Por Ascensión Reyes
No hubo cambio en seis meses,
pero si costó una vida más de la MUD, la tercera. En 2016, por acuerdos
internos de la alianza, Ramos Allup fue el primer presidente de
la Asamblea Nacional. Pero para llegar a ese acuerdo hubo que limar las
fricciones entre AD y Primero Justicia. Ambas organizaciones
pujaban por coronar en la presidencia del Parlamento.
En ese momento, Ramos Allup
afirmó que el cambio de Gobierno sería en un plazo de seis
meses. Las opciones para lograr el objetivo eran cuatro: Constituyente, juicio
al Presidente, declarar el abandono del cargo y la enmienda constitucional.
En otro lado de
la oposición se trabajaba en el referendo revocatorio y el
2 de agosto se solicitó formalmente al Consejo Nacional Electoral que
diera paso a la recolección del 20% de las firmas para la consulta popular.
Pero en octubre, siete
tribunales penales de varios estados anularon la primera fase
la recolección del 1% de las firmas para la promoción de la consulta
popular y el CNE suspende la recolección del 20% de las rúbricas que estaba
pautada en tres días.
Tras la cancelación,
la MUD convocó la Toma de Venezuela realizada el 1 de
septiembre de 2016. Una de las demostraciones de fuerza más importantes de la
historia de la oposición. De acuerdo con cálculos que se hicieron en Caracas
participaron más de un millón de personas y en todo el país la cifra superó los
cinco millones.
El 3 de noviembre se convocó
una marcha hacia Miraflores para notificarle al
presidente Nicolás Maduro que la Asamblea Nacional había determinado
su responsabilidad política y el abandono del cargo y le
exigían restituir el hilo constitucional. La movilización fue suspendida.
La decisión la tomaron AD, Primero Justicia y UNT lo que
causó malestar en Henrique Capriles, Voluntad Popular y Vente
Venezuela. La suspensión fue para complacer una petición
del Vaticano puesto que se había instalado una mesa de
diálogo con la oposición y el Gobierno y los expresidentes José Luis
Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín
Torrijos fungían también como mediadores.
La Constituyente y las
regionales se llevaron la cuarta vida
Luego del descalabro de 2016
con la pérdida de la consulta popular, la MUD anunció en enero de este año
su reestructuración. Sale Jesús, Chúo, Torrealba de la
secretaría general y se pasó a la creación del Congreso de la Sociedad
Democrática. Sería la máxima instancia para el debate y estaría integrada
por los partidos y organizaciones civiles.
Se nombró además
un denominado G-9 integrado solo por Acción Democrática,
Primero Justicia, Voluntad Popular, La Causa R, Avanzada Progresista, Alianza
Bravo Pueblo, Movimiento Progresista de Venezuela, Un Nuevo Tiempo y Vente
Venezuela.
La secretaría ejecutiva dio
paso a tres equipos de operación y un coordinador general: apoyo técnico, dirigido
por Roberto Picón; apoyo político, dirigido por Ángel Oropeza y
apoyo social, dirigido por Alfredo Padilla y Tinedo
Guía. La figura del coordinador general recayó sobre José Luis
Cartaya. Y la vocería recayó en los partidos.
Con esta estructura, la hoja
de ruta avanzó hacia las protestas de calle debido a que las
sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia menoscababan
facultades del Parlamento.
La fuerza de la
calle demostró que la oposición era mayoría y también, salió a flote
nuevamente la cara de la represión del Gobierno. En julio la calle se
apagó entre maniobras políticas, miles de detenidos y un balance de más 120
muertos y más de un millar de heridos. El 16 de julio se efectuó
la consulta popular convocada por la MUDpara desconocer
la Constituyente y proceder a la renovación de los Poderes
Públicos así como realización de elecciones libres y transparentes.
La consulta fue un éxito,
participaron más de 7 millones de personas, pero pese al rechazo expresado a la
Constituyente, el 30 del mismo mes se hizo la elección de la ANC. Así
que la consigna: La Constituyente no va, cayó por su propio peso y la MUD, sin
la fuerza de calle de meses anteriores, no pudo detenerla.
En el ínterin Voluntad Popular
y Vente Venezuela, sobre todo el primero, jugaron adelantado al convocar a
una huelga general y una Hora Cero. No era la primera vez, que
asumían ese tipo de iniciativas.
El fracaso de las acciones
para lograr el cambio de Gobierno fue uno de los puntos de mayor decepción y
desilusión de la militancia opositora. Y de ahí en adelante fue aumentando la
desconfianza hacia el liderazgo de la MUD.
El mismo 30 de julio Maduro le
propuso la papa caliente de la elección de gobernadores a la MUD. El
primero en decir que participaría fue AD en la voz de Ramos Allup. Desde ese
momento comenzó un encarnizado debate en las filas de la alianza entre quienes
querían participar y quienes no. Del denominado “grupo radical”, VP aceptó ir a
la contienda mientras que Vente Venezuela y ABP dejaron en claro su disgusto y
decisión de no concurrir a la celebración de los comicios. El partido
de Antonio Ledezma también aclaró que no haría campaña por la
abstención, mientras que María Corina Machado, un día antes de la
elección, informó públicamente que no votaría.
Esas desavenencias también se
presentaron con la nueva convocatoria al diálogo. Los más radicales VV y
ABP se oponían a nuevas conversaciones con el Gobierno. Ante el anuncio de
Francia de que en República Dominica se instalaría la mesa de
negociación, AD planteó no ir porque eso los afectaba para las regionales y en
una maniobra propuso ceder a su lugar a Henrique Capriles, “porque se la daba
de arrecho y reclama a los que van a negociar que nunca consiguen nada”. Por
esa razón, a Santo Domingo solo llegaron los representantes de PJ, Julio
Borges; de VP, Luis Florido y de UNT, Manuel Rosales.
Desde julio hasta
octubre, Maduro sembró la sombra de la duda entre partidos y
militancia de la MUD cada vez que afirmaba que se estaba próximo a un acuerdo.
Con el diálogo y las denuncias sobre las violaciones a los derechos
humanos gravitaban tres grupos: Mitzy de Ledezma y Lilian
Tintori; Luis Florido y Carlos Vecchio y la MUD y UNT.
Florido, al ser presidente de la Comisión de Política Exterior, montó tienda
aparte y realizaba acciones sin tomar en cuenta a la alianza.
QEP Otro momento de tensión se
creó con las elecciones primarias para la escogencia de candidatos.
Hubo acercamientos entre VP y PJ, que trataron de aislar a los adecos,
pero luego se tuvieron que extender hacia AD dada la fuerza que tenía en
algunas regiones. Con ello, excluyeron a otras organizaciones como
UNT, Avanzada Progresista de Henry Falcón y al Movimiento
Progresista de Liborio Guarulla, quien sentenció: La MUD murió en
Amazonas porque no aceptamos imposición de cogollos de Caracas.
Luego del descalabro
electoral, el corolario de las disputas fue la juramentación de los
cuatro gobernadores adecos ante la Constituyente. La acción prácticamente le
pone el QEPD a la MUD.
Aunque la historia no termina,
es apenas el trayecto previo de lo que podría ser la nueva oposición.
¿La reestructuración será posible? ¿En qué forma? ¿cuándo? Un balance, con
la ruta completa sobre la mesa, pueden dar la última palabra.
29-10-17
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