Por Rubén
Contreras, 20/01/2018
Este régimen
tiránico, despótico y dictatorial que infaustamente dirige el kiptocrata,
oclocrata y cleptocrata de Nicolás Maduro,
con la masacre y asesinato de Oscar Pérez y sus seguidores, este 15 de
enero, día del maestro, se ha ganado un sitial en la historia del bochorno que
será recordada en los anales de la historia republicana de nuestra patria, como
uno de los pasajes más oscuros cometido por algún indigno personaje.
Obviamente
no se puede desconocer que en la historia de Venezuela hay pasajes oscuros,
confusos, traumáticos y bochornosos, cometidos por quienes en su momento
detentaron el poder.
A Simón
Bolivar se le juzga malévolamente por el juicio a Piar, se le califica de
blandengue por su perdón a Jose Francisco Bermúdez y no se le perdona la
conmutación de la pena a Santander. A Guzmán Blanco se le recuerda por la
muerte de Antonio Paredes y Juan Vicente Gómez por la deposición de Cipriano
Castro y el juicio y cárcel a su compadre Delgado Chalbaud. Igualmente a Pérez
Jiménez por la muerte de Leonardo Ruiz Pineda.
A Raúl
Leoni por la muerte del profesor Alberto Lovera y a Carlos Andrés por la muerte
del guerrillero, asaltante e bancos y secuestrador Jorge Rodríguez, padre de
los resentidos sociales Jorge y Delcy Eloína Rodríguez, quienes destilan odio, sarcasmo
y sed de venganza en cada una de sus intervenciones públicas.
Al
Felón de Sabaneta, el teniente coronel intergaláctico, se le recuerda y
repudia, por las masacres ocasionadas
por la intentona del golpe militar del 4 de febrero y el 27 de noviembre de
1992; por los muertos de Puente Llaguno
y de la Plaza Altamira, entre los tantos acaecidos durante sus 13 años de
dictadura, y otros más; así como por la destrucción de Venezuela y la división
de sus ciudadanos, de lo cual hablaremos
en otra oportunidad.
Al
Oclocrata del Inmaduro se le recordará por muchos factores, ya que es si acaso,
el único personaje en el mundo contemporáneo que come Castañuelas, pero la cátedra
la ha dictado en su ejercicio como presidente de la república, en el cual ha
demostrado su condición supina de ignorante y bastardía a la enésima potencia.
Obviamente
que así como se estudia en la actualidad en diversas universidades del mundo,
el caso de la destrucción de Venezuela
en todos sus órdenes y se pretende obtener una respuesta de como un país de
potencialidades es llevado a la ruina; a
partir del 15 de enero de 2018, entramos
nuevamente en el libro de records de la historia mundial, al contemplar el
asesinato a mansalva de unos ciudadanos por disentir de las ideas de los
déspotas que usufrutuan el poder en Venezuela, así como de miembros de
colectivos usados para tales fines y a los cuales había que eliminar para tener
una justificación de los hechos.
Hasta
ahora, que yo sepa, no se le conoce al finado Oscar Pérez, el
haber ajusticiado, o asesinado a ciudadanos venezolanos en sus diversas
acciones de protesta y toma de cuarteles o puestos policiales; si se había
leído y escuchado por las diversas redes comunicacionales su deseo e interés de
salir de este régimen despótico y dictatorial, y eso tenía enervado al inmaduro
quien para demostrar su soberbia e incapacidad de dialogar y del perdón, emitió
la orden de la pena capital para ese grupo romántico de soñadores de una
Venezuela mejor.
Lo
paradójico es que al delincuente líder
del colectivo del 23 de enero, después de ser asesinado según nuestras fuentes por los milicos cubanos, inmediatamente entregaron sus cuerpo al jefe
Bernal y se procedió al entierro de rigor con los honores y protocolo
delincuenciales del proyecto madurista. En cambio, el cuerpo de Oscar Pérez y
sus acompañantes han sido vedados a sus familiares, negándoles a estos la
autoridad que tienen de verlo por última
vez para darle cristiana sepultura.
Claro,
las evidencias del vil asesinato lo manifiesta el parte del forense, todos
fueron vilmente asesinados con tiros de gracia en la frente de cada uno de
ellos, después de haber sido bombardeada la vivienda con Bazucas, como si
estuvieran en combate, lo cual demuestra la saña, el odio, la prepotencia de
esos asesinos que dirigen el estado y la peste militar de las fuerzas armadas.
El
caso es que el 15 de enero se escribió una página negra en la historia de
Venezuela, firmada por un ciudadano irresponsable, incapaz de dialogar y de
perdonar los errores al adversario, demostrando con esa acción su talante
antidemocrático y manifiesta a la vez
odio, resentimiento y determinación de la perpetuidad en el ejercicio del poder,
que lo sellará y marcará como uno de más grandes asesinos de la historia
Contemporánea venezolana y mundial.
El
caso es que la diferencia, de los muertos señalados en gobiernos anteriores a
este, muchos de ellos se conocieron después de haberse ejecutado los mismos,
pero este asesinato fue radiografiado, telegrafiado o filmado a través de las
redes y en los diversos audios escuchados, Oscar Pérez manifestó su rendición y
que estaban a la espera de fiscales del ministerio público para sellar el
acuerdo, pero dichos fiscales tan agiles para acusar al ladrón de Ramírez, esta
vez no aparecieron por ningún lado, dejando el espacio para la bazuca y las
balas de gracia, ya que al no permitir que sus familiares y afectos más cercanos,
viesen y velasen los cuerpos y estos fuesen enterrados por los integrantes de
la peste militar, deja entrever la masacre cometida; permitiendo con esto que Maduro quedase
marcado para la posteridad con el hierro del tiro de gracia y el bochorno.
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