Por Vanessa Davies
“La abstención no puede ser
‘no vamos a votar y nos quedamos en casa’, sino que debe implicar una
estrategia que signifique políticamente algo muy importante alrededor del
evento electoral”, señala el director del Observatorio Electoral Venezolano
Las condiciones electorales en
Venezuela, las que acompañan esta elección presidencial, “no permiten un
proceso electoral que pueda ser visto como democrático, con igualdad de
participación y transparencia en los resultados”. Lo dice Ignacio Ávalos,
profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y director del
Observatorio Electoral Venezolano (OEV).
“Estas condiciones no pueden
calificarse como condiciones adecuadas, ni mucho menos”, subraya Ávalos en
entrevista con Contrapunto.
“La crisis política tiene una
salida electoral, pero es verdad que tiene que haber ciertas condiciones, y hay
que negociarlas”, asevera. “Nunca se debe renunciar a la opción electoral, y la
opción electoral significa participar o abstenerse, pero ambas como una
estrategia”.
En su criterio, “la abstención
no puede ser ‘no vamos a votar y nos quedamos en casa’, sino que debe implicar
una estrategia que signifique políticamente algo muy importante alrededor del
evento electoral”.
Los tiempos no dan
—¿Cuáles son los
inconvenientes para participar en estas condiciones?
—Tiempos y fechas. Son tiempos
muy reducidos que no permiten la construcción, para los sectores opositores, de
una opción política que implica escoger candidatos y organizar maquinarias.
Estos procesos, que en general se llevan seis meses, en Venezuela se están
concentrando en dos meses, aunque vamos a una megaelección en 80 días: vamos a
elegir presidente, consejos legislativos y concejos municipales (aunque es
ilegal hacer las de los concejos municipales). En México habrá una
megaelección, y fue anunciada hace 15 meses y convocada hace 9 meses. Eso tiene
una intencionalidad política. La oposición viene de una derrota, y para
construir su opción política tiene problemas internos.
Pero hay, también, “problemas
tecnológicos”, puesto que si se acortan los tiempos, “las más de 100
actividades de un proceso electoral se hacen mal o muy rápido, y me refiero al
Registro Electoral, las auditorías, la selección de miembros de mesa”.
—¿Usted percibe otros
inconvenientes?
—El sesgo del arbitraje.
También, que la composición del Consejo Nacional Electoral no deja ver una
institución imparcial, y eso pone en evidencia un problema gravísimo, que es la
crisis del sistema de arbitraje del país. El Tribunal Supremo de Justicia y
otras instancias que tienen que ver con dirimir los conflictos no están
funcionando. En materia electoral tienes la asamblea constituyente, que
indebida e ilegalmente convoca las elecciones y le da el encargo al CNE, pero
en el arranque hay un vicio de origen.
Ignacio Ávalos suma otros
temas que, según su valoración, enrarecen el clima electoral: líderes presos,
partidos políticos inhabilitados, problemas con el Registro Electoral. “En el
exterior se inscribieron menos de 1% de los potenciales electores”. En suma,
“vas a un proceso electoral con las condiciones inciertas pero con resultados
que parecieran estar ciertos”, y encima “al no estar los representantes de la
oposición en todas las actividades del proceso electoral, se repite la
experiencia de la asamblea constituyente, cuyo resultado nadie tiene como
validarlo ni refutarlo”.
—Pero la oposición no
participó en las elecciones de la constituyente.
—Más allá de que participes o
no, el árbitro debe decir cuántos votos se sacaron y tener cómo comprobarlo. El
sistema electoral implica la presencia de actores políticos que controlen al
árbitro. No puede ser que porque no vigilas al árbitro, el árbitro puede hacer
lo que quiera.
Sin fuerza
—¿La oposición tiene fuerza
real para mejorar las condiciones?
—No tiene. Hay una candidatura
opositora y hay dos problemas en esa candidatura. Henri Falcón tenía todo el
derecho de inscribirse y se inscribió.
Las experiencias de la salida de
regímenes autoritarios implican las elecciones, pero con una cosa clave: la
unidad.
—La unidad es un problema de
la oposición, no de otros sectores.
—Es un problema de la
oposición. Falcón no es el representante de la Unidad. Además, no creo que
Falcón tenga el músculo organizativo para hacer el contrapeso en todas las
actividades del proceso electoral.
Ávalos anticipa que “habrá
problemas y debilidad con la observación internacional y la observación
nacional”, porque ve difícil que Naciones Unidas pueda acompañar el proceso, y
ya se sabe que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) no lo hará. “La
observación que tenemos es de simpatizantes del Gobierno, que no tienen tiempo
de hacer una observación crítica, que solo vienen por tres días. Eso no cumple
con los cánones de la observación nacional ni la internacional”.
—¿Y la ONU?
—No pareciera que la ONU va a
venir con una delegación de observación, porque los tiempos no dan. La mecánica
para que venga la ONU implica consultas con la asamblea general, y eso lleva su
tiempo. Las premura con la que se solicitó su presencia hace difícil pensar que
pueda venir.
—¿Y la observación nacional?
—Hasta ahora no tenemos
señales, por parte del CNE, de que va a haber observación nacional. En los
últimos tres procesos al Observatorio Electoral Venezolano no le dieron las
credenciales necesarias para observar.
—¿Estarían listos para
participar?
—Nosotros vamos a participar,
pero sin las credenciales se limita la calidad de la observación. Igual vamos a
hacer observaciones en este proceso, pero con limitaciones. Por ejemplo, no
podemos estar en los centros.
—¿Qué quisieran observar de
tener credenciales?
—Vamos a hacer lo mismo:
veremos la instalación y el cierre de mesas, acción del Plan República, voto
asistido, puntos rojos. También vamos a tratar de medir la participación
mediante una muestra. El OEV va a tener datos de participación con base en una
muestra.
—No va a estar Smartmatic.
—Una empresa la está
sustituyendo. Los que están analizando la cuestión tecnológica dicen que habrá
que ver cómo se comporta la nueva empresa.
22-03-18
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