Por Marta de la Vega
Las elecciones legislativas de
Colombia del 11 de marzo de 2018, abren un horizonte de cambio y a la vez el fortalecimiento
de la democracia en el país vecino. A pesar de la crisis de legitimidad de las
instituciones políticas, atizada por el modo como se ha implantado el proceso
de paz y las prebendas otorgadas a las FARC, con una justicia transicional
complaciente y de concesiones que vulneran la aplicación imparcial y
proporcional de la justicia y una reconciliación estable, el colombiano
expresó su rechazo a los candidatos del partido político de la antigua
guerrilla de las FARC. Alias Catatumbo y alias Iván Márquez obtuvieron
para Cámara y Senado 52.000 votos, el 0,34% del total de los sufragios
escrutados.
Amplios sectores de la
ciudadanía repudian las estructuras clientelares y el populismo efectista de
políticos dadivosos en busca de apoyos. Ha sido visibilizada y denunciada la
compra de votos. El Congreso de la República es hoy, de todos los órganos de
poder público, el de mayor desprestigio. Su imagen favorable llega apenas a
19,5% según encuestas de Invamer para la revista Semana (18-03-2018),
Blu Radio y Caracol Radio. Los partidos políticos, según la encuesta bimensual
de Invamer Gallup de febrero de 2018, tienen una aprobación de solo
7% y el Congreso, 12%. La imagen favorable del gobierno de Juan Manuel Santos
no llega a 20% debido, entre otros factores, a las secuelas del proceso de paz.
Según el Observatorio para la
Democracia de la Universidad de los Andes de Bogotá, respecto de 2004, el
porcentaje de quienes consideran la democracia la mejor forma de gobierno bajó
a 53,2%. La abstención fue del 52%, ligeramente menor que en las elecciones de
2014, pero revela el desgano de potenciales electores, por desencanto del
sistema democrático o a lo mejor por no sentirse en sintonía con las propuestas
de los aspirantes a la Cámara y al Senado. Más de 2 millones de votos
resultaron nulos o en blanco, aunque pudo influir un tarjetón poco amigable y
de difícil manejo. Persiste la desigual participación en el liderazgo político
de las mujeres: solo 19% de las candidatas fueron electas. Preocupante. No
hay democracia verdadera si se excluye a la mujer de la esfera política.
La corrupción se ha convertido
en uno de los problemas más molestos para los colombianos. El manejo turbio del
aparato judicial y el cartel de la toga una vez desenmascarados, han llevado a
la cárcel a 3 expresidentes de la Corte Suprema de Justicia y a 2 senadores.
Significa que funcionan los tribunales y las sanciones se aplican, pese a la
condición privilegiada de algunos rufianes de cuello blanco. A escala regional,
los escándalos han salpicado a miembros de casi todos los partidos y la
clase política ha quedado golpeada en especial por su relación con empresas
como Odebrecht, como ocurrió con las campañas presidenciales de Santos y
Zuloaga.
Esta elección legislativa
anuncia rumbos distintos para quienes aspiran a gobernar Colombia: Ningún
partido obtuvo mayoría. Una multiplicidad de minorías cuyo mayor ganador fue el
partido Centro Democrático, exige alianzas, coaliciones y concertación para
garantizar gobernabilidad y construir consensos. Un proyecto nacional
compartido e incluyente, a favor de la gente, con respeto a los otros, equidad
y oportunidades para las mayorías
Gana el país
Rechazo a la violencia y a la
lucha armada como medio de acceder al poder. Se despolarizan la lucha política
y la estereotipada confrontación derecha-izquierda que ha estimulado el
resentimiento estéril y pervierte la aspiración a profundizar la
democracia. Repudio al proyecto castro-chavista para Colombia; al
populismo como mecanismo de gobierno y a la corrupción como dinámica política
de participación.
Gana la democracia
28-03-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico