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miércoles, 25 de octubre de 2017

Mercados sufren de insomnio por temor a que Venezuela caiga en default esta semana, por @DelgadoAntonioM



ANTONIO MARIA DELGADO 24 de octubre de 2017

El vencimiento de casi $1,000 millones en bonos esta semana luce como una prueba de fuego para el régimen de Nicolás Maduro, en momentos en que aumentan los temores de los mercados de que Caracas no pueda realizar a tiempo los desembolsos, activando de esa manera el temido default.

Ese vencimiento, junto con otro vencimiento para la semana siguiente de casi $1,200 millones tiene a los mercados en vela, especialmente ante señales de que el régimen está enfrentando dificultades en conseguir el efectivo y en contrarrestar las sanciones financieras impuestas por el gobierno estadounidense.

“Si no pagan este viernes van a haber muchas noches de insomnio para los inversionistas, especialmente durante el fin de semana”, manifestó desde Miami Russ Dallen, socio gerente de la firma Caracas Capital Markets.

“Sí llegan a pagar, entonces las fiestas van a ser espectaculares”, agregó.

Y es que aún cuando el régimen ya lleva bastante tiempo deambulando cerca del default —en medio del colapso de la economía provocado por años desacertadas políticas socialista— la situación parece estar llegando a nuevos extremos ante un recrudecimiento de la crisis de liquidez del gobierno y en consecuencia de las sanciones financieras aplicadas por Estados Unidos.

De hecho, el régimen bolivariano ya entró este mes en una serie de incumplimientos de pagos de obligaciones pequeñas pero que juntas suman $590 millones, haciendo uso del período de gracia de 30 días de esas emisiones, práctica que genera angustia entre los inversionistas pero que por si sola no activa formalmente la declaración de default.

La situación es diferente, sin embargo, con los $980 millones que vencen el viernes, y con los $1,200 millones que debe pagar el 2 de noviembre. Estas emisiones no cuentan con períodos de gracia y un incumplimiento permitiría a los tenedores de bonos a ejecutar de inmediato las previsiones legales que tienen para resguardarse.

Ese escenario eventualmente terminaría afectando la deuda de más de $90,000 millones en bonos que el país tiene en circulación, ya que un incumplimiento en una emisión terminaría significando el incumplimiento en todas las emisiones.

Los temores de un incumplimiento cobraron fuerza la semana pasada con el anuncio realizado por la calificadora de bonos Standard & Poor’s sobre los bonos emitidos por la estatal Petróleos de Venezuela.

“Dadas las actuales sanciones [estadounidenses] impuestas a PDVSA y a su ya presionada posición de liquidez, no estamos seguros sobre la capacidad de la compañía de pagar sus venideros vencimientos de deuda al final del mes y a inicios de noviembre”, declaró la firma el viernes.

La incertidumbre también ha estado afectando a los precios de los bonos venezolanos negociados en Wall Street.

Dallen dijo que los instrumentos cayeron la semana pasada por debajo de los 30 centavos por dólar, nivel que tradicionalmente ha servido de piso ya que los inversionistas asumen que de producirse un default, ellos eventualmente recuperaría al menos un 30% del valor facial de los instrumentos en una posterior reestructuración.

Cuando los bonos caen por debajo de los 30 centavos, salen de inmediato los inversionistas a comprarlos, considerando que cualquier nivel por debajo de eso es una oportunidad. Eso tradicionalmente ha conducido a que los precios no permanezcan por mucho tiempo por debajo del piso, producto de un incremento de la demanda por los instrumentos, explicó Dallen.

“Pero lo que pasó fue que cayeron por debajo de los 30 centavos la semana pasada y se quedaron debajo de los 30 centavos”, resaltó.

La pérdida de confianza en la capacidad de pago del régimen se produce pese a que la mayoría de los economistas en Venezuela piensan que al menos en esta ocasión, el régimen volverá a pagar, incluso cuando eso significa que voluntariamente estaría decidiendo incrementar la aguda escasez de alimentos y medicinas que ya padecen los venezolanos.

“El Gobierno va a seguir con la política que tuvo en 2016 de pagar la deuda sacrificando las importaciones y eso es la escasez, eso es la carestía, las carencias que vemos en los productos fundamentales, medicinas y alimentos”, dijo a la agencia EFE el economista y diputado José Guerra, quien actualmente es presidente de la Comisión de Finanzas del Parlamento, que está controlado por la oposición.

Pero este es un juego al que el régimen no puede mantener indefinidamente, agregó desde Caracas el economista Orlando Ochoa, que advirtió que la situación no va a mejorar hasta que se produzca un cambio dramático en la conducción económica del país.

“Ahora quizás puedan pagar pero la situación luce algo distinto el año que viene”, manifestó Ochoa en una entrevista telefónica.

“El servicio de la deuda en bonos, las obligaciones ante proveedores, los costos de importar diluyentes [para la industria petrolera], de importar alimentos y medicinas y de servir además la deuda con China y con Rusia luce imposible sin contar con el acceso a los mercados financieros. De manera que la posibilidad de que se produzca un default en alguna de esas partes es bastante alto”, advirtió.

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