Por Luisa Pernalete
Vía Crucis significa El Camino de la Cruz. El recorrido, con
la cruz a cuestas, que hizo Jesús hasta su muerte. Hoy, en Venezuela las
escuelas están viviendo constantemente un Vía Crucis. No es que antes no
hubiésemos tenido problemas, pero no como los actuales. Quien esto escribe
lleva más de 40 años en medio de centros educativos de sectores populares. Lo
que presento son algunas estaciones de ese Vía Crucis escolar. Claro, a los
tres días, Jesús resucitó. También en las escuelas hay signo de resurrección.
Primera estación: ya no quedan lápices
de colores en el salón. A mitad de año, los pequeños van agotando sus creyones,
y antes, se reponían, ahora no hay cómo hacerlo. Precios actuales: caja de 12
colores, 840 mil, ¿Cómo dices a los niños que el arco iris no tiene
colores? ¿Cómo van a pintar sus casitas con flores? Educación
inicial y primaria sin creyones es una educación triste.
Segunda estación: Robaron otra
vez la escuela. “Da miedo llegar los lunes, no sea que nos hayan
vuelto a robar el plantel” Las escuelas eran respetadas, uno que otro evento,
es verdad. En la escuela donde me inicié al sur de Maracaibo, en 7 años nos
robaron dos veces. Hoy conozco escuelas que en lo que va del año escolar, ya
contabilizan hasta 5 robos. Ya no es sólo equipos, ahora roban la cantina, la
comida del desayuno para los muchachos…
Tercera estación: La maestra llegó
tarde otra vez: no conseguía transporte. Ella, la maestra de primer
grado, hasta hace unos meses recibía a sus alumnos en la puerta del
salón, llegaba tempranito. Ahora llega apuradita y sudada cuando ya los niños
están en el aula. Llegar al trabajo es cada día más difícil.
Cuarta estación: Valentina no vino otra
vez. Su mamá no consigue efectivo todos los días, y cuando consigue, entonces
no encuentra transporte. Está en primer grado. Hay días que se vienen
caminando, pero está lejos, esa caminata no puede hacerlo siempre.
Quinta estación: “A veces llegan
sólo 5 o 6 niños por aula”. Eso contaba
una maestra de San Félix. “No es tanto por el transporte,
la mayoría vive cerca: es por la comida. ¡Es terrible! No comen en
su casa ni en la escuela.” Conozco un caso de una escuela de Caracas: está
desnutrida la niña y su mamá, docente, también. La letra con hambre no
entra. Esto ya es un problema de salud pública que no se está
atendiendo. El PAE no llega a todas partes, y donde llega suele ser insuficiente.
Sexta estación: “La maestra de 5
grado renunció.” Duele cada renuncia. Algunos se van llorando. En
solo una escuela de Fe y Alegría de Caracas, de diciembre a la fecha, van 7
renuncias. En otra, vía a El Junquito, van 17. Las horas de bachillerato es
cuesta arriba llenarlas. Según la AVEC, en lo que va del años escolar, 3.500
docentes han renunciado a sus cargos en centros afiliados a la asociación. Sin
maestros no hay educación.
Séptima estación: “La mamá de Jenny se
fue a Colombia. Ella se quedó con una tía. Llora todos los días”. La niña tiene
11 años. Se le ve triste todo el tiempo. Hay muchos casos en todos los
colegios, populares y también de clase media. Los niños se quedan
con la abuela, con la tía, con unos vecinos. Los padres se van a trabajar a las
minas o a países cercanos. Son relatos para llorar los adultos también. Sufren
los que se van. Sufren los que se quedan.
Octava estación: “Le ofrecieron 500 mil
por llevar un paquete. Se asustó, no aceptó…”. Me lo
contó un profesor. El alumno tiene 14 años. Ha sido buen estudiante. Su familia
está pasando hambre. Las bandas ahora buscan “mulas” también en
liceos. Si aceptan, se enredan, y si no también. Tienen que irse o
se arriesgan a que los maten.
Novena estación: ¡Le robaron el
morral! El sobrino de la maestra Aída salía de una panadería en Caracas,
le acababan de comprar un pan, pasaron unos muchachos y se lo arrancaron.
"Ahora también se roban los morrales con todos los útiles. ¿Cómo se
reponen?" Comenta una maestra de Maracaibo. A veces lo que buscan es la
merienda, pero se lo llevan todo.
Décima estación: murió
un niño otro niño por falta de tratamiento. La infancia no es la etapa para
morir sino para jugar y soñar. Hay niños que mueren antes de entrar al colegio,
y hay otros que hubieran podido salvarse con tratamiento adecuado.
El JM de Los Ríos tiene sus historias. Iban al colegio y no fueron más.
En cada estación pidamos: Que
Dios ayude a los educadores que perseveran; que el
Padrenuestro de el pan de cada día a estudiantes y a maestros
también; que las autoridades recuerden que los derechos de los NNA
son Prioridad Absoluta (Art. 78 de la CRBV y 7 de la LOPNNA);
que escuchen el clamor de tantas familias, que dejen de hacerse los
dormidos.
La Resurrección: hay mucha gente
ayudando a cargar la Cruz. Los educadores héroes, malabaristas; las familias
haciendo mil sacrificios para que los niños puedan ir a sus clases;
organizaciones de la sociedad financiando programas de alimentación… Realmente
se sorprende uno de las iniciativas a favor de la escuela, insuficientes, es
cierto, pero que dan esperanza y nos reconcilian con una pare del país.
26-03-18
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