Por Orlando Viera-Blanco
Sigo siendo un firme creyente
que esta pesadilla de violencia y facturas familiares acabará pronto. No
albergo percepción de dominio del gobierno. Por el contrario. Lo veo cada vez
más débil, aislado y perdido…”
Lo que me dispongo narrar es
baladí comparado a lo que han sufrido otros venezolanos. Aunque comporta
vivencias personales os dará una idea muy elocuente de lo que es la devastación
moral, injusta y brutal a que hemos sido sometido. Tratar de explicarlo con
conceptos no alcanza desnudar el despropósito de esta criminal revolución
bolivariana.
SALIR DE VENEZUELA. UNA VIDA
DIGITAL
Mi hijos comienzan a salir de
Venezuela en 2010 al tiempo de obtener residencia en Canadá. Alargamos el
proceso migratorio (residencia), esperando que ellos culminaran
bachillerato. Mi hija mayor fue aceptada en EEUU. No pudo entrar en
universidades Canadienses por incompatibilidad en la escala de notas (amén de
graduarse con honores). Así comienza la tragedia de un proceso de adaptación,
como lo es desanudar lo desconocido y lidiar con una nueva dinámica de vida muy
costosa, lejana, hostil-en lo solitario y climático-y fragmentario en términos
de unidad familiar. Más tarde migró nuestra segunda hija…y finalmente los
gemelos menores. Este simple episodio de “landing” y permanencia en
tierras gélidas-justo reconocer, en latitudes muy nobles, ordenadas y seguras
como Canadá-encona numerosos traumas. Dejar tus padres, hermanos, sobrinos,
vecinos, compañeros de trabajo y amigos. Cerrar tu casa por la que tanto
sudaste. Interrumpir la escolaridad de nuestros hijos. Adaptarlos a otro idioma
(francés), en otro medio ambiente, otro clima, otra cultura, otros hábitos y
modos de pensar. El primer día que dejé a los morochos en el colegio con tan
sólo 14 años [Montreal], ellos no se quejaron, pero casi me devuelvo a
buscarlos para regresar a casa y del tiro a Caracas…Todos los días sufría del
mismo impulso. Lo único que me contuvo fue cambiarlos de colegio buscando un
ambiente más acorde, menos impersonal.
Entretanto manejar mi despacho
en Venezuela; atender los compromisos cotidianos como pagar teléfonos, luz o
tasas oficiales; atender citas en juicio o en despachos públicos; lograr
comprensión de mis clientes o simplemente pedir la bendición a mis padres, era
una epopeya de delegaciones, contratiempos, vacíos y ausencias, difíciles de
conciliar. Una vida dispersa, silente e inconsistente en comparación a la calidez
de aquél hogar siempre bullicioso, unido, laborioso y alegre que tuvimos en
Caracas. Las estaciones comenzaron a discurrir. Muchos inviernos y veranos
tratando de acoplarnos a distancias y soledades. Esfuerzos enormes para vencer
las horas, el clima y las carreteras, y compartir unidos en familia. Muchos
cumpleaños, aniversarios y celebraciones, quedaron reducidos a Instagram, un
e-mail o un like en Facebook. Nuestra vida se hizo virtual…
A CABALLO POR EL MUNDO…
De algo tenía que vivir. Tuve
que reinventarme como abogado en foros internacionales. Hacer alianzas con
firmas en el mundo y compartir casos (y espacios). Pasé de ser dueño y fundador
de un escritorio jurídico pujante y próspero a un agente errante. Un difícil
relanzamiento profesional y de adaptación a otros foros, al tiempo de estar en
la flor productiva e intelectual de nuestra vida en Venezuela. Traslados,
asociación a nuevos gremios, re-academización, reconstrucción de relaciones, en
fin, a caballo por el mundo. He logrado igualmente colaborar con mi país como
asesor de la AN, incorporarme a agendas internacionales en defensa de los DDHH
y constituir ONG’s de ayuda humanitaria. No sé en qué tiempo pero avanzamos.
Consumir [el tiempo] alivia la ansiedad… Requerimientos de permanencia migratoria
han sido una odisea. Mis hijas no lo aseguraban. Cuanta preocupación. Cuanta
injusticia de una familia que como muchos venezolanos aspiramos vivir juntos y
en paz. Cuantas rupturas después de haber crecido sanamente en nuestro
país. Este ha sido nuestra angustia cada noche y cada día en la diáspora. No lo
merecíamos…
UN EMOTIVO DESENLACE
Sigo siendo un firme creyente
que esta pesadilla de violencia y fracturas familiares acabará pronto. No
albergo percepción de dominio del gobierno. Por el contrario. Lo veo cada vez
más débil, aislado y perdido. Es un error atribuirles un ápice de inteligencia
o capacidad de maniobra. No los subestimo, pero tampoco los encumbro. Sabemos
que el malhechor doblega a su víctima, pero también que la maldad es temporal y
siempre paga sus injusticias. No somos una diáspora típica. No-salimos para no
volver. Falso. Es una migración forzosa, plena de talentos y preparación, por
lo que va decidida a hacer sus sueños en tierras lejanas mientras se endereza
el entuerto y regresar a casa. Lo hará en cascadas. No soy de los que piensan
que el talento se fue sin retorno. El empuje desde afuera es inmenso, y la
comunidad internacional lo está sintiendo y decidiendo. Muchos venezolanos
vigilan y denuncian desde afuera. Al escribir estas líneas salgo de España con
la noticia que comenzarán juicios en contra de capitales sucios de corruptos
venezolanos. En EEUU se habla de extraditables, vienen más sanciones, justicia
global y en el resto de Latam, no van quedando espacios ni para presidentes en
funciones. La ola de limpieza es indetenible y los tiranos normalmente, no
saben nadar. Tampoco les lanzarán salvavidas…Falta poco. No neguemos lo que
será un emotivo y justo desenlace…
27-03-18
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