Por Oscar Morales Rodríguez
Hay algunos que sólo tienen
palabras de repudio a todo lo que decide la Mesa de la Unidad Democrática
(MUD), y lamentablemente estos son los que hacen más bulla, por aquello de que
“hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece”, o aquella historia
de la carreta, la cual concluye que “cuanto más vacía la carreta, mayor es el
ruido que hace”.
No dudo de que hay cosas que
se han hecho mal, quién podría dudarlo, no ha habido vocería única, ha faltado
muchas veces coherencia discursiva y un proyecto definido. Pero
–estimo- eso no es suficiente para derramar tanto rechazo, odio y
repugnancia a una organización política que ha obtenido victorias.
Y mucho menos, referirse con tanto desprecio a dirigentes
políticos que han sido torturados y golpeados en sus lugares de trabajo;
que reciben humillaciones y amenazas diarias; que sus familiares también viven
asediados y que hacen sus labores sin ninguna garantía. Entiendo que la
política se ejerce con mucha suciedad, pero me costaría creer que todos estos
agravios hayan sido fingidos, y más todavía sabiendo cuánto sufre la familia.
Esa porción de
la oposición tiene un estilo “talibán” por Twitter y es difícil para
ellos confiar en que la MUD intenta orquestar un plan unitario para la
reconstrucción nacional; no obstante, no sabe que sus expresiones azuzan
la desesperanza. Este sector pareciera que apuesta por más derramamiento
de sangre y manda al diablo a la responsabilidad moral con facilidad. Estos son
los mismos que proponen una intervención militar extranjera (claro,
sin que sean sus familiares los caídos), y le conceden todas las facultades a
la comunidad internacional, o proponen un incomprensible “gobierno de
exilio”. Son los mismos que consumen el último ‘tweet’ como la ruta sin
escalas e insuperable hacia nuestra libertad.
Aparentemente, este grupo de
opositores no ha identificado quién es el adversario. No se han dado cuenta que
con sus ideas están construyendo una maquinaria que perpetúa la división
opositora. Y divididos no se gana ni una junta de condominio.
Pongamos las cosas en su
justo lugar. Se está enfrentando de manera democrática a un adversario que está
muy lejos de ser democrático. No es sencilla la causa. Lo que sí es
sencillísimo es criticar o aplicar la cizaña con alta efectividad. Y más fácil
aún es hacer leña del árbol caído.
Pareciera que les ataca la
histeria cuando escriben por las redes sociales a los dirigentes de la MUD cosas
como: “chavistas light de la MUD”, “colaboracionistas” o “cómplices”.
Y todos esos son juicios ligeros muy venenosos que no llevan a ninguna parte, y
sólo nos sumergen más en ese mar de contradicciones donde nadie quiere bañarse.
Es muy tóxico en tan pocas palabras.
Definitivamente, es
la acción colectiva la que nos dará mejores resultados. Es
la unidad en las decisiones lo que provocará el cambio. Es la
estrategia unificada la que rendirá frutos. Es la amalgama de voluntades la que
generará el quiebre de este modelo político opresivo.Somos nosotros unidos
en lo interno lo que acabará con la pesadilla. Pues, ya se sabe que del
exterior todavía el higueroteño está esperando los marines en sus costas. Y
sembrando discordia entre los que luchan por un cambio, mucho menos se
obtendrán soluciones admirables.
Hay mucha oscuridad y todos
quieren encender la luz. Pero es un paso a la vez, sin zancadillas. Entiendo
que van 19 años, sin embargo, “el que espera lo mucho, espera lo poco”. No hay
salidas precipitadas duraderas. Prohibido zambullirse en ese océano de
críticas, ofensas y reprobaciones que sólo desmoralizan y nos hacen retroceder
largos kilómetros, por favor.
22-02-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico