Freddy Paz 16 de febrero de 2018
@freddyspaz
La
Organización Internacional de Cáncer Infantil (CCI). Celebra el 15 de febrero
de cada año en todo el mundo el Día Internacional del Cáncer Infantil, con la
creencia puesta en la necesidad de luchar, para que todo niño con cáncer pueda
tener acceso a una mejor atención médica y psicológica, independientemente de
su país de origen, raza, estatus económico o clase social. Además, se apoya en
la premisa de que la muerte de niños con cáncer es evitable con un diagnóstico
oportuno, disponibilidad y acceso a control, tratamiento medico y cuidados
apropiados.
Tristemente,
en pleno siglo XXI, en Venezuela, ninguna de estas condiciones se cumplen por
parte del estado, para enfrentar y controlar el efecto que tiene esta terrible
enfermedad sobre la población infantil de nuestro país.
Las
estadísticas oficiales de esta patología no se conocen, así como tampoco las de
otras enfermedades, ya que el boletín epidemiológico del Ministerio, no se
publica desde hace más de 5 años, pero según el parlamentario y médico oncólogo
José Manuel Olivares, en Venezuela se registran aproximadamente unos 1600 casos
de cáncer infantil cada año, de los cuales, con la atención médica adecuada y
los recursos suficientes y necesarios deberían curarse unos 1200 casos; pero la
dura realidad es que la deficiencia en la atención de ésta enfermedad, sólo
logra sanar unos 600 niños con cancer. Estadística que nos golpea con tan cruda
realidad.
Venezuela,
un país con las mayores reservas petroleras del mundo, con inmensos recursos de
minería, hierro, bauxita, un potencial turístico inimaginable ve con dolor como
mueren sus niños en hospitales convertidos en centros de salud pública
quebrados por el estado. Estructuras, sin equipos, sin reactivos para diagnósticos,
ni medicamentos para quimioterapias o cuidados primarios, ante la mirada
indolente de un gobierno que decidió hacer oídos sordos y vista gorda a las
calamidades que vive su pueblo y en este caso muy especial, los niños con
cáncer.
La
ineficiencia, la desidia, el desamor por el prójimo, la corrupción desmedida y
la arrogancia sin fin, de quienes ostentan el poder, alimentadas todas ellas
por un modelo de gobierno que fracasó, anacrónico, y con una despiadada falta
de voluntad política y de servicio público, signada por la obsesión de elites
enchufadas en las mas altas esferas y cuyo objetivo es, mantenerse en el poder
por el poder mismo, se han convertido en una condena a muerte para el futuro
del país. Ya que mueren nuestros niños a pesar de los denodados esfuerzos de
unos médicos que no cuentan con los recursos para salvar sus vidas.
Si los
dólares (que se cuentan por miles de millones) invertidos en hacer lobbies
internacionales, en construir refinerías, urbanizaciones y hospitales en “países
amigos”, en regalos y financiamiento de campañas electorales en otros países y
el dinero extraído del herario público que ha ido a engordar cuentas de unos
cuantos, en bancos internacionales durante estos últimos 20 años de gestión
socialista; hubiesen sido invertidos en infraestructura, investigación,
equipos, medicamentos y una política social de protección a los niños afectados
con estas enfermedades y sus familiares, de seguro que hoy nuestro país estaría
a la cabeza en la región en lo que a salvar y mantener la calidad de vida de
sus infantes se refiere.
Diputado
Freddy Paz
@freddyspaz
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