Por Rafael Ramírez
“… la muerte de cualquier
hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente,
nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por tí.”
John Donne (Meditacion
XVII 1624)
Hago referencia al título de
una de las obras más hermosas de Ernest Hemingway, publicada en 1940,
luego de su experiencia como miembro de las Brigadas Internacionales en su
lucha contra el fascismo en la Guerra Civil Española, ambientada en 1937, en lo
que sería la ofensiva Republicana en Segovia.
Nadie puede ser indiferente en
lo que pasa a su alrededor, en su colectivo, del cual somos parte indivisible,
cuando se afecta nuestro interés general como pueblo, algo de nosotros se
desmorona, en nuestra pertenencia a un grupo humano y a nuestra propia
existencia, por ello, el pensamiento de John Donne y la obra de Hemingway
tienen una vigencia extraordinaria para nosotros
Lo que ha sucedido, con las
detenciones del ex ministro Rodríguez Torres, el ex jefe de la Casa Militar y
ex director del CECODENA General López Ramírez y otros oficiales del Ejército,
de los “Centauros” de Chávez, así como, las órdenes de captura contra otros
oficiales como Cliver Alcalá, deben llamarnos la atención de lo que está
pasando en el seno de nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas.
No sé a ciencia cierta de qué
se les acusa o qué cosa hicieron, o si realmente hicieron algo, en casos como
el del ex ministro Rodríguez Torres, he tenido diferencias con algunas de sus
posiciones, apariciones públicas y coincidencias con la derecha, pero, no puedo
dejar de expresar mi solidaridad con él y el resto de los oficiales en estos
momentos difíciles para ellos y sus familias.
No deja de molestarme la
imagen de la detención de Rodríguez Torres, por efectivos del SEBIN, el mismo
cuerpo de inteligencia que él creo y dirigió por tantos años junto al
Comandante Chávez; no deja de preocuparme la suerte del General López Ramírez,
amigo, y en el que reconozco la honestidad y la lealtad a Chávez, tantos años
trabajando juntos, apoyando al Comandante en su trabajo; o la suerte de
oficiales que, aunque no los conozco como personas, sí sé por su actuación,
trayectoria y desempeño de su compromiso con la Patria, con la doctrina militar
Bolivariana y con los valores que el Comandante Chávez sembró en la Academia
Militar, cuna y custodio del pensamiento Bolivariano.
Entonces, ¿qué está pasando?,
¿quién los acusa?, ¿de qué se les acusa?, ¿quién lleva a un tribunal a los
hombres o los muchachos de Chávez? Resulta que ahora este grupo de oficiales,
todos provenientes del movimiento Bolivariano en el seno del Ejército, del 4 de
febrero, del MBR 200, ahora, ¿resulta que son traidores?, ¿traidores a qué?,
¿quién lo dice? Nó, algo muy grave está pasando, como decía un amigo, lo más
peligroso en política, es lo que no se ve a simple vista.
Por supuesto, esta nueva
“razzia” viene antecedida y acompañada por la acción erosiva y destructora del “pranato”
de la política, que ofende y sentencia como si fuese un tribunal inquisitorio y
por los “twitter” de las redes sociales que controla el gobierno. En una
fiesta, un aquelarre, donde festejan por igual el madurismo y la extrema
derecha golpista. ¿Quién lo diría?
Pero lo que está cada vez más
claro, a menos que alguien no lo quiera ver, es que el madurismo necesita
acabar con el Chavismo para subsistir. Es como una “cosa” que capturó al
Chavismo, se apropia de sus espacios con violencia, para luego destruirlos,
vaciarlos de contenido, hacerlos indiferentes, dóciles, quitarles todas sus
capacidades de reacción, apagar la llama sagrada en su seno, para ellos poder
obrar, como están haciendo, en establecer un nuevo pacto de coexistencia con la
misma derecha que combatió hasta la muerte, que nunca le dió tregua, al
Comandante Chávez.
De las instituciones
fundamentales, los soportes de la Patria que el Comandante nos legara, están
PDVSA y la Fuerzas Armadas Bolivarianas. La primera garantiza nuestra soberanía
económica, la segunda, nuestra soberanía territorial, integral.
Primero le tocó el turno a
PDVSA, se persiguió, encarceló, desacreditó a la empresa como un todo, a mi
persona como la cara visible de la gestión junto al Comandante Chávez, no les
importó enlodar nuestro nombre y reputación, en una alianza con la extrema
derecha guardaron silencio, mientras ella arremetía contra la gestión de
Chávez-Ramírez, pasaron información tendenciosa y falsa a medios y agencias de
inteligencia extranjeras, para estimular una agresión en mi contra en el
exterior. Luego de que sacaron a todos los “ramiristas” de PDVSA, resulta que
la propia gente que ellos pusieron a dirigir la empresa, terminó siendo un
desastre. Así, fueron las decisiones del madurismo las que acabaron con la
empresa. Acabaron con sus capacidades técnicas, la vaciaron de emoción, se
impuso el miedo, la persecución, la mentira y la corrupción extendida para
hacer cualquier cosa, desde grandes negocios hasta chapucerías de todo tipo.
La producción sigue en picada,
el último reporte del país a la OPEP, comunicación directa, es decir, que no
deriva de las fuentes secundarias, indica una producción de 1.5 millones de
barriles día en febrero, la más baja de nuestra historia, con una caída de 183
mil barriles día desde el reporte de enero: un desastre. Ya no es el precio del
petróleo, ya no es la corrupción (hay más de 80 presos, entre ellos, dos
exministros, ex presidentes y juntas directivas nombradas por el Presidente),
ya no es la conspiración, ahora está en manos del General Quevedo (cuidado mi
General, no vayan ahora a acusarlo de traidor, si no recupera la producción -un
millón en 6 meses fue la promesa-orden). La respuesta es dura de aceptar por el
gobierno, porque es su fracaso, su mala gestión, sus malas decisiones, su
incapacidad.
Ya no van a poder seguir
echándole la “culpa” a Ramírez, porque allí están los números que no mienten,
tampoco a Chávez con la infeliz frase de que “era muy fácil hacer revolución
con un barril a 100”. Nó, la culpa del desastre en PDVSA es de Maduro, acabaron
con la nave indestructible de Chávez, el portaviones, que pasó doce años bajo
fuego enemigo, quebraron la férrea unidad y voluntad de los trabajadores
petroleros, quienes hoy abandonan por miles la empresa, entre decepcionados y
hastiados. ¿Cómo sucedió ésto?, son cosas del madurismo.
Ahora parece que le toca el
turno a nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas, en particular, al Ejército, cuna
del Movimiento Bolivariano. Yo siempre he sido absolutamente respetuoso de
nuestras Fuerzas Armadas, es algo que aprendí del Comandante Chávez y de mi
formación política y cultural. Las armas son cosa seria y la institución que
tiene constitucionalmente el monopolio de la defensa de la Patria, la soberanía
y las garantías sociales, no sólo goza de todo mi respeto, sino de mi
admiración.
Por supuesto, estoy hablando
de la Fuerza Armada Bolivariana, imbuida de su Doctrina Militar Bolivariana,
heredera de las glorias de nuestros Libertadores y del Padre de la Patria Simón
Bolívar. ¡Me refiero a las Fuerzas Armadas populares, patriotas y Chavistas! La
que constituye la garantía de la paz y de nuestra integridad como país.
Durante todo mi desempeño en
altas responsabilidades del Estado y ahora como Político de civil, siempre he sido
muy cuidadoso y respetuoso de las Fuerzas Armadas, sus códigos, su disciplina,
sus promociones, su cultura, su manera de ver las cosas.
Definitivamente, la unión
cívico-militar que logró el Comandante Chávez, es única y extraordinaria,
porque confluyen y se complementan dos visiones de la sociedad en un sólo
propósito de construir una Patria Soberana, donde la Soberanía reside en el
Pueblo y las Armas de la República jamás volverán a levantarse en su contra,
sólo lo harán, en defensa de sus garantías sociales, y de la Constitución.
Era entonces y sigo siendo muy
cuidadoso a la hora de emitir cualquier opinión al respecto. Sólo trato de
recordar cómo actuaba el Comandante Chávez, pues él personificaba en sí mismo
el fenómeno de la unión cívico-militar, y aunque era el jefe de nuestra
revolución y su líder político, jamás perdió su condición de soldado y de
Comandante en Jefe, ejercicio que hizo siempre en absoluto apego al honor y a
los códigos de conducta del mundo militar Bolivariano. Era un jefe que
reconocía de qué proceso venían las Fuerzas Armadas, y sabía lo que tenía que
hacer para que fuesen conscientes de su rol en este momento histórico, siempre
al lado del pueblo.
Los enseñó a ser críticos y
conscientes, subordinados al Estado, a los Poderes civiles, pero a la vez
vigilantes y garantes de que no existiesen poderes fácticos ni extranjeros que
estuviesen por encima de los intereses del pueblo, de la Constitución,
conscientes de que nunca más serían subordinados a la oligarquía, ni a ningún otro
grupo de intereses mezquinos. Así entiendo yo, la misión dada por el Comandante
a sus Fuerzas Armadas Bolivarianas.
Siempre me indicaba que
ayudara a las Fuerzas Armadas, a mejorar sus capacidades de combate y defensa,
así lo hicimos y lo hicimos de una manera que significó un cambio estratégico y
un extraordinario disuasivo a los enemigos de la Patria. Fue un avance
estratégico de nuestras Fuerzas Armadas, bajo la conducción del Comandante
Chávez.
Pero además de los grandes
proyectos, bases aéreas, equipamientos, entrenamiento, infraestructura, siempre
estaba preocupado del oficial, del soldado, de la familia militar, sus
condiciones de vida, su dignidad de soldado del pueblo, su vestimenta,
alimentación, su educación, conocimiento, su relación con los grandes temas del
país, con los problemas del pueblo, con la conducción del Estado.
De manera tal que, como
Chavista y venezolano, me preocupo mucho cuando veo actos o situaciones que
afecten la moral o el prestigio de nuestros oficiales o soldados. Verlos
degradados, o hechos presos, o perseguidos u ofendidos en “twitter”, es algo
que me resulta chocante. Cuando veo civiles que, estando en las máximas
instancias del poder, hacen una parodia de lo que son los códigos militares, la
vestimenta, los símbolos, cuando se usa a nuestros militares para el ejercicio
de la política con “p” minúscula, cuando el “pranato” ofende a nuestros
oficiales, su honor, entonces veo que se traspasa un límite que no deja de
preocuparme y a la vez, de molestarme.
Que se arremeta contra los
oficiales de Chávez, los del 4 de febrero, los del Movimiento Bolivariano, los
de su Academia, es algo que está mal, a lo que hay que prestarle atención. Más
aún cuando sabemos que estamos amenazados por potencias extranjeras, que vén a un
país debilitado por el caos creado por la incapacidad de este gobierno, que ha
abierto todos los flancos y minimizado todas las capacidades y los pilares de
nuestra Revolución y de la Patria.
Estas situaciones son aún más
graves cunado ocurren en medio de una de las peores crisis económicas de las
que se tenga noticias a nivel mundial, con una espiral de la mega inflación que
estrangula a nuestros ciudadanos, expropia su trabajo; una caída por tercer año
consecutivo del Producto Interno Bruto, lo cual indica un desmantelamiento o
paralización de nuestras capacidades productivas; un sistema cambiario que se
mantiene, absurdamente, con la intención declarada de controlar algo que es
incapaz de controlar: la cotización del paralelo, las propias subastas del “Dicom”
indican una paridad de 54.000 bolívares por dólar, ¡una mega devaluación!,
mientras el paralelo sigue por arriba de los 200.000 bolívares por dólar.
Cuando nosotros le propusimos al Presidente levantar el control de cambio en el
2014, e ir a un cambio único, propusimos 25 bolívares por dólar como tasa de
equilibrio, no lo aceptaron y ahora tenemos esta situación ¡completamente fuera
de control!
El costo de las malas
decisiones del Presidente, de su inacción, parálisis o desconocimiento frente a
la conducción de la economía, su incapacidad para manejar este tema, la de sus
“asesores” (que nadie sabe de dónde diablos salieron, ni por qué tienen tanto
poder), de sus equipos de incompetentes, pero fieles al madurismo, el costo de
todo ésto lo está pagando nuestro pueblo, el pueblo de Chávez, ahora comiendo
de la basura, desesperado por obtener medicinas, alimentos, por salir del país
a hacer cualquier cosa.
Pareciera que el madurismo no
vé, no quiere ver, la realidad en la calle, los números, indicadores, los miles
de venezolanos cruzando nuestras fronteras como sea, la extorsión de las mafias
en manos de las que caen nuestros ciudadanos que tratan de salir del país, sus
sufrimientos. No vé la corrupción extendida en todo el país, las conductas anti
sociales que genera la crisis económica y social, el “sálvese quien pueda”, las
salidas individuales, lo que sufren nuestros muchachos en el exterior,
explotados, maltratados, haciendo lo que sea, en vez de estar en Venezuela.
¡Qué fracaso! En vez de evitar que se vayan y hacer lo que sea para no seguir
perdiendo médicos, ingenieros, oficiales, mecánicos, jóvenes, lo que hace el
“pranato”, es ofenderlos.
Están creando las condiciones
políticas, espirituales para el advenimiento del fascismo en el país. Están
sembrando odio, intolerancia, la conducción del madurismo es la única
responsable de esta situación. Quiero que lo digamos bien alto: El Comandante
Chávez no es responsable de este desastre. Cuando nos pidió que apoyáramos a
Maduro, como lo hicimos para las elecciones, no pensaba que moriría, pensaba
que estaría allí, conduciendo la batalla, pero no podría estar en el ejercicio
de la Presidencia por su condición de salud, que, en aquel 8 de diciembre de
2012, era sólo una hipótesis.
Así interpreté siempre ese
mensaje del Comandante, no que fuese un cheque en blanco para que se impusiera
en el país el madurismo, se desmantelaran los equipos de gobierno de la
Revolución, los programas sociales se convirtieran en un mar de improvisación,
sólo para tener el control de todo, que PDVSA fuese perseguida o destruída, que
los oficiales de las Fuerzas Armadas Bolivarianas o del 4 de febrero fuesen
encarcelados o perseguidos.
No fue para que se desataran,
en medio de la improvisación y la prevalencia de los grupos económicos que
sostienen al madurismo, los mecanismos más salvajes del capitalismo: la mega
inflación, la mega devaluación, la destrucción del aparato productivo, la
aniquilación de la producción petrolera. No quería el Comandante que se
destruyera a PDVSA, para luego abrir las puertas al regreso de las
transnacionales petroleras sin el control mayoritario de PDVSA, no querría
Chávez el retorno de la Exxon Mobil y el regreso de la Apertura Petrolera.
No fue un cheque en blanco
para dejar de lado al PSUV y crear otro partido, con otros colores, donde
Chávez no aparece por ningún lado, para cambiar el Plan de la Patria, para
derogar la Constitución de 1999 (votada por todos los venezolanos), para dejar
de lado al socialismo, para crear una situación de miedo y persecución en el
país, donde todo está grabado, perseguido, donde a los funcionarios que caen en
desgracia, los exponen al escarnio público, esposados, todo transmitido por
VTV, como si fuesen delincuentes, los ván a buscar a sus sitios de trabajo, a
sus hogares, a cualquier hora, y se los llevan presos encapuchados, sin
derecho a la defensa, al debido proceso.
No querría Chávez que salieran
sus Ministros, nunca lo dijo y menos que trajeran al gobierno a todos aquellos
que él puso a un lado. No querría Chávez que los jóvenes, los niños que él
abrazó y protegió, los de las escuelas y liceos bolivarianos, los de las
universidades y los profesionales, terminan haciendo cualquier cosa en el
exterior, maltratados por las oligarquías de esos países que siempre nos ha
odiado, sólo porque el madurismo convirtió al país en una pesadilla.
La respuesta es el
autoritarismo desatado, desbocado, se ha producido un envilecimiento de la
dirección del madurismo, pareciera no importarles nada, están “sobrados”, todo
es un chiste, una improvisación, un baile, una trampa, una mentira, un anuncio
fallido tras otro, mientras se persigue chavistas utilizando un triste
personaje ansioso por la notoriedad, se estrechan las manos de los enemigos del
Comandante Chávez, se impone la candidatura de Maduro a la reelección sin
importar el pésimo gobierno que ha hecho y el rechazo de cerca del 80% de la
población. Se decide quién vá a las elecciones o nó, qué partidos pueden
participar o nó, quién vá preso y quién puede ser candidato, se juega al caos,
porque allí los pranes tienen notoriedad, ventaja.
Durante la “Cosiata”, se llamó
“Morrocoyes” al grupo de aduladores de Páez y operadores de la persecución del
Libertador, la traición a su legado. Los Bolivarianos fueron perseguidos,
desplazados, la nueva República sólo pudo mantener su independencia,
pero, el pensamiento Bolivariano, quedó sepultado por más de cien años. El país
quedó sumido en un largo período de inestabilidad, atraso y pobreza para el Pueblo,
hasta que, por la abundancia de sus recursos y la debilidad del país, el
imperialismo y sus transnacionales petroleras hundieron sus garras, saquearon
nuestros recursos y truncaron las posibilidades de un modelo de desarrollo
propio. Ojalá no se repita la historia.
Me encontré un joven
venezolano, de esos que hay por miles fuera del país, ingeniero, atendiendo en
una venta de comida. Luego del impacto inicial y de controlar los impulsos de
la rabia, se impuso en el joven el carácter del verdadero gentilicio del
venezolano, muchachos sanos, trabajadores, buena gente, honesto. Hizo muchas
preguntas, todas validas, los jóvenes que se han ido, tienen muchas preguntas y
reclamos a la dirigencia política, de cualquier signo. Ellos tienen razón, son
los vulnerables, se sienten estafados, son los que deberían estar trabajando y
viviendo en nuestro hermoso país. Yo le insistí en que hicimos cosas buenas,
muchas y que este desastre no era culpa de Chávez. Él, lamentablemente de forma
incorrecta, hace una relación directa entre el gobierno de Maduro y el Legado
de Chávez. Al final, hicimos votos porque saliéramos bien de todo ésto,
nos dimos las manos. Como muchos jóvenes en el exterior, quieren volver al
país, yo lucharé para que lo hagan.
Los líderes históricos del
Chavismo tenemos mucho que hacer, estemos donde sea, perseguidos, presos, en el
gobierno, gobernaciones, en su propio desierto, en el silencio, en el miedo,
bajo las piedras, desplazados, vilipendiados, exiliados. Tenemos que trabajar
unidos para recomponer las fuerzas, reconquistar nuestros espacios, los
espacios del Pueblo, de Chávez. Así como vamos, cualquier cosa distinta al
futuro de país por lo que tanto luchamos, puede pasar, enfrentamos situaciones
complejas, enemigos poderosos, el autoritarismo y los extravíos del poder.
Hay que desbaratar el nuevo
pacto que el madurismo ha hecho de espaldas al pueblo, no podemos seguir
presenciando cómo nuestro pueblo se hunde en la miseria y desesperanza.
Compatriota, tú que me lees, le hablo al dirigente popular, al dirigente
político, al joven, desde cualquier sitio que te encuentres, no puedes seguir
pensando que no tiene que ver contigo, no puedes pensar desde el silencio del
cálculo político, que esta situación no te afectará algún día, no puedes presenciar
impávido como nuestra obra colectiva, el legado de Chávez, por lo que tantos
han dado su vida, se pierda en un intento vano de mantener el poder a costa de
lo que sea, “… nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por
tí.” Con Chávez siempre ¡Venceremos!
18-03-18
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