Por Carmen Victoria Inojosa
“A veces pareciera que hay
precios universitarios, pero muchas veces no. Compré un tequeño, un pastelito y
un nestea y gasté 165.000 bolívares. Para almorzar compramos cualquier cosita
para aguantar el hambre”, dice Dorys Trujillo, estudiante de la UCV.
Anteriormente era rutinario
escuchar que “en la universidad todo es más barato”, hoy la frase resulta
caduca. La inflación —que según la Asamblea Nacional (AN) se ubicó en febrero
en 80 %— cada día arremete más contra quienes hacen vida universitaria.
En los cafetines y
restaurantes se consiguen precios similares a los de la calle. Pese a la crisis
económica, las ferias intentan mantener el menú estudiantil, otras dejaron de
ofrecerlo. “Vendemos una cuarta parte de lo que hacíamos antes. La mayoría
de los estudiantes trae su comida de la casa. Y lo que más suelen comprar son
tequeños y pastelitos que cuestan 50.000 bolívares y 40.000 bolívares,
respectivamente”, cuenta la cajera de un cafetín en la Universidad Central de
Venezuela (UCV).
Desde hace una semana
suspendieron el menú estudiantil porque no les resultaba rentable, tenía un
costo de 150.000 bolívares. En una pizarra tienen la lista de precios que pocos
se acercan a leer: una cachapa con queso tiene un precio de 240.000
bolívares y si es con pollo y queso, vale 340.000 bolívares. Un club house, más
yuca y bebida ronda los 400.000 bolívares.
En recorrido de Crónica.Uno por
la UCV este martes, se constató que para las bebidas, los precios oscilan entre
50.000 y 75.000 bolívares. El agua cuesta Bs. 50.000, el café Bs. 70.000
y el jugo natural Bs. 75.000. Las empanadas, por su parte, se consiguen en Bs.
50.000. Mientras estos precios son ajustados con frecuencia, la beca
estudiantil se mantiene en 80.000 bolívares desde el pasado 21 de noviembre cuando
el presidente Nicolás Maduro la aumentó.
A veces pareciera que hay
precios universitarios, pero muchas veces no. Compré un tequeño, un pastelito y
un nestea y gasté 165.000 bolívares. Para almorzar compramos cualquier cosita
para aguantar el hambre”, dice Dorys Trujillo, estudiante de cuarto semestre de
Comunicación Social.
Anabell Ramírez, también
estudiante de Comunicación Social, destaca que solía tomarse un café
diario: “Pero con eso que gasto por cinco cafés [350.000 bolívares] me
compro un pedazo de queso para la semana”.
En el cafetín de esa escuela
el menú estudiantil cuesta 200.000 bolívares y el ejecutivo entre 285.000 y
450.000 bolívares. Contaban con 5 menús del día y ahora ofrecen solo 1. Y de 40
empanadas que hacían diariamente, bajaron a 20. Un sándwich con jamón,
salsa y tomate está marcado en 120.000 bolívares.
A los estudiantes se les
dificulta comprar alimentos, por lo que optan por consumir chucherías o
bebidas.
En el restaurante La Piscina,
el menú estudiantil sale en 180.000 bolívares, trae una crema, “algo de carne o
pollo” y vegetales, dice Jesús Figueroa, encargado del cafetín. “Tratamos
de aguantar el precio. Los estudiantes no vienen mucho, supongo que por la
crisis”.
En la Universidad Simón
Bolívar (USB) la situación es similar, los estudiantes pueden llegar a gastar
hasta 200.000 bolívares en un desayuno, por lo que prefieren comprar afuera. En
la Proveeduría Estudiantil, lugar donde los precios suelen ser más económicos,
el cachito y el mini lunch cuestan 80.000 bolívares, una malta entre 60.000 y
70.000 bolívares, la empanda se mantiene en 50.000 bolívares.
En la Universidad Católica
Andrés Bello (UCAB) los almuerzos varían entre 150.000 y 200.000 bolívares. Los
tequeños están en 80.000 bolívares, el refresco 90.000 bolívares y el café
pequeño 100.000 bolívares.
Sin guías, sin copias
El personal encargado de reproducir
guías y libros de estudio en el pasillo de la Escuela de Derecho de la UCV
coinciden en que cada vez es menos frecuente que profesores dejen el material
para ser fotocopiado por los estudiantes. “Anteriormente, gastábamos entre
8 y 10 resmas de papel diario, ahora ni una. Por ser un público
estudiantil no podemos aumentar los precios.
Aunque la mayor cantidad de
personas que vienen es de afuera”, dice José Rivas. La copia cuesta 3000
bolívares y la impresión 3500 bolívares.
Una alternativa para disminuir
costos es utilizar papel reciclado.
“Las copias tienen que ser muy
importantes, indispensables para sacarlas. Tenemos profesores que utilizan
herramientas de Google para enviar material. Las guías las hacemos a mano”,
expresa Ana Acuña, estudiante de Nutrición y Dietética. Agrega que aprovechan
los cambalaches de guías que hace la Escuela a inicio de semestre para obtener
el material.
En la fotocopiadora la Casa
del Estudiante era usual ver largas filas. “Las colas se acabaron, están
en la calle para comprar comida cuando se consigue”, manifiesta Juan
Castellanos, encargado del lugar. Una alternativa ha sido utilizar el papel
reciclado para bajar el precio, queda en 2500 bolívares.
Los centros de copiado ya no
suelen ser concurridos por los estudiantes.
En la USB la hoja blanca y de
examen las venden en 10.000 bolívares y 15.000 bolívares, respectivamente.
Comedores no garantizan
alimentación
El desayuno de este martes en
la USB fue piña. Y según cuentan los estudiantes, tienen más de un mes que no
sirven proteínas. En la cuenta en Twitter del comedor de la Simón informaron
que el almuerzo sería una sopa de verduras y ensalada rallada. En el caso de la
UCV, el comedor se encuentra cerrado por trabajos de reparación y fumigación,
escribió el 16 de marzo en Twitter la presidenta de la Federación de Centros
Universitarios de la UCV, Rafaela Requesens.
Fotos: Carmen Victoria Inojosa
@victoriainojosa
20-03-18
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