Luis Manuel Esculpi 27 de marzo de 2018
A
propósito de analizar las razones del gobierno para adelantar una nueva
reconversión monetaria -quitándole tres ceros al bolívar- llamándolo ahora
bolívar soberano, no puedo dejar de asociarlo al trillado cuento del marido
engañado, que para borrar la afrenta decide vender el diván.
Con la
edición de un nuevo cono monetario y la disminución de los ceros, el
lanzamiento del Petro como moneda para ser empleada en diversas transacciones,
pretenden disimular la espantosa hiperinflación; sin adoptar medidas que puedan
efectivamente combatir la inflación.
La
mayoría de los economistas consideran que el tiempo anunciado para implantar la
fulana reconversión es extremadamente reducido, por lo que no podrán cumplir
con esa meta en el mencionado periodo. Además que la adecuación al nuevo
sistema resultaría extremadamente costosa, sin posibilidad de producir los
beneficios que solo están en la mente de los genios que dirigen la economía.
La
improvisación y la cosmetología son características de toda las ejecutorias del
gobierno actual, ahora bien en él área económica – en una crisis como la que
sufrimos- resultan más improcedentes y perjudiciales, por la repercusión en el
deterioro y agravamiento de las condiciones de vida de los venezolanos.
Entretanto
la crisis continúa haciendo estragos, las protestas por la discontinuidad y las
insuficiencias de las cajas del CLAP se acrecientan. Las manifestaciones de los
trabajadores se hacen sentir hasta la sede de PDVSA en La Campiña. En el campo
de la salud la situación es verdaderamente critica con la escasez de medicinas,
y el estado de los hospitales adquiere proporciones dramáticas.
Los
servicios públicos son un verdadero desastre el transporte, el agua y la
electricidad sumamente deteriorados, la escasez de repuestos, la falta de
mantenimiento e inversión causan el caos, un ejemplo emblemático es lo que
ocurre hoy en el Metro de Caracas.
La
crisis sobrepasó al gobierno y sigue su propia dinámica, no está en capacidad
de contenerla. Al negar su existencia o pretender eludir sus consecuencias sin
ofrecer soluciones lo que hace es agravarse. La reconversión no es solución.
Paradójicamente
la peor hora del gobierno no coincide con el mejor momento de la oposición. No
hay acuerdo en la estrategia a seguir. Iniciativas excelentes como las del
Frente Amplio requieren de continuidad para consolidarse. La unidad sigue
siendo un requisito imprescindible para avanzar y alcanzar el cambio.
Reiteramos
el concepto de la unidad como un objetivo estratégico, por lo que consideramos
que las divergencias en una coyuntura no deben obviar lo esencial. Las
agresiones y descalificaciones no se colocan en una justa perspectiva, como
sería la de propiciar el reencuentro con la máxima unidad posible para el logro
de los objetivos estratégicos.
No
existe liderazgo, ni organización que por sí sola y aislada del resto de los
partidos e instituciones democráticas pueda triunfar. Si nuestra visión solo se
alumbra con “las luces bajas” sin encender las “luces altas” siempre será
estrecha y no tendrá una amplia óptica, como lo exige la complejidad de la
situación.
El
mundo no se acaba el veinte de mayo, la crisis seguirá su curso cada vez más
agudo y peligroso. Las declaraciones más recientes de los voceros
gubernamentales expresan la disposición de permanecer aferrados al poder -más
allá de la contingencia electoral- y persistiendo en aplicar el mismo modelo
fracasado.
La
fuerzas del cambio tienen que necesariamente situarse de nuevo a la altura de
las exigencias. Superar las divergencias actuales propiciando el comportamiento
que posibilite el diseño de una ruta estratégica unitaria. Las inmensas
calamidades que estamos sufriendo nos plantean la necesidad imperiosa del
cambio político, lo que a su vez requiere reactivar con fuerza, ideas como el
Frente Amplio y la necesaria recomposición de la Alianza Política.
Luis
Manuel Esculpi
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico