Julio César Arreaza B. 04 de junio de 2018
Me ha
conmovido profundamente leer un sentido escrito de Roque Rivera, un venezolano
cabal que dedicó 40 años de su vida al servicio de la Industria Petrolera. El
petrolero comenzó a trabajar a la edad de 16 años, en la refinería Shell Cardón
como mensajero. Tuvo la visión e iniciativa de viajar y permanecer dos años en
Europa para aprender inglés e Italiano.
Roque
se pregunta de qué le sirvió haberse ubicado en el mejor sitio para aprovechar
y practicar lo aprendido como fue la Gerencia de Comercio Exterior, donde era
indispensable, por lo menos, ser bilingüe para la comercialización de los
productos, bien por vía telefónica o mediante visitas a clientes en el
exterior. Se interroga de qué le sirvió
la entrega y sentimiento de pertenencia hacia la empresa desarrollada durante
40 años dedicados al trabajo productivo, rodeado de buenos compañeros que
tenían la responsabilidad de vender los hidrocarburos producidos. El petrolero
se pregunta de qué le sirvió haber sido testigo presencial de la
nacionalización de la Industria Petrolera, cuando se quitó la gorrita de Shell,
para ponerse con orgullo la gorrita de Maraven.
Se
pregunta también de qué le sirvió haber participado con un granito de arroz en
la construcción de PDVSA, orgullo del país en sus comienzos y hoy tristemente
desahuciada para vergüenza y dolor nuestro.
Finalmente
se pregunta, de qué le sirvió todo esto. Lo envuelve un sentimiento vacío, sin
respuesta lógica, tiempo perdido, tiempo que se fue y no volverá. Situación
frustrante. Quieres castigar al culpable y no puedes. Te somete.
Sigue
diciendo Roque: aceleran el desgaste de tu existencia a través de situaciones
que te afectan y poco a poco te consumes, tu cuerpo pierde peso y tu salud
empeora. Falta poco para tu final, pero la obra de ellos continuará, sin el
final que tanto nos gustaría ver, final que ya no podremos ver ni disfrutar.
Sobre
las interrogantes que planteas aportas una sabia respuesta: valió la pena y doy
gracias a Dios que por lo menos me permitió sacar adelante una familia con tres
hijos y mi motivo para desear aún la permanencia en esta tierra de gracia, que
algunos mal nacidos han convertido en valle de lagrimas o más bien en tierra de
desgracias.
Hasta
aquí lo expresado por Roque Rivera un hombre integro de 80 años.
Yo me
permito complementar: contigo se hizo realidad la fórmula digna del compromiso
ciudadano expresada por el civilista Rómulo Gallegos: Confianza puesta en mi,
nunca será defraudada. Si valió la pena Roque. Tu cumpliste como constructor de
ciudadanía y de País. Lo que sucede no es culpa para nada tuya. Gracias a tu
ejemplo como el de otros tanto las nuevas generaciones reconstruirán el país
sobre bases republicanas. Y tu verás Dios mediante el final de las mafias del
narco régimen.
¡Libertad
para los presos políticos y regreso de los exiliados!
Julio
César Arreaza B.
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