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martes, 23 de enero de 2018

Diálogo Tiranía-MUD con lanzacohetes como micrófonos, @jesusalexisgon



Por Jesús Alexis González, 21/01/2018

El pasado 16/Ene/18, la MUD envió una carta al presidente de República Dominicana para cancelar la reunión pautada para el 18/01/18 en el marco del diálogo (¿?) que se inició en febrero 2016 sin el apoyo emocional y con el rechazo de una mayoría poblacional, que de igual modo silenció el clamor del pueblo al tiempo de enfriar el asfalto. La cancelación, indicaron, fue motivada por haber sido acusados por la tiranía como delatores; reunión donde se continuaría, afirmaron, en la “búsqueda de una solución pacífica, democrática y electoral a la grave crisis política y social que vive nuestro país en la actualidad”, y para “alcanzar un acuerdo que ofrezca una salida institucional a la grave crisis que enfrentamos”.

A tenor de ello, nos surge una interrogante: ¿Resultaba necesario reiniciar un “diálogo” entre la Tiranía y la MUD, con la cínica intención (aparte de otras ambiciones personales y partidistas ocultas) de hacerle entender al régimen (¿?)que no existe oferta de alimentos y medicamentos; que estamos en una hiperinflación que acabó tanto con el bolívar como medio de pago como con el bienestar ciudadano; que la industria petrolera a la luz de sus refinerías se encuentra en situación crítica al igual que la agricultura y las empresas básicas; que con el actual CNE (ejecutor de unas 24 trampas/irregularidades) no es posible elecciones libres y justas razón por la cual, y de celebrarse el evento electoral presidencial en 2018, le estaríamos confiriendo a la dictadura largos años de permanencia en el poder; que la población en su gran mayoría NO aspira un Canal Humanitario que en cualquier caso sería administrado por la tiranía con criterio populista-electoral, sino que por el contrario desea una Injerencia Humanitaria entendida como la intervención de uno o varios Estados u organizaciones internacionales, mediante la fuerza armada y sin su consentimiento, con el objetivo de proporcionar a la población civil protección ante la violación masiva y sistemática de sus derechos humanos o bien ante situaciones de emergencia derivadas de hambrunas o genocidio (actos cometidos con la intención de destruir un grupo nacional); entre otros males.? La respuesta es de obviedad manifiesta.
Human Rights Watch (Observador de Derechos Humanos) en su condición de ONG internacional, recién presentó en Washington su Informe 2018 donde enfatiza sobre el auge del populismo autoritario al tiempo de calificar al régimen venezolano como “despiadado y autocrático” que continua “destruyendo la democracia” en el entorno de una “gestión corrupta e incompetente de la economía”; e igualmente afirman que se mantienen en el poder mediante una “violenta represión” contra los opositores, pero que en simultaneidad “muchas personas no se quedarán de brazos cruzados mientras los autócratas avasallan sus derechos y libertades fundamentales”. Complementariamente, el Director de HRW para Latinoamérica sostuvo, en referencia a la ejecución extrajudicial de Oscar Pérez y su grupo en El Junquito, que ello constituía un caso similar a los acaecidos en las dictaduras de Argentina y Chile en el pasado, cuando se informaba sobre “terroristas muertos en enfrentamientos” cuando en realidad en muchos casos se trataba de “ajusticiamientos”. Es de acotar, que en la masacre de El Junquito contra “siete peligrosos enemigos” (¿?), presuntamente, se hizo uso del Lanzacohetes RPG-7V1 (el modeloRPG-7 es utilizado por el ejército soviético desde 1961), en conjunto con granadas del tipo Alto Explosivo Anti Tanque (HEAT por sus siglas en inglés) siendo un arma de gran poder que facilita disparar proyectiles de gran calibre y poder de fuego (tamaño de la explosión) con un alcance efectivo de 500 metros contra objetivos estáticos, en inhumana acción contra combatientes rendidos cuya atrocidad configura un crimen de lesa humanidad (tipificación establecida en el Estatuto de Roma de 1998) que comprende las acciones de asesinato, tortura, exterminio, secuestros, encarcelación y persecución por motivos políticos e ideológicos; así como un genocidio (conjunto de acciones planificadas y coordinadas que tienen como finalidad el exterminio o la lesión mental y física de un grupo nacional). Es claro, que en tan reprochable “acción de guerra” no se respetó el principio de la proporcionalidad y lo atinente a la condición de combatientes rendidos que implica el deber de preservar la vida del prisionero tal y como lo establece el Estatuto de Roma, el Derecho Internacional Humanitario y los Convenios de Ginebra de 1949; abriendo de tal modo la posibilidad de iniciarse un juicio en la Corte Penal Internacional la cual está en capacidad de juzgar personas en lugar de Estados con solo encontrar pruebas de crímenes contra la humanidad.
El proceder antes descrito, facilita inferir que el fin ulterior es inducir un efecto devastador en la moral de la población y muy enfáticamente en los militares, a la luz de una “caza de brujas” como bien sostiene la Logia Masónica Venezolana (que sin ser religión o secta ni tener dogmas se sustenta en tres principios: Libertad, Igualdad y Fraternidad que deben ser aplicados en la conciencia de cada uno); al igual que para continuar estimulando la emigración que según cifras de la Universidad Simón Bolívar se situó en 2.500.000 para 2017 conformado mayoritariamente por jóvenes (muchos profesionales o estudiantes universitarios) que están demostrando su talento en distintos escenarios del mundo; al tiempo de ayudar monetariamente a su familia con el fruto que emana de exigentes jornadas de trabajo hasta perfilar una remesa promedio de unos US$ 200/mes, que al cambio impuesto por la devastadora hiperinflación se traducen en aproximadamente 42.267.600 bolívares (al 21/Ene/18) equivalente a 53 veces el salario integral que es de Bs 797.510 (Bs 248.510 de salario base y Bs 549.000 de bono de alimentación). Este noble comportamiento, muestra la existencia de una sólida Venezuela en el exilio con una actitud de sus integrantes que dista abiertamente de campos de refugiados entendidos como asentamientos humanos para dar atención a aquellas personas que desean abandonar la Patria en lugar de defenderla; lo cual no se corresponde con el pensamiento del venezolano de bien tanto por su autoestima y motivación al logro como por su disposición de regresar al país luego de ser rescatada la democracia y así poder contribuir en su reconstrucción ética, moral, social y económica. 
Reflexión final: Asumiendo, como en efecto es, que la MUD nació para promover la unidad de factores políticos que en ningún caso ha de traducirse en la imposición al pueblo de los horizontes de ambición de las organizaciones con fines partidistas, y muy por el contrario han de respetar la voluntad del soberano ejerciendo el rol de intermediarios de sus aspiraciones; estimamos como oportuno y pertinente aprovechar la valentía demostrada por Oscar Pérez y su grupo, para que participen, como un ente más, en la estructuración de una Alianza Opositora de la Sociedad Civil sin exclusiones de ninguna naturaleza, validando que cuando “El tirano muere su reino termina. El mártir muere y su reino comienza” (Soren Aabye Kierkegaard).
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