, de la vocería de la MUD”.
Destacó que la chispa que
prendió la mecha que está a punto de estallar fue la juramentación de
los gobernadores adecos ante la ANC.
Mientras, en otro
extremo, Freddy Guevara, dirigente de Voluntad Popular (VP),
propuso que la reestructuración de la MUD se hiciera sin “los judas”,
en clara referencia a los adecos.
Durante el vaivén de estos
nueve años, la unidad la fundamentaban en el plano electoral, pero en
algunos momentos caminaron por el borderline. Cuando había procesos
comiciales el panorama estaba claro, pero cuando no había elecciones las
iniciativas eran tomar la calle sin una estrategia definida.
Hoy en día se ve que ese
pegamento en torno a lo electoral no fue suficiente para mantener la
unidad.
Cronológicamente las fisuras
quizá más fuertes se observaron durante 2013, 2014, 2016 y ahora, en 2017,
cuando está a punto de estallar la burbuja de la Unidad por la falta de una
visión compartida de los tres partidos más importantes: AD, Primero
Justicia y Voluntad Popular.
La primera vida murió con las
elecciones de 2013
En 2013, las pugnas entre
Primero Justicia y Acción Democrática eran notorias. Las divergencias
estribaban en la posición de PJ de marcar distancia con los liderazgos de
partidos tradicionales como AD y Copei. Pero más específicamente con Henry
Ramos Allup. La tolda verde ya estaba muy debilitada y su exclusión pasó casi
desapercibida.
La yunta era sobre todo de Primero Justicia y Voluntad Popular. Capriles entonces asumió la vocería de la alianza opositora.
En la campaña electoral de
las presidenciales de Capriles versus Nicolás Maduro todos
los partidos participaron. Sin embargo, hubo acusaciones contra Ramos Allup,
porque no participaba directamente en las movilizaciones de Capriles. Quienes
sí cumplían en el acompañamiento con el entonces gobernador de
Miranda era Voluntad Popular.
Capriles perdió la elección
por un estrecho margen y desconoció los resultados. Denunció 3.500
irregularidades y pidió una auditoría. Maduro le tomó la palabra y aceptó la
revisión, pero el CNE declaró que la auditoría no se podía realizar.
En septiembre de ese año se
presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos la
impugnación de las elecciones.
El informe Hospedales y La
Salida
Para algunos, el origen
de los errores estratégicos de la MUD se plasma claramente en el
olvidado informe Hospedales. Tras la primera derrota sufrida por Capriles
en 2012 frente a un Hugo Chávez moribundo, la alianza opositora se
propuso realizar una revisión operativa y estratégica profunda.
Ramón Guillermo Aveledo encargó
a la Comisión de Estrategia identificar debilidades y fortalezas de la MUD, y
las recomendaciones para conquistar el objetivo estratégico. Carlos
Guillermo Arocha, Gabriel Puerta Aponte, Pedro Benítez, Colette Capriles,
Eduardo Gómez Sigala, Arístides Hospedales, Andrés Stambouli, Ricardo Sucre e
Ysrrael Camero como secretario de la Comisión, redactaron un demoledor
informe de reingeniería opositora.
“No se ha logrado producir y
difundir una caracterización común del chavismo, que utilice un mismo lenguaje
y con las mismas categorías políticas”, anunció el informe. El segundo aspecto
destacado señalaba que la MUD había “evitado el debate de las ideas (…) No ha
sido eficiente este enfoque pragmático porque al centrarnos solo en soluciones
sin tomar en cuenta las ideas políticas, hemos dejado de lado la política y
ésta ha sido sustituida por estudios de opinión y mensajes publicitarios”.
Dos recomendaciones más envió
el informe. “La MUD debe discutir si deja de comportarse como
una coalición electoral para actuar también como una gran
alianza estratégica y político-social en vinculación orgánica con la
sociedad (p. 9)”. y “La MUD debe ampliarse incorporando a diversos
sectores sociales, en atención a su representatividad sin que dichas adiciones
resientan la eficacia de la Mesa (p. 10)”.
Ninguno de estos aspectos se
consideraron. El informe fue engavetado y sus recomendaciones obviadas, dando
paso a una nueva forma de organización que estableció una organización con base
en el número de votos alcanzados por cada organización
política. Fue el antecedente de lo que posteriormente fue
llamado La Salida.
Los Radicales y la segunda
vida
Foto: Noticiero Digital
El año 2014 transcurrió
entre La Salida, sus consecuencias y los intentos de diálogo.
Voluntad Popular, Bandera Roja, Vente Venezuela y Alianza
Bravo Pueblo apoyaron la iniciativa, la cual la capitaneaba, Leopoldo
López, líder de VP. A estos cuatro se les imputó el calificativo de “los
radicales”. Los demás partidos de la MUD tomaron distancia de la iniciativa o
acción. Si bien no manifestaban su rechazo públicamente, sí lo hacían bajo
perfil.
Poco a poco los demás partidos
se fueron distanciando y Henrique Capriles manifestó su rechazo públicamente.
Al punto que algunos sectores lo acusaron de dejar solo a López. Pero para
demostrar su solidaridad con su ex compañero de partido- el exalcalde de
Chacao militó en Primero Justicia- lo acompañó cuando se entregó a las
autoridades en la Plaza Brión de Chacaíto.
En ese momento el debate
interno todavía giraba en torno de la reestructuración de la MUD y aún asustaba
el informe Hospedales. Voluntad Popular manifestaba que debía ser excluido de
la secretaría Ramón Guillermo Aveledo. Pero no se discutían propuestas. La
presión conllevó a que Aveledo dimitiera finalmente, dando paso al
establecimiento de un denominado G-4 (VP, AD, UNT y PJ).
La MUD quedó acéfala por un
tiempo. Jesús Torrealba, quien fue elegido posteriormente
como secretario ejecutivo del bloque opositor, destacó que a la
alianza le costó dos años recuperarse y reorganizarse.
Luego, remando todos en la
apuesta electoral la MUD obtuvo una rotunda victoria en las elecciones
parlamentarias de 2015. No solo ganó la mayoría de los escaños, sino que
también obtuvo la mayoría calificada con la cual podía tomar decisiones que
implicaban cambios en el status quo.
Sin embargo, el oficialismo
con sus maniobras logró echar por tierra esa mayoría calificada en el Parlamento y
los cuatro diputados indígenas, tres de la oposición y uno, del chavismo,
fueron desincorporados. Hasta el día de hoy el caso sigue pendiente en la Sala
Electoral.
28-10-17
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