Leopoldo González Barajas 22 de marzo de 2018
Pese a las peticiones de Acnur a los
países de la región de recibir y reconocer la situación de vulnerabilidad de
los venezolanos, así como evitar "forzarlos" a regresar al país, esta
semana se conocieron varios casos de personas devueltas de México sin razón
aparente
Pese a
las peticiones de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA y el Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) a los países de
la región de reconocer la situación vulnerable de los venezolanos y no
“forzarlos” a retornar al país, se han hecho públicas las historias de varios
venezolanos que han sido devueltos de México sin razón específica.
Esta
semana se dio a conocer la historia de varios venezolanos que fueron devueltos
de Migración México cuando intentaron ingresar al país provenientes de Colombia
y Venezuela. El primer caso que se dio a conocer fue el de Oriana Vargas, de
profesión diseñadora, que cruzó la frontera a Cúcuta el pasado 15 de marzo y
cuatro días después, el 19, intentó viajar a México.
“Yo
llego el 19 en la tarde a México, pasé para las salas migratorias. Allí el
proceso de migración de todas las demás personas no tardaba ni cuatro minutos,
era rápido. Cuando paso yo y ven que mi pasaporte es venezolano, me detienen y
me pasan a una oficina, donde me preguntaron el motivo del viaje, por qué me
quedaba tanto tiempo…”, contó Vargas a NTN24.
De
acuerdo con su testimonio, la joven fue retenida junto con otras cuatro mujeres
y cuatro hombres, todos venezolanos, a quienes les retuvieron sus pasaportes,
se les negó comunicarse con cualquier persona y fueron continuamente
cuestionados por sus intenciones de viaje. Según Vargas, las autoridades no
prestaron atención a la carta de invitación que traía y les hicieron firmar un
documento, sin previa lectura, en las que se les negaba la entrada al país.
“Nos
trataron muy mal en migración (…). Los policías se reían de nosotras cuando
llorábamos o preguntábamos por qué estábamos ahí”, contó Vargas y explicó que,
al ser devuelta, en Migración Colombia le informaron que “México no especificó
la razón del rechazo. No hay un patrón común, solo la nacionalidad”.
El
caso de Vargas no es el único. El venezolano-chileno Santiago Errázuriz también
narró a través de Twitter una experiencia parecida. Viajó a México el pasado 20
de marzo, invitado por una compañía para trabajar y con intención de quedarse
cinco días en la capital azteca. La oficial de migración, al ver que poseía
pasaporte venezolano, llamó a otro oficial migratorio, lo hicieron pasar a un
cuarto y lo interrogaron sobre su intención de viaje, tiempo de permanencia,
entre otras cosas.
Hoy me toco sufrir la mas grande
humillación a la cual he sido sometido desde que tengo memoria. Y lo mas
irónico es que fue una humillación motivada por razones xenofobicas. Mi único
“delito” fue poseer la nacionalidad venezolana.
“Le
presenté mi carta de invitación al evento corporativo al que tenía que asistir,
junto a mi acreditación. Esta ni se molestó en leerla, solo la tomó, la miró
unos diez segundos y me las regresó (…). Le insistí para que me explicara por
qué me tenían detenido en esa oficina. A lo que me respondió diciendo: “Puede
ser sincero conmigo, es lo mejor si quiere salir de esta situación. ¿Cual es el
motivo de su visita a México? ya que vemos muchos venezolanos por acá y dan
mucho problema”, narró Errázuriz en Twitter.
Errázuriz
tiene doble nacionalidad, pero solo viajaba con pasaporte venezolano. Al pedir
a la oficial que contactara a un representante en la embajada chilena, ella
solo respondió “aquí los venezolanos no dan ordenes”. Entonces le fue negada la
entrada y fue escoltado por dos policías mexicanos hasta que abordó un nuevo
vuelo.
El
pasado 14 de marzo también fue reseñado el caso del músico Jesús Alexander
Pérez, perteneciente a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar. Pérez iba a
reencontrarse con su familia; no poseía una carta de invitación —asegura que en
la Embajada de México en Venezuela le habían dicho que no era necesaria—, pero
sí una visa de residencia mexicana vigente desde el 31 de enero de 2018.
Los
funcionarios de migración lo retuvieron en una habitación sin ventanas, con un
banco de cemento empotrado a la pared y un pequeño baño, donde pasó la noche.
Al día siguiente fue escoltado por los propios oficiales de migración hasta la
puerta del avión, donde le regresaron el pasaporte. Fue devuelto a Venezuela.
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