Por René Núñez, 29/01/2018
Cada día nuestra situación país se agrava en todos los
órdenes de la sociedad. El régimen, que ya lleva casi 20 años en el poder,
insiste tercamente en privilegiar los intereses de su revolución que los de la
república. Intereses qué en la práctica se reducen en mantenerse en el poder
sin importar el daño estructural y de empobrecimiento que viene produciendo a
la institucionalidad y a la población en general.
La oposición, por su parte, se encuentra en un laberinto
de contradicciones, incoherencias, equivocaciones y desaciertos; cada vez más
distanciada del rol unitario y protagónico que le corresponde asumir frente a
un gobierno con características claras y evidentes autoritarias; del cual, no
se puede esperar bien común social y democrático.
Inexplicable, como la victoria contundente lograda por la
Oposición en 2015 con ocasión de las elecciones parlamentarias (AN), se haya
esfumado en menos de dos años. Justo cuando los venezolanos se encuentran
sometidos a las peores condiciones económicas y sociales de toda la historia
democrática.
No se necesita ser tan experimentado en esto de la
política, para predecir el comportamiento y las acciones del gobierno en
materia electoral. Hace dos años, el régimen no estaba interesado en convocar
elecciones menos facilitar consultas algunas, porque las perdía todas. Por eso
se opuso y negó en el 2016 el referendo solicitado por la oposición y las
elecciones a gobernadores que legalmente correspondían realizar. El año pasado,
cambiaron de parecer y convocaron las de gobernadores y alcaldes, conscientes
de la división interna de la MUD, y del uso desproporcionado, como ha sido
costumbre, de los recursos humanos, financieros y mediáticos del Estado.
Estratégicamente potenciaron la abstención, lo que les permitió dos grandes
victorias en sendos comicios.
Para este 2018, ni cortos ni perezosos y fiados de que en
la MUD se ha profundizado la desunión y división, la ANC ha adelantado la
convocatoria de las elecciones presidenciales para finales de abril, fuera de
lapso legal establecido y sin pertenecer la responsabilidad de hacerlo, pues es
al CNE quien le corresponde convocarlo. Para ellos, la batalla política
más importante y decisiva, donde se la jugarán con todo. Tienen mucho que
perder.
Este adelanto, no cabe duda, pone contra la pared a la
MUD, en dos meses está obligada a resolver tres grandes y complicados escollos:
el primero, tomar la decisión de participar o no. El segundo, lograr por
consenso una candidatura única capaz de entusiasmar y esperanzar a los
ciudadanos de que unidos y masivamente solo pueden superar al gobierno que los
empobrece. Tercero, explicar claramente al electorado insatisfecho y
descontento de ambos bandos, de la conveniencia ineludible impostergable
de salir a votar para acabar con la exclusión, la inflación, el
desabastecimiento, la desigualdad social, los atropellos a los derechos del
ciudadano, el enriquecimiento ilícito, la impunidad, y un Poder Judicial
sometido al capricho de unos pocos, en perjuicio de la gran mayoría. Amanecerá
y veremos.
Twitter @renenunez51
Instagram nuñezrodriguezrenejesus
(edición 1430)
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