Por Edward Rodríguez
Sin duda alguna el nombre
de Lorenzo Mendoza es el más escuchado en la calle, supermercados,
transporte público, cafés, reuniones sociales y, por supuesto, entre
opinadores, analistas y encuestadores, para ser el candidato
presidencialde la oposición venezolana que enfrente a Nicolás
Maduro y el régimen.
Quizás el que, hasta ahora,
ha profundizado más sobre Mendoza como posible candidato es el presidente de la
empresa Datincorp, Jesús Seguías. En una entrevista en el diario
zuliano Panorama del 21 de enero del presente año, antes de la
convocatoria electoral realizada por la fraudulenta Asamblea Nacional
Constituyente, señaló que el presidente de Empresas Polar se vislumbraba como
un fenómeno electoral parecido a Carlos Andrés Pérez o Hugo Chávez.
Seguías, dijo que veía a
Lorenzo como un candidato fuera de los partidos, que
genera confianza y puede garantizar inversiones, esto
aunado a lo que le reflejan los estudios realizados por su firma Datincorp que
reflejan que el 82% de los venezolanos demanda por la solución económica; mejor
escenario imposible para un candidato empresario.
Hoy recuerdo mucho lo que
una vez me dijo la muy respetada dirigente político y diputada Liliana
Hernández que “para ser candidato presidencial hay que querer ser presidente, y
después de querer y desear SER se procede a consultar a su entorno familiar
para comunicar e informar de las pretensiones, pero el gusanillo de querer SER
no lo detiene nadie, ni la esposa; pasada esa prueba asume la candidatura”. Por
lo que vemos, el señor Lorenzo se debate a lo interno y en lo familiar si es
oportuno o no ser candidato presidencial.
Su silencio pareciera
apuntar a que en el fondo no quiere ser Presidente y sus más cercanos no
quieren que lo sea para no poner en riesgo el conglomerado de empresas que
están bajo su mando, si eso es así, lo respetamos y lo valoramos, pero es hora
que le diga a los venezolanos que descarta su participación y así todos esos
corazones que lo ven como la opción voltearán la mirada hacia otra u otro
aspirante con tantos o más méritos que Mendoza.
Particularmente soy de los
que cree que si Lorenzo acepta, la Mesa de la Unidad Democrática se
va a unir en torno a él, sería un candidato de consenso que
entusiasmaría a los venezolanos de oposición y a los venezolanos que ven
con medio ojo al Gobierno, que sufren tanto como el resto, que son minoría y
que también buscan irse del país. La realidad hoy es que se tienen todas las
condiciones en contra, pero dando la batalla tendríamos un nuevo Presidente en
Venezuela.
Es aquí donde cabe la
reflexión sobre del cuento de los dos hombres que fueron capturados por unos
caníbales; los salvajes les preguntaron cómo querían morir, si por cucaramaca o
muerte súbita, el primero dijo que por cucaramaca (dejo a su acertada
imaginación en qué consistía el método cucaramaca); al ver el segundo hombre lo
que le hicieron a su compañero, prefirió la muerte súbita. Los caníbales le
dijeron “perfecto, pero primero vamos con cucaramaca y después muerte súbita”.
¿Conclusión? Con
este Gobierno, así el señor Mendoza no sea el candidato presidencial -que
hasta el régimen quiere- sus empresas tampoco estarán a salvo en los próximos
seis años de resultar reelecto Nicolás o cualquiera de ellos que representa el
modelo fracasado y visceral del socialismo del siglo XXI.
Mientras Lorenzo se debate
entre cucaramara o muerte súbita, vayamos pensando en otros connotados
venezolanos como Ramón Guillermo Aveledo, Cecilia García Arocha, el padre Luis
Ugalde o el ex grande liga, Omar Vizquel. Les aseguro que nos quedamos cortos
pero hay que tener un candidato ya porque “el tiempo perdido hasta los santos
lo lloran”.
30-01-18
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