Por S:D:B Alejandro Moreno
Ajuntamiento, “que quiere
dezir aiuntamiento debaxo”. Así aparece esta palabra en la primera gramática
castellana (Nebrija, 1492). Ajuntamiento de abajo a arriba, de arriba a abajo,
de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, de afuera adentro, de adentro a
fuera, en todas las direcciones y en todos los sentidos es lo que necesitamos
ahora para que juntos, y solo juntos, podamos hacer verdaderamente frente a
esta desgracia, este caos, esta inenarrable opresión, esta destrucción
arrasadora, esta horrenda tiranía de malandros convertidos en ejecutores de
todo el poder del mal que estamos padeciendo.
Su sinónima, “ayuntamiento”,
es mucho más antigua y siempre existió en nuestra lengua, proveniente del
latín adiuntare. En tiempo de graves problemas que afectan a toda la
existencia de una comunidad, de un pueblo, de una nación, cuanto contribuya al
“ajuntamiento” compacto de todas las personas, de todos quienes sufren, de
todos los que quieren superar sus insoportables padecimientos, es de necesidad
absoluta, de perentoria y existencial determinación.
Los venezolanos que hoy
queremos definitivamente sobrevivir podemos pensar de muy distintas maneras,
podemos tener muy variados proyectos, incluso contradictorios, pero si queremos
vivir como seres humanos, tenemos que dejar todas esas diferencias, hasta
vitales, para coincidir en una sola cosa que va más allá de todos nuestros
desencuentros: la conformación de una unión fuera de toda disputa, fuera de
todos nuestros egoísmos, fuera de todos nuestros intereses por muy justos y
razonables que sean. Ahora sí es ineludible estar juntos en un fin único: salir
definitivamente y pronto de este régimen criminal que no va a abandonar nunca
por su propia cuenta su proyecto de destrucción absoluta de todo lo que no
entre sin discusión ninguna en su forma de concebir la realidad total, no solo
económica, no solo social, no solo cultural, a la que todos en su intención
rígidamente planificada tendríamos que someternos.
Este régimen está construido
sobre una violencia tal que no la podemos eludir. No hay un solo resquicio de
paz en él. El dilema votar o no votar en las próximas elecciones es ya un
dilema violento impuesto por él. Lo importante es no caer en el dilema sino ir
más allá, a la unión, a ejercer juntos lo que juntos optamos por decidir contra
viento y marea.
No hay razón ni
justificación alguna para votar. Por eso alabamos la decisión mayoritaria de la
población. No ir. Lo que se mantendrá en pie, contra todo, y como esperanza
para un futuro, será nuestro ajuntamiento.
27-02-18
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