ALONSO MOLEIRO 24 de marzo de 2018
El
director musical y gerente cultural José Antonio Abreu, Premio Príncipe de
Asturias de las Artes en el año 2008, Polar Music Prize 2009, embajador de la
Unesco, maestro y tutor del famoso director musical Gustavo Dudamel, ha muerto
en Caracas a los 79 años, luego de enfrentar dolencias crónicas que le
aquejaron durante los últimos años.
Abreu
es el creador y fundador, en 1975, del Sistema de Orquestas Infantiles y
Juveniles de Venezuela –en el cual creció y se formó el propio Dudamel, así
como otros astros juveniles de la dirección musical, como Christian Vásquez,
Diego Matheus, Josua Dos Santos y Edicson Ruiz-, institución a la que ha
dedicado casi toda su vida.
Compuesta
por 250 mil personas distribuidas en 125 orquestas y coros en toda Venezuela,
la fragua y consolidación del Sistema de Orquestas, que le tomó décadas, le ha
valido un extendido aplauso y reconocimiento internacional. Se trata de un
ambicioso y eficiente entramado artístico que ha reclutado a miles de talentos
musicales juveniles, que han emergido mayoritariamente de sectores populares
empobrecidos, y que han dotado a Venezuela de un protuberante y diversificado
aparato cultural en música orquestal, sin dudas uno de los más vigorosos de la
región.
Afincado
en el núcleo conceptual del "poder democratizador de la música" los
jóvenes y adolecentes de "el sistema", dirigidos por Abreu, se han
presentado con un resonante éxito de crítica y público en los grandes
escenarios internacionales de la música clásica en el mundo.
La
labor y la calidad artística de la obra de Abreu ha sido pródigamente elogiada
por astros internacionales del mundo artístico, como Plácido Domingo, Zubin
Mehta, Claudio Abaddo, Daniem Baremboim, Monteserrat Caballé o Mirella Freni,
que lo visitaron en Caracas, y con quienes compartió escenarios en repetidas
ocasiones. Al conocer en profundidad el trabajo de Abreu con el Sistema de
Orquestas, el director musical Simon Rattle, declaró: "El futuro de la
música clásica está en Venezuela".
Economista
"cum laude", Abreu, nacido en Valera, estado Trujillo, en 1939,
inició estudios musicales en la ciudad de Barquisimeto. Años después se
traslada a Caracas, donde ingresa a la Academia de Declamación Musical, y la
Escuela José Angel Lamas, donde conoció a sus maestros, los compositores
venezolanos Moisés Moleiro, Evencio Castellanos y Vicente Emilio Sojo y
consolidó su formación como artista.
Abreu
fue, además, un exitoso y controvertido gerente cultural, con una destacada
participación en las gestión pública que logró sobrevivir al terremoto de Hugo
Chávez, con quien cultivó, pese a las evidentes diferencias de estilos y
objetivos, unas relaciones personales y políticas convenientes y fluidas.
Desde
1989 hasta 1994, Abreu había ocupado, con notable éxito, la cartera de la
Cultura durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez y el breve
interinato de Ramón J. Velásquez. Cuando Chávez, enemigo político número 1 de
Pérez, llegó al poder, decidió, en un gesto muy poco frecuente en su conducta
pública, continuar respaldando la labor de Abreu y el Sistema, a pesar de su
procedencia, procurando capitalizar el universalmente aclamado trabajo del
Sistema de Orquestas en un pacto de mutuo beneficio.
Presentes
en los actos chavistas del Bicentenario de la Independencia, en 2010, Abreu y
Dudamel fueron duramente criticados por los críticos y medios venezolanos por
prestarse a acompañar aquel montaje televisado con la interpretación chavista
de la Historia de Venezuela.
Las
buenas migas entre Chávez y Abreu hicieron posible que este obtuviera recursos
para levantar, en 2010, el Centro de Acción Social de la Música, la sede del
Sistema de Orquestas, una ultramoderna edificación, excelentemente dotada, que
acoge múltiples actividades en materia de conciertos, ensayos e
investigaciones, y cuya segunda etapa está en ejecución.
Las
relaciones de El Sistema con el gobierno de Nicolás Maduro se han enfriado un
poco, sobre todo en estos últimos años, a partir de la actitud crítica y
disidente de Gustavo Dudamel hacia su gobierno, y las recientes dolencias de
Abreu, que lo habían alejado de la vida pública.
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