Miguel Méndez Rodulfo 20 de octubre de 2017
Hace cosa
de un mes fui invitado por el Frente de Entendimiento Nacional a un foro sobre
el análisis del país y las perspectivas para las elecciones del 15 O. En el
presídium, acompañando a Jesús Cabezas, Presidente del FEN, se encontraba la
plana mayor de la CTV, debido a que la reunión se efectuaba en los espacios de
esa central obrera. El foro discurrió sobre el tema; los asistentes fueron
dando su opinión cada uno, y sus inquietudes fueron respondidas por Cabezas y
la dirigencia cetevista. Avanzado el intercambio, decidí intervenir y,
saliéndome un poco del tema, por lo demás abundantemente debatido, se me
ocurrió emplazar a los dirigentes sindicales formulándoles una serie de
preguntas que tienen que ver con la futura gobernabilidad y con los sacrificios
que los diferentes actores de la vida nacional, deben estar dispuestos a
realizar.
Plantee
un escenario en que una nueva gobernabilidad, que ha sucedido a este nefasto
régimen, debe asumir la conducción del país, haciéndolo en forma precaria, con
una institucionalidad destruida, una economía en el suelo, un panorama de
hambre, escasez crónica de medicinas, altísimo desempleo y una elevada
inestabilidad política. Les pregunté en concreto ¿Cómo esperan colaborar con el
nuevo gobierno y apuntalar la democracia? ¿De qué manera van a moderar la
conflictividad sindical, mientras el país se recupera política y
económicamente? (evitar que proliferen las huelgas, ya que si no se las
hicieron a este gobierno, menos se las deben hacer a una joven y endeble
democracia) ¿Cómo van a contribuir con la generación de empleo? ¿De qué manera
van a eliminar la inamovilidad laboral, que beneficia a los reposeros, que
desestimula el esfuerzo que socava el cumplimiento así como la disciplina, y
qué lo que ha hecho es evitar que se creen nuevos trabajos? ¿Qué van a hacer
para flexibilizar el salario mínimo, de manera de no ahogar financieramente a
las empresas y que éstas tengan para invertir en insumos y maquinarias? ¿Cómo
van a hacer para colaborar con la formación de los trabajadores de forma de
elevar su productividad y con ello también la de la empresa? ¿De qué manera se
puede simplificar la contratación colectiva y que sea cada empresa que negocie
con su sindicato?
Luego,
para aclarar que yo no era un enemigo de la clase obrera, pasé a enumerar los
puntos que pensaba que también Fedecámaras debía cumplir: Los patronos deben
entender que su mano de obra es la fuente de su riqueza, por lo que el
trabajador requiere reconocimiento, estima y respeto. Que el trato que el
trabajador reciba sea muy humano, que se cumplan escrupulosamente las
condiciones de la ley que protegen al trabajador, tanto en el ámbito de la
salud laboral, el espacio de trabajo, su remuneración y sus prestaciones
sociales. La idea es que avanzada la recuperación de la economía los
trabajadores, en una porción significativa, ganen más que el salario mínimo y
que éste no sea un jornal de subsistencia, sino que permita un desarrollo
familiar y social digno. Que las empresas tengan en la formación del personal
obrero un mandato ineludible, porque ello mejora la calidad de la mano de obra
y aumenta la riqueza. También que el sector privado invierta en tecnología, de
manera que mejore y automatice los procesos productivos, lo cual redunda en
beneficio de empresarios y obreros. Que se promuevan las actividades
culturales, sociales y ambientales, con la participación activa del personal
obrero en ese disfrute o cuido.
No
solamente los obreros y empresarios deben hacer sacrificios por Venezuela, sino
también el sector político. Éste tiene que entender que el país no debe
seguirlos, sino que la cosa es al revés. Por otra parte el sentido honorífico
que significa detentar un alto cargo público, una magistratura, requiere mucha
humildad para oír y recibir a todos los ciudadanos. Por último, el servicio
público no debe generar riqueza, porque para ello está el rol empresarial.
PD: en
privado la respuesta de la dirigencia sindical fue muy esperanzadora.
Caracas,
19 de octubre de 2017
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