Por Gregorio Salazar
¿Por qué Nicolás Maduro lanzó
al cesto de la basura el testamento político del líder de la revolución
bolivariana, aquel destinado a ratificar la Venezuela líder y antiimperialista
y a consolidar el destino grande de la Patria de Simón Bolívar? Esa es una
pregunta cuya respuesta debería buscar con ahínco el pueblo chavista porque
estamos hablando nada menos que del Plan de la Patria que recibió de manos del
comandante en el trance agónico del 2012.
Ese plan, acuérdate Nicolás,
fue aprobado con toda solemnidad democrática el 7 de octubre de 2012 y tú
ratificaste el compromiso el 11 de marzo de 2013. Uno supone que el legado
de Chávez considerado “nuestra carta de navegación” y “nuestro escudo soberano
para defendernos de las agresiones”, no puede ser olvidado y en consecuencia
desechado, como evidentemente ha ocurrido, siendo que tenía como objetivo
fundamental convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo
económico y lo político.
Es muy de lamentar que en la
recién finalizada campaña para la auto reelección presidencial no hubiera
un candidato que, Plan de la Patria en mano, le reclamara a Maduro el
cumplimiento de los grandes objetivos que le encomendó el comandante supremo.
No podía asumir una nueva etapa revolucionaria quien se manejó de manera tan
distante del cumplimiento de la primera.
Y dentro de todos esos
objetivos históricos y estratégicos resulta forzoso detenernos en aquel
dirigido a “consolidar el papel de Venezuela como Potencia Energética Mundial”.
Es decir, ya éramos una potencia en ese campo y Maduro llegó con el encargo de
consolidar ese rol en línea con las inmensas reservas de hidrocarburos que
poseemos.
Veamos el punto 3.1.1.1 que
señala textualmente: “Alcanzar la capacidad de producción de crudo hasta 4 MMBD
(millones de barriles por día) para el año 2014 y 6 MMBD para el año
2019”. Fíjate, Maduro, no fue solamente que no se llegó a la meta fijada
para hace cuatro años, sino que la producción de PDVSA se ha hundido al punto
que hoy apenas supera el millón de barriles diarios y seguimos en picada. Te
comprometiste, además, a llevar la producción de la faja petrolífera bautizada
con el nombre del paladín rojo a 4 MMBD y hoy apenas nos aproximamos a la
cuarta parte de eso.
Quítale, por favor y cuanto
antes, el nombre del comandante a semejante desastre
Pero la retahíla es larga,
señor presidente: tenía que desarrollar 6 nuevas empresas mixtas y allí lo que
hubo fue una eclosión de la corrupción. Se debieron construir nuevos
mejoradores para el crudo extra pesado, y no pasó absolutamente nada. Tenía que
construir dos nuevas refinerías, una en Cabruta y otra en el complejo
industrial José Antonio Anzoátegui, y lo que está ocurriendo es que estamos
perdiendo las que teníamos desde hace 70 años. Había que perforar 10.500 pozos
horizontales de petróleo. ¿Y dónde están?
Tampoco vemos el terminal de
aguas profundas en el Estado Sucre ni las cinco plantas termoeléctricas con una
capacidad de generación de 2.620 MW, a las que se comprometió Maduro en el
punto 3.1.2.8. No aparecieron las 6 bases petroindustriales socialistas ni los
dos condominios industriales en las áreas de Carabobo y Junín. ¿Pero cómo, si
es que la revolución demuele al instante todo lo que huela a producir,
fabricar, construir sea público o privado?
Por esta vez nos vamos a
detener aquí sin incursionar en otras áreas donde el incumplimiento, el olvido
total de las metas es ostensiblemente grosero. Nos falta espacio y nos
sobra dolor al ver al crédulo y consecuente pueblo chavista tan miserablemente
estafado.
10-06-18
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