ELIZABETH ARAUJO 23 de marzo de 2018
Jonathan Jakubowicz incursiona
en la literatura. Su novela “Las aventuras de Juan Planchard” se agota en las
librerías venezolanas y de EEUU porque describe la vida loca de los bolichicos,
“esos chamos que de pelabolas pasaron a multimillonarios, gracias a las
empresas ficticias que montaron con Chávez y ahora con Maduro”
No son
pocos los venezolanos que sepan de su existencia, pero nunca lo advirtieron.
Pudo tratarse, por ejemplo, del vecino del edificio con quien usted se topaba
en el ascensor y se justificaba de no poder pagar los tres meses de condominio
porque seguía en el desempleo. Hasta que un buen día se aparece con coche
nuevo, y un sábado en la mañana se despide porque se compró una quinta en La
Lagunita. De manera que Jonathan Jakubowicz no se inventó nada, o casi nada,
sino enterarse de la suerte de algún conocido suyo para escribir Las aventuras
de Juan Planchard, la historia del joven de El Cafetal egresado de la Universidad
Metropolitana que, en un abrir y cerrar de ojos, ingresó al club de los
bolichicos. Usted sabe, esos multimillonarios que se gastan, a decir del autor,
miles de euros en banquetes, ferraris, joyas, pericos y putas, gracias a los
negocios ficticios que montaron durante los gobiernos de Chávez y ahora con
Maduro, sin importarles que su primo pobre de Trujillo muriera en la cola del
hospital esperando una operación de apendicitis.
Reconocido
en Hollywood como buen director y guionista desde el éxito de Secuestro
Express, y luego con Hands of Stone, filme que presentó en el Festival de
Cannes, Jakubowicz relata en su primera novela la vida loca de esos
profesionales que, sin necesidad de inscribirse en el PSUV, dieron el golpe del
siglo y ahora son vistos en los círculos de la clase alta de Miami, Nueva York,
París o Madrid como los nuevos jeques con fondos ilimitados y pasión por la
droga y las mujeres. “Con la suerte para mí que algunos de ellos se me
acercaban porque conocían mi obra y entre un trago y otro me contaban sus
historias”, revela este venezolano de 39 años, quien compara al cineasta con un
psicólogo: todos te quieren contar su vida porque en el fondo todo el mundo
cree que su vida merece una película.
-Venezuela
arde por todas partes y usted se aparece con una novela que le echa más
gasolina al fuego ¿Las aventuras de Juan Planchard es una novela de
denuncia?
-La
novela salió en diciembre, cuando el país languidecía entre la ridícula ilusión
electoral y la burla histórica del diálogo. Todo parecía perdido y no había
sino frustración y derrotismo en el pueblo. Parece mentira pero nada de eso es
parte de la realidad de Venezuela ahora, apenas cuatro meses después. Creo que
toda la gasolina que se le pueda echar a nuestro fuego es necesaria, y así haya
sido una sola persona la que dijo “basta” al leer mi obra, me enorgullece haber
puesto mi grano de arena en ese despertar que finalmente estamos viviendo.
-Usted
se preguntaría una y otra vez cómo hicieron esos chicos profesionales, sin
estar inscritos en el PSUV, para acercarse a Chávez, venderle un plan y
volverse multimillonarios ¿A qué conclusión llegó?
-Chávez
era un tipo pragmático. La inscripción en el PSUV sólo la consideraba necesaria
como control social de los más necesitados. Pero en materia de negocios siempre
se asoció con millonarios y en muchos casos con extranjeros. Como casi todos
los guisos giraban alrededor del control de cambio, los empresarios con
contactos en el exterior eran particularmente útiles para negocios de
corrupción. A mí lo único que me impresiona es la magnitud del billete que se
robaron.
-¿Usted
conoció casos reales de bolichicos o simplemente se nutrió con noticias y
denuncias de opositores, y lo demás se lo dejó a la imaginación?
-Conocí
varios. Algunos desde que eran unos limpios y uno se los conseguía en rumbas de
Caracas en los 90; y otros en el mundo del cine. Los chavistas han logrado
apoderarse de tanto dinero que ya son bienvenidos en los círculos más
exclusivos del cine mundial, pues se sabe que son inversionistas potenciales y
sueltan dinero a lo loco con tal de codearse con alguna estrella de Hollywood.
-¿Por
qué si hay unos supuestos corruptos de linaje como Diosdado Cabello o la
familia Chávez la toma con esos muchachos que solo estuvieron en el lugar
adecuado, en el momento adecuado?
-La
corrupción familiar es algo típico en la historia del mundo. Miami está lleno
de hijos de gobernantes de toda Latinoamérica que se robaron unos reales. Lo
que hace único al chavismo es la extensión de la estructura criminal que
construyeron, y cómo ésta se conjuga con un estilo de vida alocado que deja en
pañales a Pablo Escobar. El venezolano es rumbero por naturaleza, y si de la
noche a la mañana pasa de estar pelando a tener millones de dólares, se
convierte en una especie de animal que lo único que quiere es gozar. Eso es lo
que captura la historia de Juan Planchard. Lo que somos desde arriba hasta
abajo, con dinero y sin dinero.
-¿Cuál
sería la reacción de los venezolanos, que ya hoy lo han visto todo, al leer su
novela y enterarse de ese mundo de droga, sexo y dólares de jóvenes que
pudieron hacer algo por el país?
-Es
muy importante que se entienda lo que pasó en Venezuela en los últimos 18 años.
Hasta el día de hoy la revolución de Chávez tiene un aire de respetabilidad en
buena parte de la población, sobre todo en esa enorme cantidad de gente que
votó por él pero odia a Maduro. Todo eso desaparecerá si logramos exponer la
realidad ante la gente. No podemos crear un nuevo país sin comprender la
magnitud del asalto a Venezuela que realizaron. Mi libro es sólo el comienzo de
un proceso de entendimiento que será muy duro para algunos venezolanos, que sí
creyeron en las buenas intenciones de unos delincuentes que se aprovecharon de
la voluntad de la gente. Para tener un país a futuro no sólo hace falta sacar a
los ladrones del poder, también es necesario reformar los valores y carencias
educacionales que hicieron posible el ascenso político de unos tipos que desde
su primer acto público estaban cometiendo un crimen.
-Habrá
quienes piensen que la aparición de esos muchachos avispados en la rebatiña
chavista sirva de tapadera para que generales, ministros y diputados rojitos
sigan robando.
-En el
libro se describe la manera en la que se relacionan los bolichicos con
ministros y militares, y cómo está estructurada la vaina. Es una de las razones
por las que escribí el libro, pues la complejidad de la corrupción chavista no
puede ser explicada en un artículo de opinión o mucho menos en una serie de
tuits.
-Siendo
esos bolichicos de su misma generación ¿no tuvo ocasión de estudiar con uno o
conocer algunos de ellos en su estado larvario; es decir antes de que se
corrompieran?
-Conocí
algunos y con otros tengo amigos en común. Venezuela es un pueblo y todo el
mundo se conoce.
-¿Cómo
llevan los bolichicos su ritmo de vida?
-Entre
Ferraris, perico, yates, putas, aviones privados, caballos de carrera y
mansiones y pent-houses en todas las capitales importantes del mundo.
-¿Cuál
cree que sea el sentimiento de esos tipos que, aunque están fuera del país, no
son ajenos al escenario de miseria, de gente que muere por falta de
medicamentos, etc.?
-Me ha
sorprendido recibir mensajes de bolichicos arrepentidos, que leen el libro y
entienden que fueron cómplices de un crimen sin precedentes, algo que al
parecer nunca antes habían pensado. Nuestra descomposición social es tan grande
que un tipo que se mete 14 millones de dólares en negocios chavistas piensa que
no hizo nada malo. Por eso el libro está narrado en primera persona, para que la
gente comprenda la psicología de estos personajes, y cómo justifican lo que
hicieron sin ningún remordimiento.
-Lo
cierto es que su novela se ha convertido en éxito editorial en Venezuela.
Siendo usted el director de Secuestro Express, es obvio que esta historia vaya
también al cine…
-Estoy
muy orgulloso de la obra como libro. Creo que Venezuela vive un momento en el
que estamos sobresaturados de imágenes. Hace falta pensar y a veces un libro
invita más a pensar que cualquier otro arte. Todo el mundo me decía que el
venezolano no lee y yo me propuse ponerlo a leer. Es lo que nos hace falta, en
todos los sectores de la sociedad. Si en Venezuela se rezara menos y se leyera
más, toda nuestra desgracia se hubiese evitado. Antes de Chávez ya teníamos a
la élite económica más inculta de la tierra, y la cosa no ha hecho sino
empeorar.
-¿Cómo
se desarrolló el proceso de investigación de nombres y el rol que esos
“afortunados” ejercían en Miraflores? ¿Puede decir algunos nombres o apellidos
?
-La
revolución legalizó el crimen a través del control de cambio, y los que lo
aprovecharon en teoría no violaron ninguna ley. Eso en parte es lo que los hace
tan difíciles de enjuiciar, y lo que les permite contar sus historias
libremente. Tuve la oportunidad de conocer a varios a raíz del lanzamiento de
mi película Hands of Stone (Manos de piedra, con Edgard
Ramírez y Robert De Niro) en el Festival de Cannes. En torno al evento hay
mucha rumba, y los chavistas son vistos como nuevos jeques con fondos ilimitados
y pasión por el perico y las putas. Muchos se acercaban a mí porque conocían mi
obra y entre un trago y otro me contaban sus historias. Un cineasta es como un
psicólogo, todos te quieren contar su vida porque en el fondo todo el mundo
cree que su vida merece una película.
-¿Con
cuántos Juan Planchard se ha topado en Miami, Nueva York o París?
La
realidad que refleja Juan Planchard no delata a un individuo sino a una
sociedad que se devoró a si misma por su ambición de tener más.
Entre
una cosa y la otra, tenemos que revisar el culto a Bolívar. Ahí está la clave
cultural que permitió a la masa idolatrar a un militar. Nuestro drama fue que
una mitad idealizó a Chávez; la otra, lo subestimó. Todos nos pasamos de
idiotas.
-Madrid,
según afirman, se ha vuelto santuario de bolichicos cuyas inversiones en
restaurantes, inmuebles y hasta en la bolsa parecen no ser investigadas. ¿Será
impunidad o complicidad?
-Ha
habido algunas investigaciones, en los bancos de Andorra, en los que han salido
chavistas con cientos de millones de euros. Es difícil evaluar si existe o no
complicidad oficial en España. Lo cierto es que a Pablo Iglesias y a su partido
no los conocería casi nadie de no ser por el realero que invirtió Chávez para
impulsarlos. Y lo de Rodríguez Zapatero ayudando a Maduro a matar estudiantes,
sin duda es uno de los capítulos más oscuros de la historia de la diplomacia
española.
-Esta
novela, al igual que su película Secuestro Express, muestra a un
venezolano inquieto por su país. ¿Es ese el ámbito en el que mejor se mueve su
trabajo creativo o hay también una preocupación latente por el futuro de
Venezuela?
-Venezuela
me duele y me inspira. A veces creo que veo cosas que otros no ven y por ello
siento la necesidad de decirlas. Cuando salió Secuestro Express muchos
la acusaban de exagerada. Si la ves ahora te das cuenta de que en todo caso se
quedó corta. Lo mismo pasará con Las Aventuras de Juan Planchard.
Hay gente que cree que es exagerada, pero cuando se termine de destapar la
información de lo que fue el asalto bolivariano a Venezuela, verán que todo
nace de la realidad. Y que lo insólito es que todo esto haya ocurrido frente a
nuestras narices.
Tomado
de: http://actualy.es/los-bolichicos/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico