Por Antonio Ecarri Bolívar
Una organización de maletín,
una franquicia, unas siglas, que no representan más que el papel en el que
garabatea su nombre, pueden entregarse, dejar de luchar, atemorizarse ante los
embates de un gobierno de cualquier signo ideológico, pero una organización con
una historia de 76 años de sacrificios, de luchas y desvelos por Venezuela no
lo puede hacer, so pena de que sus directivos pasen a la historia como unos
pusilánimes que no enfrentaron la prueba de la resistencia antidictatorial.
Por eso AD no tiene
alternativa: frente al intento de ilegalizarla sale a validarse este fin de
semana. Acción Democrática y sus militantes, en toda Venezuela, somos
conscientes de que nos encontramos ante una situación adversa, como nunca antes
experimentada en nuestra larga existencia, porque el gobierno no solo conspira
contra el partido del pueblo, lo que es explicable al haber mantenido una
posición firme de oposición a este régimen durante los últimos 20 años, sino
también sectores radicales del extremo opuesto, lo que luce como inexplicable y
desconsiderado, por decir lo menos.
La organización política que
ha llevado a Miraflores a Rómulo Gallegos, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Jaime
Lusinchi y dos veces a Carlos Andrés Pérez, tiene 25 años sin presentar una
candidatura presidencial, por haber decidido darle prioridad a la pedagogía
unitaria para superar la diáspora partidista y, además, se entendiera que salir
de un régimen de ínfulas totalitarias no se puede combatir aisladamente, por
más importancia que tenga algún partido político en lo particular. Sin embargo,
parece que no se nos comprendió o se confundió el mensaje y se pretende
imponernos esa condición, de capitis diminutio candidatural, para
siempre, lo que no solo es injusto sino inaceptable. Veamos.
El eminente historiador
venezolano Germán Carrera Damas nos reclamaba, en carta pública hace unos años,
que AD no hubiese presentado ni siquiera un precandidato a las elecciones
primarias en las que Henrique Capriles, del partido político Primero Justicia,
resultó candidato de toda la unidad opositora. En esa oportunidad, ciertamente,
AD respaldó la precandidatura de Pablo Pérez, militante del partido político Un
Nuevo Tiempo, y luego, al no resultar favorecido, salimos a respaldar con
entusiasmo al ganador de esas elecciones internas. El profesor Carrera Damas
nos exigía a los adecos que no renunciáramos a nuestro legado histórico, de
liderar la toma del poder para cambiar la terrible situación imperante en
Venezuela, pues solo un partido político de esa trayectoria podía lograrlo, con
éxito, pero presentando una propuesta propia a los venezolanos.
No hemos renunciado a
nuestro empeño unitario; por el contrario, lo reafirmamos cada día en cada
acción política de nuestros militantes a lo largo y ancho de toda Venezuela,
pero también tenemos el derecho, diferido pero jamás renunciado, de pretender
que un militante de nuestra organización sea el abanderado unitario para el
cambio que se avecina. Ah, pero no pretendemos imponerlo en algún sanedrín o
cogollo, tras bambalinas, sino de cara a todo el país en elecciones
universales, directas y secretas, porque así como le entregamos al pueblo
venezolano, por vez primera, el sagrado derecho de ejercer su soberanía, ahora
también queremos que el candidato, de la unidad opositora, sea producto de un
consenso de todos los electores y no de un grupete de “notables” reunidos en el
este de Caracas, creyendo que están en la época de Páez, Monagas o Guzmán,
cuando todo se decidía en los lujosos salones de “los amos del Valle”. Es el pueblo
el que va a elegir al próximo presidente; es el pueblo el que debe proponer un
candidato que salga de su soberana voluntad y no de un laboratorio, o de la
chistera de algún mago de las finanzas o de la academia, por muy ilustre que
sea o lo pretenda.
El sábado 27 y el domingo 28
de enero de 2018 vamos a validar a Acción Democrática; lo vamos a hacer bajo
protesta y con un pañuelo en la nariz, porque sabemos que someternos a esa
injusta tropelía es un despropósito de una ANC ilegal e inconstitucional, que
incurre en ese atropello para que nos inhibamos, para desesperanzar al pueblo,
para que cunda el radicalismo infecundo, para que nos aislemos de las masas,
pero nuestra experiencia política, nuestra ganas de luchar y nuestro compromiso
con Venezuela es superior a un régimen cuyos atropellos delatan su
desesperación, porque son minoría y lo vamos a demostrar en las próximas
elecciones.
A la contienda electoral
presidencial, AD espera llevar a Henry Ramos Allup como su abanderado, pero si
los venezolanos deciden por otro allí estará el partido del pueblo apoyándolo,
como siempre. Eso sí, repito, si lo decide el pueblo y no un sanedrín. A AD no
lo destruye nadie por las buenas ni mucho menos por las malas. Nosotros no nos
entregamos, allá los demás con sus conciencias y su responsabilidad.
26-01-18
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