Por Piero Trepiccione
Los indicadores
socioeconómicos que estamos viendo en estos últimos meses son
espeluznantes. Los niveles de inflación más la cantidad de hogares cuyos
ingresos no pueden soportar la rudeza de la situación actual han crecido en
paralelo a un ritmo avasallante.
Aunado a ello,
el fenómeno migratorio que está afectando a la sociedad venezolana no
se detiene ni aminora, todo lo contrario, en las últimas semanas se aprecia
cómo aumentan las colas para apostillar y gestionar los documentos necesarios
para salir del país.
Es una especie de éxodo
masivo compuesto mayoritariamente por jóvenes entre los dieciocho y
veintitrés años. El dato que nos aporta el último estudio de la firma Datincorp
sobre este tema es verdaderamente dramático. Casi un sesenta por ciento de los
hogares venezolanos se ha visto impactado por la migración y si le
sumamos el porcentaje que quiere irse prácticamente vivimos un proceso
de desmembramiento de la sociedad venezolana como nunca antes lo
habíamos tenido.
A este cuadro falta
agregarle las señales claras y no tan claras que vienen del liderazgo
político. La tratativa de diálogo en República
Dominicana, aun cuando se ha llevado a cabo con bajas expectativas por
parte de la opinión pública nacional, no deja de ser una esperanza frente a la
creciente desesperación que vive la población para cubrir sus necesidades. Sin
embargo, desde el gobierno se endurecen las posiciones y se siguen lanzando
insultos a los líderes de oposición sin que se note algún resquicio
de reconciliación.
Todo este cuadro de inicios
del 2018 nos ubica en una coyuntura particularmente compleja que pudiera
desencadenar en lo que llamo “una salida a la venezolana” es decir, que no se
parezca en lo absoluto a cualquier situación parecida que haya vivido otra
nación en el continente o inclusive, alrededor del mundo.
Esta viabilización
pragmática a la polarización y el hundimiento de nuestra economía
puede estar asociada a la idiosincrasia del pueblo venezolano que
frente al conflicto existencial que padece se pudiera activar masivamente con
una orientación absolutamente flexible en lo que respecta a visiones
ideológicas.
Faltaría ver cómo
reaccionarían Rusia y China frente a un fenómeno de esta
naturaleza que impactaría sobremanera el ajedrez internacional y la reaparición
de una especie de “neo-guerra fría” que se mueve sutil y no tan sutilmente en
nuestra región. Esta salida a la “venezolana” puede convertirse en modelo y
referencia para la resolución de conflictos en el plano internacional,
incluyendo el caso Siria. Esperemos que sea pronto y para bien…
21-01-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico