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jueves, 22 de marzo de 2018

Precios estudiantiles se alejan cada vez más de las universidades por @CronicaUno


Por Carmen Victoria Inojosa


“A veces pareciera que hay precios universitarios, pero muchas veces no. Compré un tequeño, un pastelito y un nestea y gasté 165.000 bolívares. Para almorzar compramos cualquier cosita para aguantar el hambre”, dice Dorys Trujillo, estudiante de la UCV.

Anteriormente era rutinario escuchar que “en la universidad todo es más barato”, hoy la frase resulta caduca. La inflación —que según la Asamblea Nacional (AN) se ubicó en febrero en 80 %— cada día arremete más contra quienes hacen vida universitaria.

En los cafetines y restaurantes se consiguen precios similares a los de la calle. Pese a la crisis económica, las ferias intentan mantener el menú estudiantil, otras dejaron de ofrecerlo. “Vendemos una cuarta parte de lo que hacíamos antes. La mayoría de los estudiantes trae su comida de la casa. Y lo que más suelen comprar son tequeños y pastelitos que cuestan 50.000 bolívares y 40.000 bolívares, respectivamente”, cuenta la cajera de un cafetín en la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Desde hace una semana suspendieron el menú estudiantil porque no les resultaba rentable, tenía un costo de 150.000 bolívares. En una pizarra tienen la lista de precios que pocos se acercan a leer: una cachapa con queso tiene un precio de 240.000 bolívares y si es con pollo y queso, vale 340.000 bolívares. Un club house, más yuca y bebida ronda los 400.000 bolívares.  

En recorrido de Crónica.Uno por la UCV este martes, se constató que para las bebidas, los precios oscilan entre 50.000 y 75.000 bolívares.  El agua cuesta Bs. 50.000, el café Bs. 70.000 y el jugo natural Bs. 75.000. Las empanadas, por su parte, se consiguen en Bs. 50.000. Mientras estos precios son ajustados con frecuencia, la beca estudiantil se mantiene en 80.000 bolívares desde el pasado 21 de noviembre cuando el presidente Nicolás Maduro la aumentó.


A veces pareciera que hay precios universitarios, pero muchas veces no. Compré un tequeño, un pastelito y un nestea y gasté 165.000 bolívares. Para almorzar compramos cualquier cosita para aguantar el hambre”, dice Dorys Trujillo, estudiante de cuarto semestre de Comunicación Social.

Anabell Ramírez, también estudiante de Comunicación Social, destaca que solía tomarse un café diario: “Pero con eso que gasto por cinco cafés [350.000 bolívares] me compro un pedazo de queso para la semana”.

En el cafetín de esa escuela el menú estudiantil cuesta 200.000 bolívares y el ejecutivo entre 285.000 y 450.000 bolívares. Contaban con 5 menús del día y ahora ofrecen solo 1. Y de 40 empanadas que hacían diariamente, bajaron a 20. Un sándwich con jamón, salsa y tomate está marcado en 120.000 bolívares.


A los estudiantes se les dificulta comprar alimentos, por lo que optan por consumir chucherías o bebidas.

En el restaurante La Piscina, el menú estudiantil sale en 180.000 bolívares, trae una crema, “algo de carne o pollo” y vegetales, dice Jesús Figueroa, encargado del cafetín. “Tratamos de aguantar el precio. Los estudiantes no vienen mucho, supongo que por la crisis”.

En la Universidad Simón Bolívar (USB) la situación es similar, los estudiantes pueden llegar a gastar hasta 200.000 bolívares en un desayuno, por lo que prefieren comprar afuera. En la Proveeduría Estudiantil, lugar donde los precios suelen ser más económicos, el cachito y el mini lunch cuestan 80.000 bolívares, una malta entre 60.000 y 70.000 bolívares, la empanda se mantiene en 50.000 bolívares.

En la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) los almuerzos varían entre 150.000 y 200.000 bolívares. Los tequeños están en 80.000 bolívares, el refresco 90.000 bolívares y el café pequeño 100.000 bolívares.

Sin guías, sin copias

El personal encargado de reproducir guías y libros de estudio en el pasillo de la Escuela de Derecho de la UCV coinciden en que cada vez es menos frecuente que profesores dejen el material para ser fotocopiado por los estudiantes. “Anteriormente, gastábamos entre 8 y 10 resmas de papel diario, ahora ni una. Por ser un público estudiantil no podemos aumentar los precios. 

Aunque la mayor cantidad de personas que vienen es de afuera”, dice José Rivas. La copia cuesta 3000 bolívares y la impresión 3500 bolívares.


Una alternativa para disminuir costos es utilizar papel reciclado.

“Las copias tienen que ser muy importantes, indispensables para sacarlas. Tenemos profesores que utilizan herramientas de Google para enviar material. Las guías las hacemos a mano”, expresa Ana Acuña, estudiante de Nutrición y Dietética. Agrega que aprovechan los cambalaches de guías que hace la Escuela a inicio de semestre para obtener el material.

En la fotocopiadora la Casa del Estudiante era usual ver largas filas. “Las colas se acabaron, están en la calle para comprar comida cuando se consigue”, manifiesta Juan Castellanos, encargado del lugar. Una alternativa ha sido utilizar el papel reciclado para bajar el precio, queda en 2500 bolívares.


Los centros de copiado ya no suelen ser concurridos por los estudiantes.

En la USB la hoja blanca y de examen las venden en 10.000 bolívares y 15.000 bolívares, respectivamente.

Comedores no garantizan alimentación

El desayuno de este martes en la USB fue piña. Y según cuentan los estudiantes, tienen más de un mes que no sirven proteínas. En la cuenta en Twitter del comedor de la Simón informaron que el almuerzo sería una sopa de verduras y ensalada rallada. En el caso de la UCV, el comedor se encuentra cerrado por trabajos de reparación y fumigación, escribió el 16 de marzo en Twitter la presidenta de la Federación de Centros Universitarios de la UCV, Rafaela Requesens.

Fotos: Carmen Victoria Inojosa @victoriainojosa

20-03-18

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