Por Henrique Capriles
“Las palabras nunca alcanzan
cuando lo que hay que decir desborda el alma”, decía Julio Cortázar; y es que
con todo lo amplio y maravilloso que es el diccionario hay emociones y
sentimientos que no pueden describirse ni con todas las palabras.
Ningún venezolano hoy podría
explicar cómo se siente frente a lo que vivimos en nuestra Venezuela, porque la
realidad nos sobrepasa. Hace dos décadas llegaron con la boca llena de
promesas, criticando todo lo que existía hasta el momento y asegurando que lo
iban a hacer mejor, que iban a resolver todos los problemas del país, llenando
de ilusiones sobre todo a quienes más necesidades tienen.
Dos décadas después, y lo
repito porque se dice fácil pero son muchos años, la situación de nuestro país
es peor que la que existía en 1998.
En Venezuela, la crisis de
alimentos ha venido aumentando y ha llegado al punto de ser una emergencia
humanitaria, tanto que mueren semanalmente entre 5 y 6 niños por desnutrición,
y las proyecciones indican que pueden llegar a morir 280.000 niños por esta
causa.
El déficit nutricional es de
70%. La desnutrición infantil grave llegó al 15% en el mes de agosto y 33% de la
población infantil ya presenta retardo en el crecimiento. Un daño tanto físico
como mental que los afectará el resto de su vida porque están en plena etapa de
crecimiento.
Según la FAO, Venezuela es el
país con más aumento en el número de subnutridos, es decir, de personas mal
alimentadas. En 2015 había 2,8 millones de personas con subnutrición y para
2016 esta cifra aumentó a 4,1 millones de personas que padecen el problema.
A esto debemos sumarle que el
80% de los venezolanos sólo comen dos veces al día, y la cantidad y calidad de
los alimentos ha bajado debido a la escasez y la inflación, que se estima este
año 2017 cierre en 1,033%. Solo en el mes de julio hubo una inflación de 26%,
imagínense, la inflación de un mes fue superior a la de Perú en los últimos 10
años.
Unos 4,5 millones de
venezolanos comen una vez al día y a veces cada dos días, según el estudio que
realizó Cáritas. No en vano cada vez vemos más venezolanos comiendo de la
basura. Y cómo no va a ocurrir esto si tenemos un desgobierno sentado en
Miraflores, que ni se ha inmutado ante el alarmante dato de que ya para el 2016
el 81,8% de los hogares en Venezuela vivían en pobreza, de los cuales 51,51%
sobrevive en condiciones extremas. Un gobierno responsable hace tiempo hubiese
dado un paso fuera del Palacio para ver lo que está pasando.
Y justamente una de las
razones de nuestra lucha ha sido la apertura de un canal humanitario para
alimentos y medicinas, e incluso viajamos a Colombia (antes de que ilegalmente
nos quitaran el pasaporte) para tramitar algunas ayudas hacia ese objetivo. Con
este canal humanitario podríamos ayudar a frenar la crisis que estamos
viviendo, y que padecen quienes menos recursos poseen, al traer alimentos
directamente a las comunidades y medicinas a los enfermos.
Ejemplo de que esto se puede
hacer es el plan Escuela Solidaria que hicimos en las escuelas de nuestra
Miranda durante el periodo vacacional para garantizar la alimentación de los
niños en las comunidades con más necesidades de nuestro estado, llegamos a servir
316.548 platos de comida. Un programa que hicimos gracias a la ayuda de los
venezolanos de buen corazón que a través de donaciones hicieron que alimentar a
24.682 niños fuera posible.
Porque cuando un problema te
desborda debes primero reconocerlo y segundo aceptar la ayuda que se te ofrece
e incluso buscarla, pero el régimen ni siquiera reconoce el problema, porque
para Maduro y su camarilla, el hambre de los venezolanos es un medio para
alcanzar su objetivo de perpetuarse en el poder.
Este objetivo único que tiene
el desgobierno se ha hecho evidente desde hace tiempo y cada vez con más
fuerza. El año pasado cuando no fijaron fecha para las elecciones regionales
como correspondía, después de que la Unidad ganara con amplio margen la
Asamblea Nacional, fue una primera señal de lo que se estaban tramando. Añadido
a que se negaron a convocar el Referendo Revocatorio después de que sorteamos
todos los obstáculos que nos pusieron.
Tras las protestas cientos de
venezolanos en las calles quisieron bajar la presión con el invento del fraude
Constituyente, porque no encontraron apoyo ni en los venezolanos y ni en la
comunidad internacional, que ya tenía su mirada puesta en nuestra Venezuela
ante las atrocidades que Maduro y su camarilla venían cometiendo contra los venezolanos,
llevándose por el medio nuestra Constitución y todos los principios y derechos
humanos, mostrando su cara dictatorial.
Gracias a la voz de los
venezolanos en cada rincón de nuestra Venezuela y a la presión de la comunidad
internacional, logramos que se convocaran las elecciones regionales. Si,
sabíamos que no sería fácil y empezamos a ver como a horas de las elecciones
nos cambiaban las reglas del juego, aún así decidimos ir, convencidos de que
una vez más podríamos burlar las trampas del desgobierno y ganar ante el
fraude; y porque si queremos seguir mostrando las costuras de este grupo que
tiene secuestrado el poder debemos seguir accionando. Entre enfrentarse al
fraude en unas elecciones y no hacerlo, la opción de enfrentarlo era necesaria para
poder demostrarlo. No hacer nada no podía ser una opción.
Y aunque en algunos estados el
CNE impuso el fraude, como en Miranda y en Bolívar, en otros cinco estados,
bajo las peores circunstancias, logramos imponernos. Lo que ocurrió después es
lamentable, cuatro de estos cinco gobernadores electos se subordinaron ante el
fraude Constituyente contra el cual luchó el país. Además se dijo hasta el
cansancio que no se reconocería y allí entra la pregunta ¿Hay principios? ¿Hay
respeto a la gente a la que se le pidió votar? Mi respuesta está en que Juan
Pablo Guanipa representó por lo que siempre hemos luchado, la política con
principios y coherencia, que nos permita realmente cambiar a Venezuela y dejar
atrás los viejos vicios y los de hoy potenciados.
Mientras el desgobierno sigue
jugando con las necesidades de la gente e irrespetando la voluntad de un pueblo
que a gritos pide cambio, nos toca a quienes creemos en la Venezuela de
progreso, en la Venezuela de lo posible, seguir luchando. Los venezolanos necesitamos
superar la crisis, no solo de forma sino de fondo.
Cuando uno ve la situación
económica del país, donde la Canasta Básica Familiar cuesta casi 4 millones de
bolívares, mientras el sueldo mínimo es de 136.500 bolívares, es decir, que el
sueldo de un trabajador solo alcanza para adquirir el 3,4% de los productos de
la canasta; sumado al aumento del pasaje del transporte público, que tampoco es
suficiente para los transportistas porque no les alcanza para los repuestos;
cuando uno ve la destrucción del campo y el desincentivo de la producción, que
nos hace más dependientes de las importaciones, pero que las importaciones
bajan cada vez más porque ya no hay divisas suficientes y debemos empezar a
pagar las deudas en la que nos metieron estos delincuentes, lo que va a traer
más escasez y por ende el aumento de todos los precios; cuando uno ve la
devaluación de nuestra moneda, que el dólar va disparado hacia los 50.000
bolívares, y eso lo hace a usted más pobre; cuando uno ve que cada día la vida
del venezolanos es más difícil y cada día hay más gente pasando hambre, que
cada día hay más gente que está despidiendo al hijo o nieto porque se va a otro
país… Cuando nos enfrentamos a esa realidad que vivimos los venezolanos, yo me
pregunto: ¿es tiempo de rendirse o es tiempo de luchar con más fuerzas para
cambiar el rumbo de nuestro país?
Frente a lo que vive nuestra
Venezuela, hoy más que nunca debe haber compromiso y conducción. Nadie se cree,
ni dentro ni fuera de nuestras fronteras, el resultado del 15 de octubre bajo
esta situación que vive el país.
Todo lo que ha venido pasando
nos da la oportunidad de construir una nueva Unidad, no la que quiere Maduro,
no la que baja la cabeza, no la que interpone los intereses de alguien. Es
tiempo de construir la Unidad con principios, que dé respuestas; una Unidad que
ponga a Venezuela por encima de todo.
Nosotros llegamos a la
política a cambiar el presente que tenemos, pero también los motivos que nos
llevaron a esto. Vamos a promover una Unidad que siga luchando para lograr el
cambio del país.
Sabemos que en estos momentos
estamos llenos de emociones y sentimientos, y a veces nuestra emocionalidad no
nos deja avanzar; pero no podemos quedarnos con esas emociones y sentimientos
dentro y no hacer nada con ellos, tenemos que buscar la forma de expresarnos,
no podemos quedarnos quietos, debemos activarnos y seguir luchando, porque
nuestro país no es de un grupito que ha decidido robárselo, Venezuela es de tus
hijos, de tus nietos, Venezuela es tuya, es de todos, y luchar por ella siempre
valdrá la pena.
¡Dios bendiga a nuestra
Venezuela y nos de fuerza para seguir luchando!
29-10-17
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