Por Jesús Hurtado
El anuncio de la puesta en
vigencia de un nuevo cono monetario a partir de junio próximo se topa con dos
dificultades iniciales: la cantidad de billetes que será necesario imprimir, el
costo de dicha impresión y el escaso tiempo que falta para la puesta en
vigencia el bolívar soberano.
Billetes no hay
De acuerdo con las
estadísticas de la firma Econoanalítica basadas en las cifras del BCV, desde el
2010 la cantidad de billetes circulantes en Venezuela supera los
15.500 millones de piezas -según dados del BCV
para mediados de febrero 2018-, lo que significa que el país deberá suplantar
esta cantidad de billetes si se espera evitar un colapso similar al que vivimos
actualmente.
Y no hay tiempo para imprimir
esa cantidad de billetes. “Estamos muy cortos de tiempo para hacer una
reconversión. Es necesario que tengamos todos los billetes que se necesitan si
queremos evitar problemas en el sistema de pago”, afirmó Efraín Velásquez,
presidente del Consejo Nacional de Economía.
Para el economista, resulta
poco probable que el gobierno pueda llevar adelante con éxito el lanzamiento de
una nueva moneda sin tener en el país la cantidad de piezas necesarias.
Igual opinión sostiene la
economista Tamara Herrera, para quien el gobierno no tiene la capacidad
financiera para encargar la cantidad de billetes que va a requerir la economía.
“Tengo mis dudas de que el nuevo billete esté listo en tres meses”, afirma.
El tiempo apremia
Para la pasada reconversión
que entró en vigencia el 1° de enero de 2008, el Banco Central de Venezuela
(BCV) inició los estudios relacionados dos años antes (en 2006), aunque el anuncio oficial fue hecho por Hugo Chávez en febrero
2007.
Evidentemente, los poco más de dos meses que faltan para que arranque la nueva
familia de moneda lucen totalmente insuficientes.
“No hay tiempo, no es solo
cuestión de decir voy a sacar un nuevo billete y ya, es adecuar todo el sistema
de pagos para la circulación de un nuevo billete”, señaló el economista Carlos
Martínez, quien recuerda que aun los bancos nacionales no han podido adaptarse
a la actual familia de billetes, mucho menos podrán hacerlo con la nueva.
En efecto, la pasada
reconvención llevó muchos años de preparación, y ya para 2007 estaban en el
país la casi totalidad de las piezas (billetes y monedas) que se necesitaron en
aquel momento.
“Tendremos dificultades con el
sistema de pago”, advirtió Velásquez, asegurando que es muy poco probable que
el país pueda contar con la cantidad de billetes necesarios para satisfacer la
demanda de efectivo en medio de un proceso hiperinflacionario.
Dólares tampoco
El costo de la reconversión es
otro detalle a tomar en cuenta a la hora de llevar adelante el proceso, toda
vez que ello requerirá de una considerable erogación de dólares en medio de la
gran sequía de divisas que padece la república.
Si bien no existe una cifra
precisa y oficial, el economista Asdrúbal Oliveros señala que el proceso anterior
requirió la erogación de unos 40 millones de dólares solo para el sistema
financiero, en su mayoría para la adecuación tecnológica. “En las condiciones
actuales, la banca no tiene capacidad financiera para ello”, dijo Oliveros en
su cuenta de la red twitter.
Y ello no incluye el monto que
se requiere para la impresión de la nueva familia monetaria. “Es un costo más
que significativo porque buena parte de los billetes y monedas se imprimen en
el exterior, y eso significa dólares”, añade Efraín Velásquez.
Trae además a colación las
dificultades que ha tenido el gobierno para imprimir billetes suficientes de la
actual familia debido a la falta de pagos a los proveedores de papel
moneda. Vislumbra que la única manera que tiene el gobierno de
garantizar que el arribo de billetes o insumos para su impresión en el país, es
el pago anticipado a los proveedores, una posibilidad que luce remota en medio
de la escasez de dólares actual.
24-03-18
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