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lunes, 26 de marzo de 2018

Escribir enredado por @ClaudioNazoa



Por Claudio Nazoa


Estas líneas podrían acarrearme problemas con algunos compañeros en el diario El Nacional. No soy experto en lingüística, eso se lo dejo a mi profesora de Castellano y Literatura, la digna y sabia Digna de Rivas. No pretendo ser escritor, más bien soy un observador de cosas y situaciones.

Lo que se escribe debe atrapar al lector. No importa el tema a tratar, lo que sí es obligatorio, es que el texto sea inteligible.

García Márquez, Franz Kafka y Julio Verne escribían cosas absurdas e increíbles, pero se entendían. Un artículo, una reseña, un libro, una obra de teatro e incluso un simple afiche o pasquín, deben tener un lenguaje claro y atractivo. No es importante estar o no de acuerdo con lo que se intenta decir, lo que es imprescindible es que el lector comprenda lo que lee.

En los periódicos impresos y en las redes, a veces, publican notas relacionadas con el arte que son francamente incomprensibles. Les daré un ejemplo inventado por mí, que quizás tiene más coherencia que algunas cosas absurdas que he leído: “…este artista nos introduce en la valkiria del pensamiento taino y abstracto, en donde un ansia de roentgenoterapia psicotominética cierne al espectador de manera contradictoria y alterna, conmoviendo a quienes evalúan la obra de fulano de tal en la misma onda de Geissler (1815-1879) cuando estudió los fenómenos de la descarga eléctrica en el aire enrarecido”. Y uno se pregunta: Pero… ¿qué vaina es esta? Y la lees, la relees, llamas a un amigo culto y… ¡no entiendes absolutamente nada!
Algunos escritores, creyendo que se la están comiendo, abusan de las citas o pareciera que tienen a la mano el Diccionario Larousse de Palabras Enredadas, al cual acuden cada vez que creen que el lector está a punto de entender lo que tratan de transmitir.

Qué difícil es escribir bien y bonito como Leonardo Padrón, Alberto Barrera Tyszka, Alberto Soria, Rodolfo Izaguirre, Miguel Henrique Otero, Sergio Dahbar, Rafael Arráiz Lucca, Milagros Socorro o Laureano Márquez.


Qué ironía, fíjense que hoy traté de escribir enredado y hasta yo estoy entendiendo lo que quise decir. Y miren que me esforcé buscando palabras raras para subyugar, de forma psicotrópica en su introspección acústica, al lector desestructurado.

Lo bueno es que cuando me leo, yo mismo me digo: ¡Qué culto soy! Esto no lo va a entender nadie, estoy a la altura de los grandes escritores que escriben enredado.

Disculpen la osadía, seguramente la envidia me llevó a escribir este artículo.

26-03-18




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