Por Efecto Cocuyo
Desde cualquier perspectiva,
las elecciones regionales del domingo en Venezuela tuvieron
resultados negativos para la oposición. El régimen del presidente Nicolás
Maduro ocupó 18 de las 23 gobernaciones tras un proceso electoral severamente
cuestionado por la proliferación de irregularidades.
Para Félix Seijas
Rodríguez, analista político y estadístico venezolano, director de la
encuestadora Delphos, los opositores del presidente Nicolás
Maduro deben decidir si las urnas todavía pueden servir como una
herramienta efectiva contra el régimen.
La contundente derrota sufrida
por Maduro y su gobierno en las elecciones legislativas del 6 de diciembre de
2015 parecían indicar el fin de la capacidad del régimen de retener el poder
electoralmente, señala Seijas en un
artículo publicado en el portal digital America’s
Quaterly.
A partir de ese momento,
Maduro emprendió “un ataque sistemático a las libertades de
los ciudadanos, sobre todo a través de la represión de protestas
callejeras sostenidas por la oposición”, recuerda.
No obstante, en los últimos
meses, estos eventos atrajeron una mayor atención internacional y la presión
para seguir adelante con las elecciones, que habían estado suspendidas desde
2016.
“Cuando se anunciaron las
elecciones, la oposición desafió algunas expectativas -y antecedentes
históricos recientes- al anunciar que participarían. La decisión dividió a
los votantes de la oposición, algunos de los cuales anticiparon la
naturaleza cambiante de sus perspectivas electorales. La coalición opositora
venezolana reconoció una gran oportunidad para quitarle más poder a quienes
estaban a cargo si pudieran obtener el control de más gobernaciones”
considera el analista.
Por el contrario, el cálculo
del gobierno de Maduro, fue que las elecciones podría darle un margen de maniobra
tanto en el país como en el extranjero. “Ganar, para Maduro, significó
legitimidad en medio del escrutinio y la crítica internacional de que el
gobierno estaba ignorando a la mayoría que se opone. Incluso capturar la mitad
de las gobernaciones impugnadas habría sido positivo para el régimen, ya que le
permitiría transmitir una imagen de un país con un equilibrio de fuerzas. Para
la oposición, una división de 50-50 el domingo habría sido un duro golpe”,
señala.
De esta manera resume Seijas
cómo ganó Maduro:
1.- El gobierno no tuvo
ninguna posibilidad de ganar nuevos partidarios, por lo que su estrategia
electoral se basó en obtener sus seguidores centrales en la calle, al
mismo tiempo que desalentaba a sus oponentes para que votaran. El partido gobernante
se basó en la imagen de sus candidatos a la gobernación y del difunto ex
presidente Hugo Chávez, evitando en todo momento cualquier mención de
Maduro. También trabajó para convencer a los partidarios que dependen de los
programas estatales de bienestar y empleo que esos programas podrían terminar
si los gobernadores de la oposición tomaban el control.
2.- Para disuadir a los
votantes de la oposición de acudir a las urnas, el gobierno recurrió a
la manipulación, el engaño y la intimidación. Primero adelantó las
elecciones por dos meses para aprovechar la confusión que habían creado más de
90 días de intensas protestas callejeras en ambos lados. La inauguración en
agosto de la Asamblea Constituyente, un órgano legislativo creado por Maduro
para reemplazar a la Asamblea Nacional controlada por la oposición, había
desorientado de manera similar a la oposición. Mover la elección hacia adelante
le dio poco tiempo a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para
coordinar internamente y construir una estructura adecuada para monitorear las
elecciones a nivel nacional.
3.- El discurso oficial
también trató de minimizar las percepciones de que las elecciones tendrían
algún efecto tangible sobre el poder en el país, esencialmente convencer a
los opositores de de que votar no valía la pena. Se establecieron otras
barreras, como evitar que los nombres de los candidatos se actualizaran en las
papeletas, el cierre de las mesas de votación en lugares que tienden a
favorecer a la oposición y la consiguiente reubicación de los votantes en
lugares difíciles de alcanzar.
¿Qué viene ahora?
Para Félix Seijas, el plan de
juego del gobierno fue efectivo: los votantes se dejaron influir por el mensaje
oficial de que estas elecciones no eran particularmente importantes, y los
obstáculos establecidos para desalentarlos de votar fueron suficientes para
mantener a los votantes de la oposición en casa.
“Una señal clara de esto es
que la participación en los distritos de la oposición estaba muy por debajo del
promedio nacional. Además, muchos votantes de bajos ingresos, convencidos de
que cualquier gobernador estatal que fue electo no tendría un impacto real en
la economía nacional, optó por el candidato con mayor probabilidad de
satisfacer sus necesidades inmediatas”, explica.
¿Qué queda para la oposición?,
se pregunta el analista
“Las denuncias oficiales
contra el régimen están en curso, pero es poco probable que tengan éxito en
probar el fraude a través de medios oficiales. Sigue siendo
importante, especialmente en el ámbito internacional, que la MUD deje en claro
el grado en que se manipularon los resultados de la votación del domingo”,
precisa.
Asiumismo, otro efecto de los
resultados del domingo es que se esfuma cualquier creencia de que la oposición
pueda tomar el poder de forma rápida y democrática. “Los resultados del domingo
fueron un golpe moral para los posibles votantes de la oposición, y erosionarán
su fe en el liderazgo de la oposición. La capacidad del régimen para
resistir la presión internacional hasta el momento sugiere que la oposición
debe cambiar su enfoque”.
Agrea que Maduro puede
aprovechar los resultados del domingo y los votantes de la oposición sienten la
desilusión de impulsar rápidamente las elecciones municipales. Esto les
daría, potencialmente, cuatro años de dominio ostensiblemente legítimo sobre
unos 300 municipios en todo el país. Las elecciones presidenciales también
deben presentarse el próximo año.
“El gobierno seguirá
trabajando para crear un ambiente que les permita celebrar elecciones sin
riesgo de perder. La oposición tiene una línea fina para caminar si espera
evitar quedar atrapada en un callejón sin salida electoral”, señala.
En conclusión, si Maduro
intenta participar en otra elección, la oposición enfrentará una dura
decisiónsobre participar o no, ya que parece evidente que el gobierno ha
encontrado nuevas formas de ganar a pesar de que sus partidarios son una
minoría.
“El domingo, de hecho, puede
significar el fin de la MUD tal como existe actualmente, o al menos el fin de
la política electoral como su principal campo de acción en el futuro. El riesgo
de la oposición de confiar en el poder de las elecciones ahora debe dar lugar
al hecho de que los últimos vestigios de la democracia en Venezuela se están
desvaneciendo”, finaliza Seijas.
19-10-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico