ANTONIO MARIA DELGADO 24 de octubre de 2017
El
vencimiento de casi $1,000 millones en bonos esta semana luce como una prueba
de fuego para el régimen de Nicolás Maduro, en momentos en que aumentan los
temores de los mercados de que Caracas no pueda realizar a tiempo los
desembolsos, activando de esa manera el temido default.
Ese
vencimiento, junto con otro vencimiento para la semana siguiente de casi $1,200
millones tiene a los mercados en vela, especialmente ante señales de que el
régimen está enfrentando dificultades en conseguir el efectivo y en
contrarrestar las sanciones financieras impuestas por el gobierno
estadounidense.
“Si no
pagan este viernes van a haber muchas noches de insomnio para los
inversionistas, especialmente durante el fin de semana”, manifestó desde Miami
Russ Dallen, socio gerente de la firma Caracas Capital Markets.
“Sí
llegan a pagar, entonces las fiestas van a ser espectaculares”, agregó.
Y es
que aún cuando el régimen ya lleva bastante tiempo deambulando cerca del
default —en medio del colapso de la economía provocado por años desacertadas
políticas socialista— la situación parece estar llegando a nuevos extremos ante
un recrudecimiento de la crisis de liquidez del gobierno y en consecuencia de las
sanciones financieras aplicadas por Estados Unidos.
De
hecho, el régimen bolivariano ya entró este mes en una serie de incumplimientos
de pagos de obligaciones pequeñas pero que juntas suman $590 millones, haciendo
uso del período de gracia de 30 días de esas emisiones, práctica que genera
angustia entre los inversionistas pero que por si sola no activa formalmente la
declaración de default.
La
situación es diferente, sin embargo, con los $980 millones que vencen el
viernes, y con los $1,200 millones que debe pagar el 2 de noviembre. Estas
emisiones no cuentan con períodos de gracia y un incumplimiento permitiría a
los tenedores de bonos a ejecutar de inmediato las previsiones legales que
tienen para resguardarse.
Ese
escenario eventualmente terminaría afectando la deuda de más de $90,000
millones en bonos que el país tiene en circulación, ya que un incumplimiento en
una emisión terminaría significando el incumplimiento en todas las emisiones.
Los
temores de un incumplimiento cobraron fuerza la semana pasada con el anuncio
realizado por la calificadora de bonos Standard & Poor’s sobre los bonos
emitidos por la estatal Petróleos de Venezuela.
“Dadas
las actuales sanciones [estadounidenses] impuestas a PDVSA y a su ya presionada
posición de liquidez, no estamos seguros sobre la capacidad de la compañía de
pagar sus venideros vencimientos de deuda al final del mes y a inicios de
noviembre”, declaró la firma el viernes.
La
incertidumbre también ha estado afectando a los precios de los bonos
venezolanos negociados en Wall Street.
Dallen
dijo que los instrumentos cayeron la semana pasada por debajo de los 30
centavos por dólar, nivel que tradicionalmente ha servido de piso ya que los
inversionistas asumen que de producirse un default, ellos eventualmente recuperaría
al menos un 30% del valor facial de los instrumentos en una posterior
reestructuración.
Cuando
los bonos caen por debajo de los 30 centavos, salen de inmediato los
inversionistas a comprarlos, considerando que cualquier nivel por debajo de eso
es una oportunidad. Eso tradicionalmente ha conducido a que los precios no
permanezcan por mucho tiempo por debajo del piso, producto de un incremento de
la demanda por los instrumentos, explicó Dallen.
“Pero
lo que pasó fue que cayeron por debajo de los 30 centavos la semana pasada y se
quedaron debajo de los 30 centavos”, resaltó.
La
pérdida de confianza en la capacidad de pago del régimen se produce pese a que
la mayoría de los economistas en Venezuela piensan que al menos en esta
ocasión, el régimen volverá a pagar, incluso cuando eso significa que
voluntariamente estaría decidiendo incrementar la aguda escasez de alimentos y
medicinas que ya padecen los venezolanos.
“El
Gobierno va a seguir con la política que tuvo en 2016 de pagar la deuda
sacrificando las importaciones y eso es la escasez, eso es la carestía, las
carencias que vemos en los productos fundamentales, medicinas y alimentos”,
dijo a la agencia EFE el economista y diputado José Guerra, quien actualmente
es presidente de la Comisión de Finanzas del Parlamento, que está controlado
por la oposición.
Pero
este es un juego al que el régimen no puede mantener indefinidamente, agregó
desde Caracas el economista Orlando Ochoa, que advirtió que la situación no va
a mejorar hasta que se produzca un cambio dramático en la conducción económica
del país.
“Ahora
quizás puedan pagar pero la situación luce algo distinto el año que viene”,
manifestó Ochoa en una entrevista telefónica.
“El
servicio de la deuda en bonos, las obligaciones ante proveedores, los costos de
importar diluyentes [para la industria petrolera], de importar alimentos y
medicinas y de servir además la deuda con China y con Rusia luce imposible sin
contar con el acceso a los mercados financieros. De manera que la posibilidad
de que se produzca un default en alguna de esas partes es bastante alto”,
advirtió.
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